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Impresentables

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Con este asunto del paro aparecieron los asesores de imagen y vestimentas a explicar que los que convocaban al paro, al menos alguno de ellos, eran impresentables. Toda una visión de la estética. Algo así como que no eran lo suficientemente elegantes para pertenecer ni a Carta Abierta ni al Jockey Club. Un sindicalista presentable es aquel que administra su obra social en silencio y aplaude a todos los gobiernos. Alguno de ellos viene ensayando desde la dictadura. Como tantos periodistas y jueces, si son oficialistas no tienen pasado o al menos nadie los va a denunciar. Si los que opinan y paran son impresentables, los alcahuetes y obsecuentes serían integrantes del mundo de “la gente de bien”. Y la lacra eterna de servicios de informaciones que les publican fotos acusatorias, esa lacra humana oculta en los vericuetos de la SIDE, esos también serían parte de la gente de bien. Acompañados por los casinos y las tragamonedas que inspiran el camino progresista junto a la obra pública y los medios obedientes y rentados.

Uno leyó algo del fascismo y del stalinismo y no sé por qué se nos ocurre que ya lo vimos en otro lado. En todo autoritarismo la obediencia ocupa el espacio de la virtud y la rebeldía, el del mal y la traición. Todo sublevado es un impresentable, el Gobierno compró Crónica TV, Canal 9, C5N, Canal 11, CN23 y 360, y el jefe de Gabinete nos acusa de leer Clarín. Estuvieron cerca de comprar el Grupo Clarín, en ese caso estarían clausurando el uso libre de internet. Aclaro que quedan América y Canal 26 como micrófonos de libertad. Para todos los demás, somos impresentables.

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En los regímenes stalinistas toda denuncia era acusada de “hacerle el juego a la derecha”. Aquí la versión autóctona, nacional y popular de la alcahuetería nos acusa de darle importancia a Clarín. No nos acusan de hacerle el juego a la derecha porque el inconsciente les marca que la derecha son ellos. Como buenos marxistas autoritarios no soportan al empresariado nacional, por eso le dan todo el negocio a Telefónica: con el imperialismo no se jode. Y gracias a la genial Ley de Medios, radio Mitre tiene más de la mitad de la audiencia.

La campaña política de Néstor Kirchner se inició en alianza con los gremios combativos, que en aquel tiempo eran dirigidos por Palacios y Moyano. La decadencia los encuentra abrazados a los gremios oficialistas, siempre oficialistas. El negocio no deja margen para otra cosa. Como gobernadores e intendentes, los peores están obligados a ser oficialistas, necesitan que los sostengan desde arriba ya que carecen de prestigio en sus votantes. El oficialismo es una actitud que acerca a las prebendas y aleja de la política. No hay signo más evidente de decadencia que el de la supremacía de los obsecuentes sobre los rebeldes. Aplaudir todo lo que expresa la Presidenta en nombre de un supuesto progresismo es tan absurdo como cuando nos decían que “achicar el Estado es agrandar la nación”. Queda claro que la nación eran ellos.

No creo que el peronismo sea hoy un partido, lo reivindico como una línea de pensamiento tan distante de Carta Abierta como de la Fundacion Mediterránea. Alguna vez escribí una nota en homenaje a Herminio Iglesias. Hoy digo con rabia que todos los que pelean por un ideal forman parte de lo mejor que tenemos. Impresentables son los otros, los pusilánimes que nunca dicen lo que piensan. Los que viven prendidos a las prebendas de todo oficialismo. Y en silencio, para pasar desapercibidos. Los que gobiernan fueron siempre oficialistas, por eso toda rebeldía les resulta impresentable.

*Ex diputado nacional.