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cfk no se detiene

Inescrupulosos

Ni el Papa se salva de la voracidad electoral K. Otros dislates y la ausencia de Boudou.

Reverendissimum Dominum Papa Francisco. Dibujo: Pablo Temes.
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La inescrupulosidad política de la Presidenta no tiene límites. Eso es lo que representa la campaña de afiches callejeros con la foto en la que el papa Francisco aparece saludándola junto al candidato que encabeza la lista del Frente para la Victoria en la provincia de Buenos Aires, Martín Insaurralde. A ello hay que agregarle el así llamado “papamóvil” kirchnerista, un verdadero grotesco.

En esta transfiguración acelerada de Cristina Fernández de Kirchner, que del desprecio al entonces cardenal Jorge Mario Bergoglio pasó a la subyugación, quedó demostrado el abismo que la separa del Santo Padre:

◆ Francisco habla con todos. La Presidenta, no.
◆ Francisco escucha a todos. La Presidenta, en cambio, sólo a los que piensan como ella.
◆ Francisco es austero. En Río de Janeiro se alojó en una residencia sencilla. La Presidenta, no. Se hospedó con su comitiva en el Copacabana Palace, uno de los hoteles más lujosos y caros de esa ciudad.
◆ Francisco no juzga. La Presidenta pontifica.
◆ Francisco preconiza la importancia del diálogo entre los que piensan distinto. La Presidenta lo rehúye.
◆ Francisco perdona. La Presidenta castiga.
◆ Francisco es autocrítico. La Presidenta, no.
◆ Francisco usa el poder para servir. La Presidenta se sirve del poder.
◆ Francisco combate la corrupción con medidas concretas (acaba de echar al arzobispo de Liubliana, Anton Stres, y de Maribor, Marjan Turnsek, sospechados de ser corresponsables de la quiebra de la diócesis de Maribor por cerca de mil millones de euros). La Presidenta la apaña.
◆ Francisco da conferencias de prensa. La Presidenta, no.
◆ Francisco habla permanentemente del prójimo. La Presidenta hace del yo su mundo. Yo ordeno… Yo mando… Yo digo… Yo dispongo… Yo decreto… Yo hago… Yo exijo….
◆ Francisco une. La Presidenta divide.

Con todo, las cosas no se detienen allí. Desde el “Ministerio del Humo” se trabaja a toda máquina para generar hechos que coloquen a Fernández de Kirchner en el centro de la atención de la campaña para las Primarias Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO).

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No importa si eso significa violar la ley electoral. Mientras el kirchnerismo tenga poder, los límites que impone la ley no le preocupan en lo más mínimo. En los años dorados del menemismo circulaba una frase que, a modo de apotegma, resumía la impunidad del poder: “Para los amigos todo y, para los que no lo son, la ley”. Es lo mismo que sucede ahora.

Mientras tanto, los problemas de la economía continúan. El fracaso del Cedin es rotundo. La promesa que Guillermo Moreno le hizo a la Presidenta de lograr 6 mil millones de dólares con este escandaloso blanqueo es ya una irrealidad. La apuesta ahora es por los Bonos Argentinos de Ahorro para el Desarrollo Económico. El problema es que esos bonos tampoco entusiasman a nadie. Por eso, el secretario de Comercio Interior quiere obligar a los bancos a que tomen los Baade y los canjeen por los dólares que tienen inmovilizados en el Banco Central que corresponden a depósitos de sus clientes.

Si esto se llegase a concretar, se estaría ante una situación bastante similar a la ocurrida durante aquellos dramáticos momentos de 2001-2002, en el que el default se llevó los ahorros de miles y miles de argentinos.

Moreno les ha confiado a varios que la operatoria es un éxito (sic). En verdad, nada que sorprenda: se sabe ya que el único éxito que siempre acompaña al inefable funcionario es el fracaso. La realidad es que las reservas del Banco Central siguen bajando y, para colmo, el que cae ahora también es el precio de la soja.

Por otra parte, la nueva reglamentación de la ley que regula el mercado de capitales –orientada claramente hacia el propósito de avanzar en la concreción de la intervención del Grupo Clarín– no ha hecho más que incrementar el nivel de desconfianza que el país genera en los inversores extranjeros, de los que se tiene aquí tanta necesidad como bien se ha visto en el caso de la asociación de Chevron con YPF. “Esta es una mala medida que desestimula cualquier inversión desde el exterior”, señaló esta semana con total claridad el presidente de la Unión Industrial Argentina (UIA), Héctor Méndez.

Y a propósito del caso Chevron, días atrás tres ex secretarios de Energía compartieron un desayuno con el presidente de YPF, Miguel Galuccio, quien tuvo que “escucharlos hablar sin pelos en la lengua” acerca de la situación energética y del polémico acuerdo con Chevron.

Los curiosos fallos que han favorecido a Ricardo Jaime y dejado la causa de Sueños Compartidos en la nada no hacen más que corroborar la certeza del manto de impunidad que distintos sectores de la Justicia le otorgan al Gobierno.

El que no está teniendo esa buena fortuna es Amado Boudou. En efecto, la negativa de decretar la nulidad del proceso que lo tiene entre las cuerdas, adoptada por la Cámara Federal, es un augurio de lo que le deparará el destino una vez que deje de ser vicepresidente. Por lo pronto, hay un dato de la realidad que marca su ocaso político: durante la campaña casi no se lo ha visto.


Producción periodística: Guido Baistrocchi.