La historia del “aparecido” Luis Gerez forma parte de una larga cadena de hechos falsos, testigos mentirosos, internas políticas y espectaculares operaciones de prensa. Aunque típicamente argentina, es también una especie de versión remixada del cuento del pastorcito y el lobo pero, en este caso, el lobo había nacido en Santa Cruz. Mientras el Gobierno tironea de la causa para pasarla al fuero federal, los resultados obtenidos por la fiscalía local profundizan la pista política. Esta semana, la investigación hará foco en el entorno político de Gerez, y su posible vinculación con delincuentes comunes de la zona de Escobar. Por otro lado, una investigación llevada a cabo por este equipo de PERFIL nos permite concluir, sin duda alguna, que Gerez apareció varias horas antes del discurso presidencial, el Gobierno lo sabía y lo que se vio por la pantalla fue simplemente un ejercicio de manipulación del público.
EL LOBO, EL LOBO
Si pensáramos antes de hablar, o antes de repetir palabras y razonamientos ajenos, podríamos advertir con claridad la cantidad de juicios sin fundamentos que hacemos a diario. El “caso Gerez” está repleto de esas medio verdades que se completan en la opinión pública a fuerza de reiteración. El periodismo, al tratar de transformar problemas complejos en ideas simples de comunicar, ayuda a completar la confusión. Repetimos, por ejemplo, que el testimonio de Gerez fue “clave” en la destitución de Patti. El 20 de abril de 2006 a las 11.25 de la mañana, Gerez declaró ante la Comisión de Peticiones, Poderes y Reglamentos que estuvo “detenido en la Comisaría de Escobar, pero no por un hecho político, en el año 1972. Hubo un crimen en mi barrio: mataron y violaron a un chico que era conocido mío. Entonces, fui detenido por dos o tres días (…). Recibimos amenazas de algunos policías de esa dependencia”.
—¿Puede recordar quiénes lo amenazaron? –le preguntó Vargas Aignasse, presidente de la Comisión, a Gerez.
—Eran dos o tres personas –dijo– y recuerdo a uno de ellos perfectamente: estaba Luis Abelardo Patti. Querían que dijéramos cosas que no sabíamos, que desconocíamos totalmente. Y esa noche alguien me retiró del lugar con una bufanda vendándome los ojos, y me llevaron a un cuarto donde por lo menos había tres personas. Yo escuchaba risas, decían: “Bueno, ahora vas a saber”, y creo que había un técnico que decía: “Metelo a la parrilla”, y empezaron a torturarme con picana.
—¿Usted pudo reconocer a alguien en ese momento?
—No. Yo no vi nada, pero pude reconocer voces. Una de ellas fue la del que me hacía más preguntas; a lo mejor no era el que ponía la corriente, pero sí uno de los que dirigía y decía: “Ponele detrás de la oreja que éste se caga”. Una de esas voces la tengo reconocida como la del comisario Patti.
—En ese momento, ¿usted tenía los ojos vendados?
—Sí, por eso hablo de voces, nada más. Otra voz que escuché fue la del policía Santos; todos eran muy conocidos porque era un pueblo chico, de veinte o treinta mil habitantes.
—¿Que edad tenía usted en ese momento?
—No tenía 17 años.
Así termina el “testimonio clave”. Si Patti es culpable de torturar, como consideramos que lo es, no puede serlo por un testimonio tan endeble. Pero el trabajo de la Comisión fue político y no jurídico, y Patti –como tantos otros– no debería haber llegado a la instancia electoral, pero es parte de otra discusión.
Cuando todo sucede bajo la órbita judicial, el hecho cambia: en la causa en la que Patti está acusado del asesinato de Ramón Goncalves, Gerez declaró el 8 de septiembre de 2005, y el 24 de octubre de ese año, el juez Villafuerte Russo dijo que no llegaba a “conmover los supuestos exigidos por el artículo 294 del Código Penal para pedir la indagatoria a Patti”.
Lo importante es que el país repitió durante semanas lo de “testimonio clave” y repetimos también, sin pensarla, otra presunción extraña: “Fue secuestrado por grupos que intentan intimidar a los futuros testigos en los juicios por derechos humanos”. Este segundo punto es importante porque puede presentárselo como una de las principales hipótesis de seguridad del Estado y no existe aún una sola prueba que lo sustente.
