Las fotos roban el alma. Leyendas de pueblos originarios, tanto de América del Sur como del Norte, nos cuentan que estos habitantes creían que el hecho de ser fotografiados hacía perder el alma.
El alma era sustraída a través de esa máquina para quedar atrapada en un papel, tal vez eternamente.
En nuestro idioma, también en el inglés, usamos los verbos “sacar” y “tomar” aplicados a la foto, lo que de algún modo confirma el saqueo del alma que presuponían aquellos indígenas. Utilizamos más las palabras “sacar una foto” que el verbo “fotografiar”.
Claro, la fotografía era una novedad sin explicación en los albores del siglo XX, como aún hoy nos parece que la tecnología innovadora y la magia recorren juntas grandes trechos del camino.
¿Qué dirían aquellos pobladores colonizados ante la proliferación de cámaras en celulares, que hoy no sólo nos toman fotos, sino que la autofoto, la selfie, se ha extendido tanto en la cultura cotidiana?
La imagen sigue avanzando con un peso tal que reemplaza, con prepotencia, al lenguaje hablado y escrito. Compite la foto con la palabra en todas sus formas, de modo que la vieja ecuación una imagen = mil palabras debería ser reformulada.
Mientras tanto, una discusión ha ganado la prioridad en las noticias. El tema del impuesto a las ganancias, que le dio origen, pasó a un segundo plano para mostrarnos los vaivenes de nuestra desorientada dirigencia.
Veamos A: promesa de campaña “Hay que eliminar el impuesto al salario”. Veamos B: dos de los tres integrantes de la CGT actual nada dijeron, en años anteriores acerca de este impuesto. Veamos C: de los opositores que aprobaron el nuevo proyecto en Diputados no se escuchó una palabra al respecto mientras fueron gobierno. Veamos D: vamos a vetar. Veamos E: no vamos a vetar. Veamos F: el proyecto de la oposición crea impuestos sin sustento real en los números y daña las inversiones futuras. Veamos G: ahora sí vamos a dialogar.
En el ínterin, los trabajadores esperan una mejora concreta, donde el impuesto no pegue duramente en el salario.
Pero, volviendo al tema de la foto, una extraña imagen ganó los medios la semana pasada. Ver posando en el mismo cuadro, habiendo pasado apenas un año, a los que dicen representar caminos diferentes y antagónicos, ya no requiere explicación. La imagen lo dice todo, con una novedad, el que no quiso aparecer en la foto para no quedar retratado, a ese que no estaba, todos lo vieron.
Su espíritu, a la inversa de lo que creían en el pasado, fue el que quedó atrapado en la foto aunque su imagen no estuviera ahí.
Toda fotografía, en definitiva, habla del pasado. Toda foto es reflejo de algo que ya pasó. Pero hay fotos que, aun con su carga de pasado, pueden advertirnos del futuro.
Algo de eso nos quedó en la retina en la señalada imagen de la Cámara de Diputados.
*Secretario general de la Organización de Trabajadores Radicales (OTR Capital).