Qué es un gobierno fuerte? En principio, uno piensa que es aquel capaz de transformar el país, de
aumentar la riqueza y contribuir a que se distribuya más justamente, de colaborar activamente para
que reine la paz y crezca el bienestar de sus habitantes gracias a una buena administración. Uno
cree también que un tal gobierno lograría una importante adhesión del electorado y eso lo haría
fuerte. Pero la idea kirchnerista de un gobierno fuerte es otra. Para empezar, un gobierno fuerte
es el que hace muchas manifestaciones de fuerza. En ese sentido, es importante convocar a actos
públicos diarios en estadios, plazas o recintos colmados de gente que aplaude, grita y ovaciona.
Así se fortalece la moral propia y disminuye la de los adversarios. También es importante no
incurrir en debilidades tales como remover a los malos funcionarios, acordar políticas de Estado
con la oposición o consensuar las medidas con los interesados. Ni hablar de tener una relación
amistosa con el mundo: fuerte es el gobierno que se aísla y contempla con indisimulada satisfacción
la desgracia ajena creyendo que nunca será causa de la propia.
Pero lo verdaderamente revolucionario de la idea kirchnerista de la fortaleza es que no
intenta producir cambios en la realidad económica o social, lo que en definitiva está al alcance de
cualquiera, sino lograr una mutación de las cualidades epistemológicas de los objetos. Como es un
concepto difícil, daré un ejemplo. Hace un mes, la mentiras en las mediciones del INDEC se habían
hecho tan flagrantes que hasta varios miembros del Gobierno sostenían que había que terminar con
esa patraña. Pero ya no es así. Los funcionarios que osaron exponer esa visión han sido
convenientemente disciplinados y ahora niegan sus dichos de otrora, no aceptan que exista la
inflación, ni que la pobreza aumente ni menos aún que los responsables de esas cifras deban dejar
sus cargos. Gracias a la energía cósmica de los Kirchner, lo que ayer era falso hoy es verdadero. Y
lo será aún más el día en que los ciudadanos comunes vayan al supermercado y, contra lo que sus
ojos les informen, sus mentes comprendan que los precios jamás aumentan. Ese es el ideal de un
gobierno fuerte.
*Crítico y escritor.