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Guerra interior

El presupuesto destinado a la inteligencia "interior" supera los 1.200 millones de pesos, suma injustificada en un país sin conflictos bélicos ni confrontaciones con otras naciones.

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| Telam

El Ministerio de Defensa ha confirmado que el presupuesto de la “inteligencia” interior, esto es, del espionaje, y la recolección de datos confidenciales por parte del Ejército dentro de las fronteras argentinas, ha pasado de 168.200.000 pesos en 2010 a 431.100.000 pesos en 2014. Esto quiere decir que el presupuesto para el espionaje doméstico ha sido incrementado en estos últimos cuatro años de gobierno de Cristina Fernández de Kirchner en un 156%.

La información apareció este 25 de agosto en la primera plana, en el diario La Nación, con la firma del periodista Mariano Barrio, y está basada en un dato que el Ministerio de Defensa no ha podido desmentir. Se trata de una recopilación de informaciones presupuestarias llevada a cabo por el Centro de Investigaciones y Estudios Estratégicos, una entidad privada que dirige Miguel Ángel Toma. Hay derecho a decir, en un país donde a menudo el peso especifico de la información suele condicionarse a quien que la origina, que Toma es un peronista de toda la vida, licenciado en Filosofía y Teología por la Universidad del Salvador, tiene 65 años, fue secretario de Seguridad Interior en el gobierno de Carlos Saúl Menem, fue secretario de Inteligencia de Estado en la presidencia de Eduardo Duhalde, y desde los años 80, formó parte de la renovación peronista. En el fugaz gobierno de 24 horas que encabezó Ramón Puerta sobre fines del año 2001, Toma fue ministro de su gabinete, como lo fueron Jorge Capitanich y Humberto Schiavoni. Capitanich hoy es Jefe de Gabinete de Cristina Kirchner, y Schiavoni es un importante dirigente del PRO, el partido de Mauricio Macri.

Mientras que el presupuesto de la Dirección de Inteligencia del Ejército (el servicio doméstico de espionaje y seguimiento del Ejército argentino) aumentó en el cuatrienio 2010/ 2014 el 156%, la Secretaría de Inteligencia de Estado (SI), que formalmente conduce Héctor Icazuriaga, tuvo un incremento del 34%, en una palabra, retrocedió de manera muy visible. La Secretaría de Inteligencia, la ex SIDE, dispuso para 2014 de un presupuesto de 689.300.000 pesos, a lo que hay que sumar 431.100.000 pesos que se los dieron, naturalmente, al General César Milani.

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Milani fue designado por Cristina Kirchner como jefe del Ejército el 3 de julio de 2013, tras haber sido jefe de Inteligencia, lugar desde el cual cultivó y perfeccionó una relación estupenda, con la Presidente. Nunca antes, ni siquiera en las épocas de la represión ilegal de los regímenes militares, la especialidad Inteligencia del Ejército llegó a una posición tan destacada y prominente dentro de la fuerza.

Es algo entre desconcertante, paradójico y enloquecedor. ¿Qué hipótesis de guerra se barajan en el Ejército? ¿Qué enemigos exteriores confronta la Argentina? ¿Qué escenario preocupante se presenta que amerite que la especialidad Inteligencia (espionaje interior) haya sido favorecida presupuestariamente de manera tan evidente?

Tengo para mí que hay una primera hipótesis que debe ser incluida en la respuesta a mi propia pregunta: esto no se trata solo de “inteligencia”. Evidentemente hay un esfuerzo muy importante y muy direccionado de la Casa Rosada de darle fundamentos presupuestarios sólidos a la labor de Milani, que ha proclamado muy fresca y abierta su alineamiento político y sobre todo ideológico con el Gobierno. Milani ha dicho en varias oportunidades, además de mostrarse junto a Hebe de Bonafini, que el Ejército está ahora alineado con el modelo nacional y popular. El modelo nacional y popular, tal y como lo hemos conocido en la Argentina kirchnerista, va de la mano de los presupuestos “nacionales y populares”, porque no es puro cariño, ni amor, ni menos que menos, adoctrinamiento o convicción ideológica lo que está en juego. Lo que acá vemos es realmente un plan muy bien solventado por el Estado para fortalecer a Milani.

Hay derecho a preguntarse, cuando se suman estas cifras y se llega a la colosal de los 1.238 millones de pesos al año entre Ejército y ex SIDE, si la Argentina puede darse el lujo de afrontar este gasto enloquecedor, sobre todo cuando el país, afortunadamente, hoy, no tiene no solamente hipótesis, sino ninguna posibilidad verdadera de entablar un conflicto militar con nadie. Es algo de lo que me felicito como argentino. La Argentina ha terminado pacíficamente su largo contencioso con Chile, tenemos, desde luego, chisporroteos con Uruguay, que habrán de terminar en diciembre del año que viene, pero no tenemos posibilidades de ir a la guerra con nadie, porque, además, la guerra afortunadamente en América del Sur, está por lo menos prescripta, no hay posibilidad que haya enfrentamientos militares, algo que hace que esta sea una región muy bendita del planeta.

Entonces ese dinero, ¿a dónde va y para qué va? ¿Con qué derecho moral este país puede estar gastando 1.238 millones de pesos al año solventando una Dirección de Inteligencia del Ejército y una ex SIDE que no tienen razón aparente para recibir tanto dinero? ¿Qué dirían los palafreneros del gobierno “nacional y popular”? ¿Qué diría la izquierda kirchnerista o no kirchnerista si tamaño presupuesto hubiera sido aprobado por un gobierno civil no electo desde las filas del peronismo? Pero como bien dijo Cristina Kirchner en más de una oportunidad, no hay nunca que olvidar que el fundador del peronismo fue un teniente general de la Nación Argentina, cuyo mayor orgullo, al final de su vida, era recuperar su grado y su uniforme con el que fue velado, tras morir el 1º de julio de 1974.

Por eso, cuando uno advierte cuánto se está gastando en un país en donde tanta gente tiene hambre, no puede llegar a fin de mes, no tiene ni para vestirse ni para calzarse, cuando uno advierte, la tamaña indecencia que esto está suponiendo, creo que tiene la película completa. La inteligencia interior es, en consecuencia, el norte y la orientación de la brújula ideológica del Gobierno. Esto será así hasta, por lo menos, diciembre de 2015, a menos que el general Milani tenga otros planes, en los que ni siquiera quiero pensar.

(*) Emitido en Radio Mitre, el martes 26 de agosto de 2014.