Su discurso en la apertura de las sesiones ordinarias del Congreso buscó recuperar su protagonismo político, opacado por Kirchner en los últimos meses. Fue una ratificación de la línea política y económica de su gobierno, que definidamente continúan las de Kirchner. Respecto a las demandas de la opinión pública, se eludió la inflación que es el tema que más preocupa a la gente de la economía y respecto a la inseguridad en realidad se trasladó la responsabilidad a la justicia y la policía.
El rol de Kirchner sigue siendo decisivo, no sólo en la reorganización del PJ sino también en las decisiones de gobierno. La reorganización plantea la paradoja que con Cristina en la Presidencia, el oficialismo ha vuelto al peronismo tradicional, en lugar de definir un perfil más progresista como pareció intentarse con la concertación.
En el Gobierno, en la pugna entre el Ministro de Economía (Lousteau) y el Secretario de Comercio (Moreno), es claro que la influencia del segundo se seguirá ampliando, tanto por su relación con Kirchner como por el hecho de que la política económica del gobierno, requerirá cada vez más controles.
En el plano sindical los aumentos reales siguen superando la pauta del 19,5%, mientras que Moyano aumenta su poder y lograría una de las vicepresidencias del PJ. El gobierno en pleno, encabezado por el matrimonio Kirchner asistió a la conmemoración de los 20 años de este dirigente como secretario general del gremio de camioneros.
La visita que realizó Cristina Kirchner a Caracas y su rol en la Cumbre del Grupo Rio, confirmaron que continúa la relación especial con Chávez que desarrolló su marido.
Al cumplir el gobierno de Cristina sus primeros cien días, su presencia en Caracas, la creciente influencia de De Vido y Moreno y el fuerte respaldo que dio a Moyano, muestran que su gobierno transita con total exactitud sobre las líneas fijadas por la gestión de Kirchner.
*Director de Nueva Mayoría