Verdad y Ejemplo son las dos palabras que pueden sintetizar la solución para salir de este difícil momento en el que nos encontramos. Es cierto que era obligación de esta administración haberlo hecho el primer día de su mandato, pero nunca es tarde para rectificar. En efecto, contarle al país el desastre real que nos dejaron aquellos que se fueron y hacer un esfuerzo en el sector público comenzando por el propio Presidente, son los dos pilares sobre los que debió construirse las bases de esta nueva etapa del país.
El gobierno tiene que dar el ejemplo congelando sueldos y recortar progresivamente las escalas más altas de la administración pública nacional, provincial y municipal; como también sentando en la mesa al Poder Legislativo y Judicial. Las jubilaciones otorgadas sin aportes también es necesario que se sumen a este esfuerzo y recortar las de privilegio. De la misma formas todos los gastos superfluos y las obras cosméticas deben ser afectadas.
Hecho en gradualismo. Le cerraron el crédito al ministro Caputo, la sonrisa de aquella tarde del papelito se apagó; se acabó la plata dulce para la fiesta del sector público y por eso nuevamente acudimos a la ayuda del FMI, es decir que nos fuimos a la B. Si no te prestan en el mercado y tampoco acudís a los brazos del chavismo al 15%; solo se queda pedir la ayuda de la señora Lagarde, la que te recibirá con los brazos abiertos como un médico que te someterá a un intensivo tratamiento, propio de un paciente que ingresa a terapia.
El dólar en 25 pesos, el riesgo país en unos 485, la caída de la bolsa por momentos en -3,5% y la tasa en 40% son una de las consecuencias de la conferencia del "Día de los Inocentes". Esa forma de hacer política concentrando el poder en unas pocas manos, contrario al espíritu republicano finalmente trajo consecuencias. Hoy la propia torpeza es el principal adversario de un gobierno sin oposición, que tiene funcionarios que te militan el sueldo en tuiter con la vida; tranquilamente podemos decir por estos días que no hay nada más golpista que ser gradualista.
"Boludeaste dos años con la buena onda, ahora vas a recoger inflación en la previa a las elecciones", el mensaje de Carlos Melconian fue tan duro y cierto como el de José Luis Espert "Marcos Peña rompió el juguete caro llamado Argentina, que le dió Mauricio Macri". El precio de gobernar con encuestas en la mano, tratando de agradar a los que te odian y dispuestos a pagar ningún costo tienen consecuencas.
La impericia que sufrimos por estos días parece no tener costo político para ningún funcionarios; por el contrario solo se pueden ver mensajes que evaden la realidad; tal como María Eugenia Vidal diciendo "Que digan cuál es la alternativa, sin ajuste", cuando con tarifas y devaluación le suman peso a la mochila del sector privado, o Marcos Peña afirmando que la culpa del quilombo en el que nos metieron es por el “exceso de entusiasmo. Tampoco podemos dejar pasar las afirmaciones de Elisa Carrió que habló de "Golpe cambiario para destituir al Presidente" o diciéndole a los productores "no retengan la soja". Si frente a la propia torpeza, la respuesta es hablar del plan destituyente; solo nos queda abrocharnos los cinturones para afrontar la turbulencia.
Hoy vamos a atajar el penal de las Lebacs, pero nada habrá para festejar, ningún gol para gritar; devaluamos, sin plan y sin funcionarios ajustándose solo continua la serie de penales. El viernes el FMI comenzará a atendernos, arrancaremos oficialmente la temporada en la B; mientras tanto "habemus" un nuevo aumento en el gasto de $1275 millones.
En esta versión deformada de la realidad es admirable la cantidad de TVs que se venden, igual que en el 2006, 2010 y 2014; ni hablar de toda la gente que se va de vacaciones cada año o la industria automotriz creciendo al ritmo de Brasil. Todos estos son los maravillosos resultados de un plan económico medio pelo.
En el 2015 había un país con muchos problemas, pero con mucha expectativa aquí y en el exterior. Hoy quemaron dos veces ese capital político, ahora se hace cuesta arriba y con menos credibilidad poder curar al paciente. El Gobierno está en un momento de debilidad y con un plan de morondanga. Esta administración necesita el apoyo de todos y es necesario un gran acuerdo nacional. Si el Gobierno no tiene la grandeza de convocar a todos los sectores para resolver el tema del gasto; la oposición, los empresarios y todos los que queremos bien al País debemos instar a que se concrete.