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Hay tantos que no puede haber tantos

El título es de Pessoa. Considerándose un genio para sí mismo, el poeta, o el personaje de ficción elegido para ponerle voz e ideas al poema, advierte que Cem mil cérebros se concebem em sonho gênios como eu, y concluye que hay tantos que pensam ser a mesma coisa que não pode haver tantos!

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El título es de Pessoa. Considerándose un genio para sí mismo, el poeta, o el personaje de ficción elegido para ponerle voz e ideas al poema, advierte que Cem mil cérebros se concebem em sonho gênios como eu, y concluye que hay tantos que pensam ser a mesma coisa que não pode haver tantos!
Lo mismo nos pasa cuando vemos los premios municipales que sigue otorgando la Ciudad de Buenos Aires aunque ya no sea un municipio. Una vez escribí que en la actualidad eran más de cien. Me equivocaba: son más de seiscientos. Hay no menos de seiscientos creadores percibiendo una pensión vitalicia: una tasa de un premiado cada cinco mil habitantes.
Cierto que sus pensiones son magras: unos mil pesos mensuales que pronto se duplicarán hasta ser un poco más de lo que percibe la viuda de un suboficial muerto en combate, con la diferencia de que al artista premiado no se le murió el cónyuge, y nunca le exigieron cumplir jornadas de más de ocho horas diarias o defender a su patria.
Pero las comparaciones son odiosas. Y ociosas, como esas señoras que no tienen mucho que hacer y escriben libros, los envían a todos los concursos y a veces salen sorteadas por la fortuna y pasan a cobrar su premio municipal.
Cada nueva administración de la Ciudad se enfrenta al problema y no acierta a dar con una solución. Recuerdo que poco después de asumir como ministro de Cultura, el entonces licenciado Telerman me consultó acerca de quiénes eran esos premiados que tanto incidían en su presupuesto. De los primeros veinticinco de la lista, yo conocía solamente a dos. Y es natural, porque los artistas viven pendientes de su arte y las convocatorias a este tipo de premios son casi secretas. Hace años que no aparecen en la página web de la Ciudad ni en las decenas de páginas web de su Ministerio de Cultura. La palabra “premio” sólo aparece con referencias a los premios obtenidos por la administración de la arquitecta Silvia Fajre a la… ¡calidad de su página web!
A convocatorias secretas, fallos misteriosos. Los jurados de la última convocatoria fallaron en el mes diciembre de 2006, pero se mantiene reserva sobre sus resultados, porque el jefe de Gobierno no ha firmado el expediente y se dispone a dejar su cargo sin hacerlo.
Cientos de participantes seguirán ignorando su destino, salvo yo, que ahora lo comunico a mis competidores: se impuso Julio Llinás y yo perdí por que los escritores Dal Massetto e Iparraguirre prefirieron votar a la trayectoria de Juan Forn. Suerte que en nuestro rubro ganó Llinás.