En off the record, son varios los funcionarios nacionales y provinciales que manifiestan su esperanza de encontrar a Julio López con vida y aún hoy no se animan a describirlo como un desaparecido. Si existe o no un grupo de tareas del túnel del tiempo, nadie mejor que el propio Gobierno para averiguarlo: nunca purgó la Secretaría de Inteligencia del Estado, mantiene los organismos ad hoc en las Fuerzas Armadas y la Policía, y la mejor imagen para investigar ese caso sería la de un perro mordiéndose la cola. Mientras el fantasma tan temido se mantiene en el terreno retórico, otros fantasmas nacen al calor de estos casos inciertos: la utilización política de situaciones que parecen, pero no son.
ABUELITA, QUE DIENTES TAN GRANDES TIENES…
Gerez desapareció a las ocho y media de la noche de un día miércoles, cuando salió de la casa de su amigo Jorge Altamirano, en Los Claveles 2685, en busca de carne para hacer un asado. En un barrio de casas bajas, un día feriado de verano, donde habitualmente los vecinos salen a matar el tiempo en la vereda, no pudo encontrarse hasta ahora ningún testigo del hecho. Ya fueron tomados 45 testimonios: ningún vecino ni transeúnte lo vio, nadie escuchó un grito, ni se encontraron huellas de alguna frenada. Una mujer cuadripléjica que sale a la puerta todos los días entre las seis y las diez de la noche estaba en diagonal a la esquina donde se habría producido el secuestro, y no vio nada ni recuerda nada especial sobre aquel día.
La agencia oficial Télam fue el único medio que pudo acceder a la declaración judicial de Gerez, algo que le está vedado incluso a su propio abogado. Según Télam, Gerez declaró que “fue ingresado a un vehículo, cuya marca ni color puede establecer y el recuerdo inmediato que tiene es el momento en que lo dejan en su lugar de cautiverio”.
Lo curioso frente al hecho es que, como en los típicos casos de infidelidad, la esposa de Gerez fue la última en enterarse: los compañeros de militancia de Gerez montan una “mesa de crisis” en casa de Altamirano y se ponen a investigar la desa-parición antes de las 10 de la noche de ese día, pero Mirta Praino recién se entera del secuestro de su esposo a las 5 de la mañana del día siguiente. Ninguno de sus amigos la llama para avisarle del hecho. Mirta es, de todos modos, una persona ejecutiva: según registró el disco rígido de su computadora a las 7.40 de ese día, apenas enterada de la desaparición de su esposo, concluye que el secuestro es político y le escribe una carta al presidente Kirchner dándole cuenta del hecho en esos términos. Luego se cambia, imprime la carta y viaja a Buenos Aires para encontrarse con Alicia, la hermana presidencial.
La hipótesis de la “zona liberada”, impulsada por varios medios, está desacreditada en la investigación: el móvil policial de la zona no tenía ABL (no confundir con Alumbrado, Barrido y Limpieza, así se denomina una especie de GPS que permite localizarlos según la cuadrícula en la que prestan servicios) desde 2004, por lo que es imposible determinar técnicamente dónde estaba. Pudo, por otro lado, probarse que no hubo comunicación por handy para liberar la zona, ya que el resto de los patrulleros la hubieran escuchado, y tampoco hubo comunicaciones vía Nextel. El policía de identidad reservada que declaró sobre la existencia de una zona liberada fue trasladado a Narcotráfico y posteriormente ascendido.
u Otra hipótesis impulsada desde Página/12 planteó dudas sobre la filiación política de los fiscales y su pertenencia a la interna política local: Facundo Flores es de Bariloche, y ocupa su cargo hace 6 meses; Inés Molinari va por su noveno año de fiscal y viene de la Justicia nacional, como Paula Gaggiotti, quien estuvo antes en la Defensoría y en Instrucción; y Andrea Palacios fue nombrada fiscal hace seis meses. Poco tiempo para tener una relación tan sólida con Patti, a menos que hayan pasado por una larga etapa epistolar, o de chat. La reacción de los cuatro al ver a un periodista es similar: entran en un cono de silencio. Temen que cualquier palabra salida de contexto resulte en un desvío de la causa al fuero federal. El último viernes recibieron una amable visita provincial advirtiéndoles que en boca cerrada no entran recusaciones.
