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marche otra vuelta, mozo

In-fernet para todos

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El canciller argentino twittea como loco. Bloggea el jefe de Gabinete. El primo del jefe de Gobierno porteño, diputado bonaerense él, es otro as del posteo... Hoy, quien no webea no existe, quedó out, solito y solo en el game over del pasado. Internet es el campo de batalla política más de moda. Y allí, como antaño en la calle y los comités o las unidades básicas, hay lugar a montones para un nuevo tipo de militancia cibernética, que en muchos casos es rentada y en todos representa horas y horas con el traste pegado a una silla y los ojos enrojecidos frente al monitor esperando el momento de desacreditar e insultar desde la infantil cobardía del anonimato a quien piensa distinto.

Los hay ultrakirchneristas (para quienes, por ejemplo, la inseguridad en la Argentina no es un problema real sólo porque “en el norte de México es peor”).
Los hay ultrafachos (quienes esperan babeantes, por ejemplo, que llegue la hora de los “fusilamientos” para los “tiranos KK” y sus seguidores).

En el medio de tanta conchabada y binaria idiotez, hay millones de usuarios genuinos que buscan, en el servicio que ellos pagan de su propio bolsillo, encontrar en la Red las oportunidades de información, formación, creatividad e intercambio que ningún otro soporte les había ofrecido antes con texto, audio y video a la vez, y encima on line.

Estos últimos son la inmensa mayoría y suelen huir en masa de los foros de debate (llaman “forristas” a sus activistas estelares) porque intentan usar Internet de un modo constructivo. Los otros (entre los que militan funcionarios públicos, vale reiterarlo) se maman con In-fernet en la “previa” de una elección presidencial que, si no fuera de puro pico y se diera en la calle como antes, terminaría a los palazos. O peor.

Las consignas de guerra más fresquitas son, de un lado y del otro: “¡Viva Fibertel libre!” y “¡Muera la salvaje Fibertel del monopolio!”. Entre ambos polos de tan embriagado pelotudeo están los mismos genuinos usuarios multitudinarios, ya demasiado habituados a que les quiten sin explicarles jamás a cambio de cuál beneficio.
La decisión oficial de desactivar Fibertel dentro de tres meses acaba de ser la muestra más visible de que, para la lógica kirchnerista, importa más la pelea partidaria que el servicio público.

El Gobierno, como tantas veces antes, pegó antes de pensar. Total después vemo’, papá... Sólo que en este caso, su rentable lucha cuerpo a cuerpo con el Grupo Clarín se topó con unos tres millones de personas (un millón de hogares) deseosas de prever a qué pueden acceder con lo que religiosamente garpan mes a mes.

Es un hecho: a Don Julio De Vido le importa más defender la alianza de su logia política con las compañías telefónicas que la calidad y el precio de los servicios que éstas y otras empresas brindarán para que mejore la calidad de vida. Con la misma lógica se impuso la manoseada Ley de Medios. En el proyecto inicial se permitía que las telcos sumaran la TV tarifada a los servicios de telefonía e Internet que ya brindaban, pero se seguía impidiendo que Clarín y otros multimedios incorporaran a su oferta la telefonía en igualdad de condiciones. Para conseguir los votos requeridos, prohibieron el triple play para todos y listo. Ganaron los K. Y los usuarios de Telefónica, Telecom, Clarín y demás (es decir, los argentinos) perdieron la chance de acceder a más cosas por menos plata en un mercado verdaderamente competitivo con monitoreo estatal.

Ahora insinúan que se viene “Internet para todos”, algo que puede sonar muy lindo (como tampoco está mal, obvio, garantizarles sus netbooks a los estudiantes de todo el país), pero que huele demasiado a campaña y a improvisación, sobre todo si nadie sabe dónde nos meteríamos los 50 mil kilómetros de fibra óptica tendidos por Fibertel.
¡Salú, compañeros!

*Secretario general de redacción. Autor del libro Patria o medios. Usuario particular de Fibertel.