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"Fact-checking", un control que los políticos no aman

fast checking 20190914
VERIFICACIóN. Crece el rol de las organizaciones que califican lo que se dice.. | CEDOC PERFIL.

En la semana de reanudación de las campañas preelectorales, crece la inquietud de buena parte de la población –y hago énfasis en el conjunto de lectores de este diario, también preocupado por lo que vendrá- acerca de la veracidad, precisión y exactitud de los anuncios, críticas y comentarios de candidatos y dirigentes políticos difundidos por medios y redes sociales.

La veracidad de los dichos y su correlato con las acciones obliga a los periodistas y medios en los que exponen la información, a extremar los controles sobre la calidad de los datos aportados por fuentes diversas. En tal sentido, la intervención creciente en el mundo de organizaciones dedicadas al chequeo, en el interior de los  medios y fuera de ellos, de manera independiente, es un fenómeno que en la Argentina se identifica con el sitio chequeado.com, una organización creada hace ya diez años que ha demostrado su efectividad y –al menos hasta hoy- su ecuanimidad a la hora de definir  si dichos y hechos expresados por personajes u organismos del Estado son ciertos, falsos, engañosos o sólo parcialmente legítimos.

Hace pocos días, se difundió una afirmación en redes sociales (y rebotó en algunos medios clásicos menores): que chequeado.com  no es un instituto independiente, que su financiación depende en buena

medida de empresarios, personas o instituciones directa o indirectamente vinculados a la coalición gobernante, a alguno de sus dirigentes principales, a embajadas extranjeras o a empresas multinacionales. Todo ello, con el tono acusatorio de quienes eligen descalificar sin mencionar sus fuentes o citándolas de manera sesgada. Por cierto, no  es función de este ombudsman el defender  a cheqqueado.com o adherir a los cuestionamientos, pero sí informar a los lectores del diario el grado de confiabilidad de los dato que entrega y son muchas veces aquí publicados.

Para sintetizar: los detalles financieros del sitio fueron difundidos púbicamente desde sus orígenes y son actualizados con periodicidad, incluyendo nombres, montos, siglas y otros detalles. No se observa que sus conclusiones tengan un criterio tendencioso, y es ponderable el esfuerzo que sus integrantes hacen para mantener su ecuanimidad.

Es este un novedoso mecanismo que abarca casi todo el mundo, en particular donde se ejercen postulados democráticos. El fact-checking (verficación de hechos) tiene uno de sus mayores exponentes en el equipo que funciona en el periódico Der Spiegel, de Alemania, donde aproximadamente 80 periodistas cumplen la función de chequear meticulosamente los dichos de políticos y dirigentes empresarios, sociales y sindicales, y aplicar la calificación pertinente.

La prensa anglosajona presta a esta función una importancia creciente. Desde que una organización sin fines de lucro  llamada factcheck.org abrió el juego en 2003, siguieron otros numerosos sitios web, y algunos medios tradicionales incorporaron sus propios equipos de chequeo. En 2007, The Washington Post puso en marcha el suyo.

No es casual, ni curioso, ni siquiera una novedad que quienes tienen intereses particulares en política, economía, sociedad, deportes, religión, sienten que cuanto hacen y dicen es correcto, que no deben ser sometidos a controles ni revisiones, que sus verdades son absolutas. Son estas personas y organizaciones las que miran la búsqueda de la verdad con sentimientos que van desde el temor hasta el desprecio. En PERFIL, los análisis que hace chequeado.com (son memorables los publicados en relación con el mensaje presidencial de apertura del año legislativo, en marzo pasado) se publican con cierta regularidad y permiten a los lectores una más acabada visión de los hechos y de las palabras.