Los que hablan encantados y con todo el mundo son los superespías de la SIDE K, que forma parte de una mesa de crisis en la fiscalía descentralizada, y juegan al buraco con los megaespías de la Federal. Cada vez que los fiscales citan a un testigo de identidad reservada, ellos aparecen silbando bajito alrededor, al punto que se presentó una queja pidiendo que se trasladaran a La Plata o Vicente López, pero todo quedó en la nada después de un llamado de Aníbal F. La actividad de los espías no debe compararse a la de Kiefer Sutherland en un capítulo de 24: ellos sólo les cuentan a sus jefes lo que está pasando y acercan papelitos con nombres de miembros del PAUFE para pincharles los teléfonos. Todos menos uno: al día siguiente de la desaparición de Gerez, mientras los investigadores se encontraban en casa de Altamirano, un ignoto señor entró al domicilio de la esposa de Gerez en San Fernando: Mirta Praino trató de averiguar quién lo había enviado; los investigadores dijeron que ellos no, y la SIDE dijo que ellos tampoco. Cuando Prai-no volvió al living, el tipo había escapado con tanta astucia que olvidó su agenda, y alguien pudo anotar la chapa de su automóvil. Durante el fin de semana los peritos trabajaron en su agenda, y según pudo saberse a última hora del viernes, el auto pertenece a la Presidencia de la Nación. ¿PUEDEN VENIR A JUGAR MIS AMIGUITOS?
Las escuchas en el caso Gerez no representan un caso de hostigamiento al entorno de la víctima, son parte de los pasos automáticos que se realizan ante un secuestro: se intervienen los teléfonos a la espera de un pedido de rescate. Claro, los familiares y amigos desconocían este punto. La mayor parte del entorno del albañil se encuentra hoy investigada por “falso testimonio”. La pregunta es lógica: si mintieron en algo menor, ¿por qué no van a hacerlo en algo mayor? ¿Cuál es la utilidad o qué se oculta detrás de mentiras evidentes?
Estos son los actores de reparto:
u Jorge de San Antonio Altamirano: amigo y compañero de militancia de Gerez, dueño de la casa donde iba a comerse el asado.
u Mirta Praino: esposa de Gerez.
u Orlando Ubiedo: titular de UATRE, gremio de los trabajadores rurales, y además, avicultor. Fue otro de los testigos contra Patti en el Congreso. Ex integrante de Montoneros y miembro de la JTP (Juventud Trabajadora Peronista). Tuvo trascendencia pública en los noventa, al denunciar el uso del pesticida Paration en los campos de floristas de la zona, causa que se tramitó en el juzgado de Roberto Marquevich y culminó con la detención de los quinteros. Años después, Ubiedo amenazó a otro grupo con una denuncia similar ofreciendo silencio a cambio de una coima, pero fue grabado y estaban marcados los billetes del “retorno”. Estuvo, por este hecho, preso cinco años en Olmos.
Fue precisamente Ubiedo quien, el año pasado, se acercó a la fiscalía para denunciar diversas amenazas contra su amigo Gerez: armas que le apuntaban, autos que se le cruzaban en plena calle. En su declaración, Ubiedo denunció a Patti vinculándolo con los hechos. La fiscal Molinari recibió la denuncia, instruyó a la DDI local para que investigara y citó a Gerez, quien no ratificó ninguno de los hechos denunciados por Ubiedo. La causa fue archivada.
u Emilio Pérsico: su abuelo y su padre crearon los helados Pérsico y sus tíos inventaron la marca Freddo.
Comenzó a militar en Montoneros a los 14 años. El mismo se presenta como uno de los fundadores de Quebracho, aunque sus miembros lo repudian y aseguran que tuvo un “fugaz paso” entre 1996 y 1998, y es actualmente vicejefe de Gabinete de Felipe Solá, cargo al que llegó de la mano de Aníbal F. y sus aspiraciones a gobernador a.S. (antes de Scioli). Fuentes de la Provincia aseguraron a PERFIL que Pérsico fue, hace años, socio del propio Gerez en un taller mecánico en Don Torcuato.
