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Genética textual

El viernes de la semana pasada, Charly García presentó en las radios hispanoparlantes su “nuevo tema”, Deberías saber por qué, pérfidamente promocionado como “el tema de la recuperación”.

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El viernes de la semana pasada, Charly García presentó en las radios hispanoparlantes su “nuevo tema”, Deberías saber por qué, pérfidamente promocionado como “el tema de la recuperación”. El regreso del más grande músico popular argentino de todos los tiempos (con la sola excepción de Gardel) era, así, promovido como una vuelta del infierno y el nuevo tema, como un canto órfico capaz de vencer incluso a las potencias del Hades. Horas antes, semejante operación había sido desmantelada cuando aparecieron versiones previas a la “cura” que, salvo por los impecables arreglos de la versión ahora distribuida, suenan exactamente igual. ¿Exactamente? Tal vez no.

En una de esas versiones, García introduce el tema diciendo que se trata de “una canción que hice hace dos días y medio que no le dice a la gente que me siga como a los Beatles o a los Rolling, qué se yo, sino que le dice a la gente que me siga por los motivos correctos”.

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Deberías saber por qué habla, en efecto, de eso: “Si en verdad me tomás en serio, deberías saber por qué”. Y agrega con pesadumbre: “Todos van hasta ahí nomás”.

En algunas de las versiones previas (la tarea de la genética textual es precisamente la comparación de protoversiones y pretextos con las “versiones definitivas”), lo único diferente es la serie de gerundios que componen la tercera y la cuarta estrofa. Donde ahora se escucha “andando, preguntando, discurriendo, caminando”, Charly alguna vez cantó “grabando conciertos, discutiendo...”. Muchas páginas de la red (basándose en quién sabe qué fuentes) llegan incluso a transcribir “esquivando tu manera de ser” como “exponiendo tu manera de ser”. Parecería que esos versos débiles se prestan y se prestarán a la variación infinita según el ánimo del intérprete en el escenario, y está bien que así sea.

Mucho más molesta es la oscilación entre el “tomás (en serio)” de la primera stanza y el “te pones (la camiseta)” que encabeza la segunda, donde no se sabe bien qué lengua es la que se está usando. El final, “si es que entraste a mi apartamento”, con esa palabra tan de doblaje para el gusto argentino, parecería refrendar la hipótesis de una lengua más bien neutra y universal (acorde con una campaña de lanzamiento diseñada hasta la ignominia de hacerle decir al artista que “Quizás, quién te dice... Me veo casado y con hijos”), pero esa hipótesis entra en colisión con la persistente repetición del “che”, tan necesaria para el efecto buscado (y en el cual se resume, acentuado, el sentido de la canción, como bien puede verse en uno de los videos de la protoversión que circula por Internet, en el cual Charly casi patea inadvertidamente la cabeza de un espectador distraído, para mejor subrayar el sentido de esa apelación tan nuestra y tan enfática).

Que la publicidad miente y daña no es novedad alguna. En este caso, es una pena que la discusión sobre la veracidad sobre las circunstancias de composición de un tema obturen la posibilidad de analizar su evolución y el modo en que se transforma de una cosa en otra, es decir tomarse en serio a quien está pidiendo a gritos que eso hagan.

Seriamente considerada, Deberías saber por qué es una hermosa balada más bien clásica, dividida en dos por un silencio impresionante de cinco segundos, que trastabilla en algunos versos y fuerza algunas desinencias verbales para adecuar el texto a la música. Charly tuvo tiempo suficiente para resolver esas cuestiones menores, y si no lo hizo, tal vez fue porque pensó que en la primera mitad ya estaba todo dicho.