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¿La caída de los halcones?

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Duro. Ocupó el cargo poco más de un año. | ap

Donald Trump volvió a mencionar la más famosa de sus frases: “You are fired!”. Esta vez la víctima fue uno de los funcionarios más importantes en lo que concierne a política exterior: el halcón John Bolton. Esto podría derivar en una política exterior más flexible y abierta, pero mucho menos predecible.

Que Donald Trump y su asesor de Seguridad Nacional John Bolton tenían desacuerdos, no es una novedad. Han tenido múltiples choques desde que El bigote, como a Trump le gusta llamarlo, se incorporó a la administración en abril de 2018. Ambos mantenían visiones distintas de política pública e incluso el Presidente había acusado a su propio asesor de querer llevarlo hacia un conflicto a gran escala con Irán.

Bolton era el mayor representante de los halcones dentro de la Casa Blanca, altamente escéptico sobre el poder de los adversarios y dispuesto a movilizar las fuerzas armadas tanto en Irán como en Venezuela. Su partida llega en un momento en que la política exterior norteamericana se encuentra estancada en casi todos sus frentes importantes y podría abrir paso a una línea más flexible dentro de la administración, especialmente hacia Corea del Norte, Irán, Venezuela y Afganistán. Esto podría a priori parecer una buena noticia para el escenario internacional. Pero cuidado.

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Bolton no era de aquellos funcionarios que practicaban la doctrina del “Yes sir”, sino que todo lo contrario. Por esto su partida abre la puerta a una política exterior más trumpista, y consecuentemente menos predecible. No sería raro encontrarnos otra vez a Trump reuniéndose con Kim Jong Un en la zona desmilitarizada de Corea, invitando a los líderes talibanes a Camp David, o realizando extraños acuerdos con potenciales adversarios.

Sin ir más lejos, desde el Pentágono confirmaron que el presidente norteamericano se reunirá con su par iraní Hassan Rouhani en la apertura de sesiones de la Asamblea General de Naciones Unidas en Nueva York. Algo sumamente necesario para frenar la creciente tensión entre ambos países y que solo fue posible tras la salida de Bolton. También en Medio Oriente, la línea dura tampoco ha demostrado ser la más eficiente en el objetivo de Trump de ser el mediador de un nuevo acuerdo entre Israel y Palestina.

En lo que respecta a Asia Pacífico, las negociaciones con Corea del Norte se encuentran frenadas hace meses y la relación con China no deja de empeorar, derivando en una guerra comercial de consecuencias globales. Además, la relación de Estados Unidos con organismos como Naciones Unidas y la Corte Penal Internacional se ha vuelto cada vez más tensa desde que Bolton llegó al cargo.

Esta gestión poco exitosa de la política exterior durante estos últimos dos años ha provocado que la balanza de Donald Trump esté en este momento inclinada hacia las palomas de su gabinete, y aquellos que junto con el presidente comparten la visión del “America First”, teniendo en cuenta que estamos a 14 meses de las elecciones presidenciales que definirán si Trump se queda cuatro años en el despacho oval de la Casa Blanca.

Es probable que en los próximos meses veamos un Donald Trump mucho más parecido al de la campaña de 2016, más abierto a negociar con países como Corea del Norte y Rusia, o con los propios talibanes. La clave para entender si esto es así, se encontrará en el discurso ante la Asamblea General de Naciones Unidas en Nueva York que el presidente dará en las próximas semanas. Y si bien el hecho de que un halcón como Bolton deje de ser funcionario podría ser leído como una buena noticia, genera en principio el crecimiento de la mayor aliada de los conflictos internacionales: la incertidumbre.

*Centro de Estudios Internacionales UCA.