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Juegos malabares: el Indo-Pacífico

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India. El secretario de Estado, Mike Pompeo, y una visita con críticas a China. | cedoc

A pocos días de las elecciones presidenciales estadounidenses, la reciente visita del Secretario de Estado Mike Pompeo a Nueva Delhi y la firma de un acuerdo de defensa entre India y los Estados Unidos, profundiza su alianza militar en el marco de la estrategia del Indo-Pacífico que, bajo otro ángulo y con énfasis en la seguridad regional, dio continuidad al “pivote Asia” del Presidente Obama. Simultáneamente incorpora otro componente clave al complejo juego geopolítico que se despliega en la región del Asia-Pacífico y abre interrogantes sobre la continuidad de esta estrategia luego de las elecciones en puerta. Más allá de que la visita se continuase con una gira en la región que incluyo a Sri Lanka, las Maldivas, e Indonesia - un actor clave de la ASEAN -, es evidente el intento de consolidar la estrategia de contención de China por parte del revigorizado Quad de seguridad entre los Estados Unidos, Japón, Australia e India mediante la estrategia del Indo-Pacífico libre y abierto (OFIP) que agrupa a las principales democracias de la región. Calificado por Beijing como una “coalición anti-china”, el Quad realizará en pocos días una serie de ejercicios navales conjuntos bajo el rótulo de “ejercicios Malabar” en el mar de Omán y en el Golfo de Bengala.

Por otra parte, en cualquiera de los escenarios posteriores a la elección presidencial, como señala Ian Bremmer, la confrontación y la desconfianza entre los Estados Unidos y China se profundizarán, inclusive bajo una presidencia de Joe Biden, y a la agenda de desacuerdos comerciales y de competencia tecnológica ya existente, probablemente se sumarán y profundizarán los temas relativos a Hong Kong y Taiwán, las tensiones en el Mar de China Meridional, la violación de derechos humanos tanto de uigures como de otros ciudadanos chinos, y la propiedad intelectual. De hecho, Biden también se ha inclinado, junto al resto del establishment de Washington, a un tono más confrontativo con Beijing, (tono que se extiende, asimismo, de una manera más radical que Trump, a Rusia), pero que conllevará probablemente más a un cambio de tácticas que una reformulación de la estrategia hacia la región.

Más allá de sus aliados tradicionales, India es un factor clave para contrarrestar la proyección china, no sólo por las recientes confrontaciones en la frontera con este país y su alineamiento con Pakistán, sino también por su peso económico y político y por su ambigua relación con Rusia – un socio histórico que, a la vez, se ha convertido en un aliado estratégico de China en el marco euroasiático, sin descartar que pese a las actuales tensiones la marcada interdependencia económica entre China y la India es de por sí un factor gravitante que incide sobre  sus relaciones y dificulta una desacople. Por otra parte, el acelerado acercamiento entre los Estados Unidos e India, refrendado por la reciente visita de Pompeo, no ha erosionado una revitalización reciente de su relación de larga data con Moscú, al punto que India – además de ser miembro de la Organización de Cooperación de Shanghái, ha solicitado recientemente su ingreso a la Unión Económica Euroasiática, un mecanismo de integración del espacio postsoviético bajo la égida rusa.

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En este marco, India deviene en un factor clave en la disputa entre una estrategia euroasiática y una estrategia del Indo-Pacífico que a futuro definirá el orden mundial y que las elecciones presidenciales de Estados Unidos no diluirán sino que, probablemente, agravarán.

*Presidente de CRIES y analista internacional.