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reunion del g20

Instrumento de política exterior

El país enfrenta un magnífico desafío al organizar la cumbre del grupo, que puede aumentar el prestigio y el impacto de nuestra diplomacia.

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Potencias. En el G20 están representadas tanto las establecidas como las emergentes. | Cedoc Perfil
Organizar la reunión del G20 es una magnífica oportunidad para calibrar  la formulación e implementación de una estrategia de política exterior de horizontes diversos. La Argentina debe capitalizar la organización de este preeminente foro de cooperación económica internacional, para consolidar su estrategia de mantener relacionamientos simultáneos y positivos con el exterior próximo, las potencias establecidas y las emergentes. 

Desde el punto de vista del orden internacional, el G20 tiene la enorme virtud de incluir tanto a las potencias establecidas del G7 –Estados Unidos, Alemania, Francia, Reino Unido, Italia, Canadá y Japón– como a las principales potencias emergentes –China, India, y Rusia–.

Al contener a las potencias emergentes aumenta la posibilidad de crear elementos de orden mundial “legítimo”. A su vez, disminuye la posibilidad de que se materialice, en palabras de Henry Kissinger, un orden “revolucionario”, donde alguna de las potencias considere la estructura del orden existente como opresiva y quiera destruirla.
También están representadas potencias medias o regionales, como Argentina, Brasil, México, Australia, Sudáfrica, Turquía, Arabia Saudita, Indonesia y Corea del Sur.
Si bien en sus inicios el G20 se focalizó en los principales desafíos económicos a nivel global, en los últimos años ha expandido su misión para “enfrentar los desafíos comunes y crear las bases para un desarrollo y estabilidad sustentables”. Esto ha hecho que se incorporen en su agenda temas tan variados como el cambio climático, la seguridad alimentaria, el combate contra las epidemias, la lucha contra la corrupción y el rol de la mujer.

En cuanto a la política exterior, el G20 se convierte en una excelente oportunidad para expresar y calibrar  posiciones  argentinas en varios frentes temáticos. Dada la situación actual del país, parece prioritario consolidar las posiciones argentinas en cuanto a su desarrollo económico, su visión de crecimiento, su estrategia comercial y su plan de generación de empleos –incluyendo programas de educación vocacional y reentrenamiento–. Es  también  crítico analizar en qué grado estas posiciones son compatibles con el actual contexto internacional.

Por otro lado, al presentar nuestros puntos de vista en los diferentes temas, puede ser  conveniente incorporar las visiones de los países de nuestro exterior próximo, en particular buscando la convergencia entre las posiciones del Mercosur y la Alianza del Pacífico. En este sentido, es muy oportuna la invitación a Chile a participar en el G20.

Al mismo tiempo, ante la presencia de un rule breaker –un romperreglas–, como los Estados Unidos, hay que analizar en profundidad si hay cambios propuestos por esta nación, en las diferentes áreas, que pueden llegar a estar alineados con nuestros intereses.

En el proceso de definir nuestros puntos de vista, puede también ser muy útil el recibir inputs técnicos de instituciones internacionales como la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), el Banco Mundial, el FMI, la Unctad o la Cepal. Siempre entendiendo que estas organizaciones no deben dictar el proceso de formulación de nuestras posiciones.
Al organizar este foro es imprescindible tomar conciencia de lo importante que es estar sentado a la mesa junto a los líderes de las potencias establecidas, las emergentes y los países clave del exterior próximo –Brasil y México–. Esto tiene importantes implicancias desde el punto de vista de su implementación.

Así, una de las prioridades para la Argentina debe ser que el foro funcione, se fortalezca y gane en legitimidad. Será crítico mantener dentro del grupo a todos sus miembros, y asegurar la presencia de  todos los líderes de las potencias establecidas y emergentes en la Argentina.  
Asimismo, habrá que desarrollar una vocación por construir puentes entre las diferentes posiciones, para lo que será necesario tener un profundo conocimiento de los temas tratados y de las diferencias de puntos de vista.

Habrá también que evitar cualquier tipo de agresión gratuita a alguno de los miembros. Como escribió Kissinger acerca de la estabilidad lograda entre las potencias europeas en el Congreso de Viena (1814-1815), los acuerdos del G20 deberán reflejar “no la ausencia de reclamos insatisfechos, sino la ausencia de un reclamo de tal magnitud, que su satisfacción resulte en el desmantelamiento del acuerdo, en vez de un ajuste dentro del marco de dicho acuerdo”.

En este contexto, el G20 en la Argentina dará la oportunidad para seguir implementando una efectiva diplomacia presidencial. El presidente Macri ya ha aprovechado su presencia en Hamburgo para seguir construyendo relaciones personales con los líderes de potencias  establecidas y emergentes.

Estas relaciones pueden ser, si son bien desarrolladas y aprovechadas, de enorme importancia en materia de política exterior.
A su vez,  Hamburgo ha dado la oportunidad al anuevo canciller, Jorge Faurie, y al nuevo sherpa, Pedro Villagra Delgado, de acelerar los vínculos con sus pares. Esto es de gran valor  tanto para la organización del G20 en Argentina como para la conducción de nuestra política exterior por parte del canciller.

Una oportunidad para aumentar la legitimidad del G20 es ir más allá de la región, para escuchar los puntos de vista de naciones y regiones que no forman parte de este foro. Por ello, la diplomacia argentina debe estar abierta a escuchar las visiones de aquellos países que tengan algo concreto y constructivo para decir. Este puede ser un criterio a tener en cuenta al determinar cuáles serán los países no miembros a los que se invitará.

Sin duda, la diplomacia y el gobierno enfrentan un magnífico desafío al organizar el G20 en la Argentina. Si es bien planeado e implementado, se traducirá en un considerable aumento del prestigio y el impacto de nuestra política exterior.

*Autor de Buscando consensos al fin del mundo: hacia una política exterior argentina con consensos (2015-2027).