Desde el sector de Patti denuncian que Pérsico, curiosamente, estuvo en Escobar un día antes y un día después del secuestro. Quien en efecto se trasladó hasta allí y lo hizo públicamente como muestra de preocupación del Gobierno fue el ministro del Interior, Aníbal F.
u Alberto Fernández de Rosa, actor, protagonista entre otros filmes de Los bañeros más locos del mundo y de Chiquititas, miembro del PJ de Escobar y virtual vocero de Gerez durante todo el conflicto. “Les pido que no le pregunten por lo que le hace mal”, solicitó a cada periodista que se acercó a Gerez. ABUELITA, QUE VOZ TAN GRAVE TIENES…
Estas fueron algunas de las frases dichas por teléfono en el entorno de Gerez:
“Buscá en los galpones con la SIDE, que eso nos pone bien con Kirchner” (de Pérsico a Gerez).
“Hay que atajar el gol, nos están por hacer el gol. No declares. No vayas” (Gerez).
“Hay que llenarle el casete a la fiscal general” (de Pérsico, cuando se enteraron de la existencia de las escuchas telefónicas).
Se le preguntó a Altamirano si entre los días 27 y 28 de diciembre abandonó Escobar, a lo que respondió que no. También dijo que sus teléfonos son de uso privado y nunca los presta a nadie. Investigaciones posteriores permitieron descubrir que Altamirano a la 0.23 del día 28 estaba en la localidad de Matheu, y en Garín –donde apareció Gerez– a las 3.10 del mismo día.
Testigo Domingo Rivainera: ¿Sabés qué? Recién me volvió a llamar la fiscalía. No sabés qué hinchapelotas...
Altamirano: Y... ya sabés lo que te van a preguntar, ¿no? A quién le avisaste primero, si me dijiste a mí que Luis había aparecido. Bueno, deciles que sí porque yo ya les dije que fuiste vos el que me avisó.
Rivaneira: Sí, sí... y yo te avisé por teléfono o ¿cómo?
Altamirano: Sí, vos me avisaste por teléfono.
“Che, hoy tenés una citación en la fiscalía, hoy a la 1. El tipo tiene orden de esperarte acá, así que no aparezcas hasta las cinco de la tarde” (De Gerez a su esposa, Mirta Praino).
Gerez: Che, ¿cómo sería el tema para poder evitar ir a declarar?
Dr. Capandegui: No, eso no se hace con el abogado, podemos pedir algún certificado médico, siempre es bueno tener algún médico conocido que nos pueda hacer un certificado, que la persona no puede declarar porque tiene presión alta, estrés, lo que sea. (Capandegui es abogado de la secretaria de Derechos Humanos de la Provincia.)
Y un último aporte de la SIDE, que pierde el pelo pero no las mañas: intentó acercar a la investigación a un testigo “fundamental”, ex agente de tránsito que estaba tomando mate en la calle, vio pasar un auto con vidrios polarizados a 90 kilómetros por hora, y a través del espejo creyó reconocer la nuca del chofer de Patti: la versión masculina de María Nicolasa Romero, la enfermera policial de la causa AMIA, única testigo que vio la Trafic.
Y COMIERON PERDICES
—Está todo bien. Está todo muy bien –el ministro Arslanian es optimista por naturaleza y obligación del cargo, pero en este caso el “todo bien” parecía tener un peso particular. Eran las 6 de la tarde del viernes y, de pronto, había decidido suspender sus vacaciones y volver al despacho.
—Esta tarde dijo que era optimista sobre lo de Gerez, queríamos saber si había alguna pista nueva –le preguntó un miembro de este equipo a una fuente de la Gobernación bonaerense.
Al rato, la misma fuente contestó: “Dice que está todo bien”.
Dos horas después, las cámaras de Canal 7 transmitían el discurso del Presidente: habló sobre la impunidad y pidió que el albañil apareciera. Dijo que no se iba a dejar extorsionar. Y Gerez apareció a la media hora. Un emotivo ejemplo del poder de la palabra.
INVESTIGACION: J L / ROMINA MANGUEL / JAVIER “DJ” ROMERO