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Josefina, la cantante

Todos los libros de Josefina Ludmer, quien acaba de dejarnos solos a merced de la brutalidad del mundo, me marcaron, desde Cien años de soledad.

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Todos los libros de Josefina Ludmer, quien acaba de dejarnos solos a merced de la brutalidad del mundo, me marcaron, desde Cien años de soledad. Una interpretación hasta Aquí América Latina. Una especulación. Pero ninguno tanto como El género gauchesco. Un tratado sobre la patria (1988).

Quienes esperaban encontrar en el libro más o menos lo mismo que en sus artículos previos sobre el tema encontraron que El género gauchesco es otra cosa: Un tratado sobre la patria (palabra anticuada como pocas: el experimento en el anacronismo). De los artículos anteriores sólo quedaron restos al comienzo y al final del libro. El género gauchesco habla de la literatura gauchesca. Un tratado sobre la patria habla sobre el futuro argentino (el pacto de los Olivos).

Hasta la página 97 el Tratado sobre la patria (los títulos son intercambiables: no hay función subtítulo o son dos libros encimados) parece un libro escrito con inteligencia previsible. Sin embargo, en la página 98 aparece reproducida una nota de Clarín: “fue verificada una teoría de Einstein”. A partir de ahí, el libro empieza a hablar de todo mezclado y a interpelar al lector para que descubra las distintas figuras que se pueden formar con las piezas del Tratado. Sigue un fragmento de Einstein, las conversaciones que Mitsou Ronat sostuvo con Chomsky, la bibliografía de Hidalgo, otra vez Chomsky y por fin la voz en off del tratado. Después otra vez Chomsky, las vidas de Luis Pérez y de José Hernández, un fragmento sobre Borges y Joyce, más Chomsky, Peirce, Eisenstein, Marcel Mauss, en un patchwork vertiginoso. Es ahí donde El género gauchesco se vuelve pop: pone la crítica en crisis, trata de “disolver simultáneamente el género (lo que se lee) y la crítica (la que lee)”, como el pop; arma un “efecto de perspectiva cambiante”, como el happening.

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El capítulo segundo, de nuevo, empieza hablando con propiedad del género gauchesco pero pronto se instala en un terreno otro que habla de la ley y el Estado. Aquí se leen las reacciones ante el ascenso de las masas: las fiestas del monstruo, desde La refalosa hasta El fiord, pasando por Borges y Bioy, episodios que Un tratado sobre la patria aspira a no reconocer en su estabilidad, porque El género gauchesco apuesta al futuro de la patria, que es pura potencia. Por eso el Tratado descubre a las Madres de Plaza de Mayo en el Martín Fierro.

Era mucha deuda para que yo no intentara consignarla.