COLUMNISTAS

Investigación científica con compromiso social

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En Marie-Claire King se conjugan la genialidad en la investigación científica y el compromiso por la justicia social y los derechos humanos. Sus ideales sociales ya fueron evidentes cuando enseñó ciencia en el Chile de Salvador Allende y cuando fue activa opositora en su país a la guerra contra Vietnam. Conocí a Marie-Claire cuando comencé a colaborar como genetista con Abuelas de Plaza de Mayo en la búsqueda de un método científico que permitiera identificar genéticamente a los niños apropiados por el terrorismo de Estado en Argentina. En1982, las Abuelas me preguntaron en Nueva York, donde estaba exiliado, cómo iban a identificar a esos niños, siendo que sus padres estaban desaparecidos. La respuesta siguió la ruta de los cálculos matemáticos que se aplicaban a los análisis genéticos para determinar la probabilidad de que un hombre fuera efectivamente el padre de un niño, lo que se denomina índice de paternidad. Para el caso de los nietos de Abuelas había que adaptar ese índice y expresar en una fórmula nueva la probabilidad que alguien fuera abuelo (ya no padre o madre) de un niño, considerando la frecuencia poblacional de los genes analizados y el hecho de que, a través de los padres, cada persona hereda caracteres genéticos de sus cuatro abuelos. Conociendo la expertise de Marie-Claire en genética poblacional, me comuniqué con ella para que liderara esta investigación, y otro tanto hizo Eric Stover, de la Asociación Norteamericana para el Avance de la Ciencia. El grupo de trabajo incluyó al genetista chileno Cristian Orrego, al matemático francés Pierre Darlu y al que suscribe.

En pocos meses se llegó a una fórmula matemática que tenía en cuenta la frecuencia poblacional de los marcadores genéticos de identificación y su distribución entre niños apropiados y sus posibles abuelos, lo que permitía determinar la probabilidad de abuelidad. Esta fórmula, denominada índice de abuelidad, fue aplicada por primera vez por Marie-Claire en su visita a Argentina en 1984 a pedido de la Conadep, estableciendo que Paula Logares tenía una probabilidad superior a 99,9% de ser nieta de los abuelos que la habían estado buscando durante años. El resto es historia: en 1987 se creó el Banco Nacional de Datos Genéticos (BNDG) y durante los 27 años que lleva de existencia se fueron identificando decenas de víctimas del delito de lesa humanidad de supresión de identidad. En esta saga, la pasión y la solidaridad desplegadas por Marie-Claire en esta conjunción de ciencia y derechos humanos, sumadas al tesón permanente de Abuelas y al trabajo de alta calidad de los genetistas del BNDG, permitieron redimir a la genética de su pasado cómplice de injusticias y que se pusiera al servicio del derecho humano a la identidad.

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*Profesor de Genética y Bioética, UNLaM y consultor para el MinCyT del BNDG.