COLUMNISTAS
vocaciones

La chica de la valija

Vuelve un guión favorito de la realidad nacional, un tema ya clásico de estas décadas pampas, así como para los griegos el incesto o para los posmodernos la deconstrucción del sujeto. Pero el guión exige siempre nuevas variantes. María del Luján Telpuk es la heroína trágica que derrapó hacia su greco destino al encontrar los 800 mil verdes, haciendo caso omiso del peligro que se cernía sobre ella.

Rafaelspregelburd150
|

Vuelve un guión favorito de la realidad nacional, un tema ya clásico de estas décadas pampas, así como para los griegos el incesto o para los posmodernos la deconstrucción del sujeto. Pero el guión exige siempre nuevas variantes. María del Luján Telpuk es la heroína trágica que derrapó hacia su greco destino al encontrar los 800 mil verdes, haciendo caso omiso del peligro que se cernía sobre ella. La pobre decidió apartarse de esta profesión de tanto riesgo (hay vocaciones para todos los gustos) y empezó a entrenarse en algo más seguro, el trabajo artístico del patinaje, porque Tinelli le prometió ser figura. El viraje hacia lo otro, hacia la ostranenie literaria, ocurre ahora que Tinelli le baja el pulgar. ¿Ordenes del Gobierno? Mm... La explicación superficial es más pueril. Tanto que suena verosímil en un primer nivel del relato: la bajaron por falta de popularidad. ¿Cómo demonios se accederá a ella? Porque Telpuk hizo todo lo posible: abrió obstinadamente la valija de Pandora, recibió amenazas de muerte, entrenó como un soldado, posó, declaró, mutó. ¿Por qué no se ganó su derecho a que la viéramos rasparse el alma sobre el filoso, maldito, áspero hielo? Lo que alimenta el gran circo es ver porrazos y lágrimas de unas personas que se han hecho famosas previamente por otras cosas. Porrazos y lágrimas originales, los de la vida real de estos muñecos o deidades, ya no parecen destilar valor televisivo. Vaya revolución estética en el recorte que propone la tele: se trata de arrancar de su bien o mal ganada fama a unos sujetos para hacerlos romperse el culo estoica y azarosamente.

Me entristece no saber de qué va a trabajar la chica de la valija. Un policía desempleado –perdonen el tic– me da siempre un poco de miedo.