COLUMNISTAS
el martes nace un nuevo kirchner?

La cintura cósmica de Unasur

Desapegado de la diplomacia, el ex encabezaría un organismo regional que refuerza el liderazgo brasileño. Quiénes son “los muchachos de la UCA”.

Robertogarcia150
|

Es un hecho, al parecer, que Nestor Kirchner logrará subirse el martes a la cima de la Unasur, instituto regional que fue rebajado por un pérfido observador a la categoría de Ministerio de Colonias de Brasil. Si uno insiste con las picardías admitirá que este nuevo destino del santacruceño se reservaba para consagrar avezados cancilleres políglotas, hombres de marcada vocación por la política exterior, el intercambio y los consensos, adictos al estudio del Derecho Internacional Público. Gente quizás dominada por una pasión curiosa y e infrecuente: la de viajar de un país al otro para conocer personalidades y culturas de otros pueblos. A partir de mañana, en fin, tal vez se empiece a descubrir un perfil nuevo de Kirchner, quien antes de ser presidente se enorgullecía de no haber cruzado a Europa, no conocer Brasil, transcurrir apenas unas horas en Nueva York y algo más en las adyacencias de Miami. A esto se agregaba que en su gestión dejaba plantados a sus colegas de la región (o lo mandaba a Daniel Scioli como delegado), llegaba tarde a todos los encuentros y hasta se disparaba de ellos cuando se aburría. Más: ni siquiera asistió al parto de la Unasur en Quito y menos se preocupó –disponiendo de mayorías– para que el Parlamento argentino aprobara el ingreso del país a ese cuerpo (aún en trámite). Un premio sin méritos ni antecedentes, pues, para la llegada de Néstor, más bien la consecuencia de una pródiga burocracia de los Estados, casi un remedo de la designación en el Mercosur que él le obsequió a Eduardo Duhalde, más para sacarlo del medio que por respeto al organismo (su función fue decorosa). Reunía Duhalde casi las mismas condiciones del entonces mandatario: no viajaba a ninguna parte, se sentía incómodo en Europa, ni qué hablar de los Estados Unidos, y cuando le tocó ir a España en busca de soportes, volvió confesando no saber que el mundo estaba tan globalizado.

Este cambio, para Kirchner, es un propósito personal que data de hace dos años, bloqueado por el Uruguay que vetó su designación por los circunloquios y estropicios de la Cancillería argentina con relación a la pastera Botnia y al corte sine díe de la frontera. Ahora, con José Múgica en el gobierno, se afirma que habrá venia oriental para el nombramiento y, en caso de que no lo haya, tal vez se modifiquen las reglas del tratado: en lugar del voto unánime para elegir al secretario general de la Unasur, bastaría una mayoría simple. Repudiar el menú que uno mismo había escrito es típico del subdesarrollo. Y del Parlamento argentino, hoy enredado en discusiones por mayorías agravadas, simples o de dos tercios, alteración prevista por negociadores de Ecuador, el país que más empuja a Néstor para instalar su impronta revolucionaria, nacionalista y progre. Lógica interpretación de gobierno de pueblo originario con economía dolarizada, como la del nuevo mandatario izquierdista de El Salvador. Misterios quizás de esta América profunda, con mandatarios pragmáticos dispuestos a conceder su voluntad para las necesidades de Brasil: esta potencia no puede serlo si no se presenta al mundo sin el aval de los vecinos. De ahí la comparación con un Ministerio de Colonias de Brasil, país que dispondrá el RIP del Mercosur el año próximo, si es elegido José Serra.
Mientras se consuma el festival latinoamericano del martes con el socialismo nacional de Hernández Arregui o las proclamas de Hugo Chávez, otras corrientes se filtran en el mismo gobierno de Cristina. No contrarias, pero distintas, animadas por expertos en seguir las estelas del oficialismo. Son, gracias a ella, satélites necesarios que parecen distraerse de los enjuagues ideológicos de la corte de Néstor, aunque se incluyen en la primera fila para sostener su candidatura en 2011.

Esto no les gusta a los autoritarios
El ejercicio del periodismo profesional y crítico es un pilar fundamental de la democracia. Por eso molesta a quienes creen ser los dueños de la verdad.
Hoy más que nunca Suscribite

Y le responden más a ella. En ocasiones, Amado Boudou. En otras, Diego Bossio, a cargo de la Anses, ahora pieza clave de la orquesta económica oficialista y esposo de Valeria Loria, a quien la mandataria le confía tareas especiales no sólo porque fuera su secretaria en el Congreso. Si a Boudou le atribuyen la intervención estatal en la Anses, a Bossio & Cía le endilgan la autoría intelectual del subsidio para la niñez (él, al más puro estilo cristinista, juró que ésta ha sido la mejor medida social de los últimos cincuenta años). Aunque parezca que Bossio y su esposa, o su esposa y Bossio, gravitan en solitario alrededor de la Presidenta, en rigor, representan un equipo juvenil, programado para alcanzar el poder subiéndose al 60 sin pensar si termina en Tigre o en Constitución.
Esos términos se desprenden de la base de una fundación (Contemporánea) en la que Bossio supo participar, igual que varios de sus compañeros, católicos en su mayoría por provenir de la UCA, todos acercados por Simón Bestani –un aspirante a la gobernación de Mendoza con aires de gentleman, conferencista y, sobre todo, hábil gestor de contratos– quien los indujo a ciertas esferas del poder. Católicos heterodoxos, otros de celosa creencia ortodoxa (instruidos en los Legionarios de Cristo, una congregación de explosivo crecimiento en el Vaticano y algo manchada por imputaciones de pedofilia a su mexicano fundador), esa confesional militancia les permitió reconocimientos especiales de grupos europeos democristianos, interesados en que la creyente muchachada penetrara en el peronismo, un partido que siempre está en la final, más allá de menemismos, kirchnerismos, duhaldismos o reutemismos. Así tambien intentaron abordar al macrismo, en el que no pudieron anidar, aunque resiste en el partido porteño un remanente de la hermandad, Emiliano Respighi.

En este “grupo de jóvenes políticos para aportar a la dirigencia” –texto de la fundación– se distinguen, por ejemplo, en las inmediaciones de Bossio: Martin Olmos (Anses Capital), hijo de Kelly Olmos, una mujer que supo colaborar con Carlos Menem, claro, y con los tiempos se adaptó a lo que vino; tambien, clave, figura el hijo del dirigente de la Ucede, Francisco Durañona y Vedia, del mismo nombre y casi una suerte de sucedáneo de Bossio en el instituto; otro prominente es el hijo del senador Miguel Angel Pichetto, Juan Manuel, mientras Mariano Cascallares, ex director de juventud con Eduardo Duhalde y subdirector actual de la Anses, se revela como uno de los más decisorios.
El responsable de todos, Bossio, al margen de sus servicios y de que lo hubieran candidateado para la sucesión en Economía, parece apuntar al desarrollo político bonaerense. Es oriundo de Tandil y algunos suponen que a través de la Anses quizás se lo promueva a la gobernación. Tal vez a Néstor no le siente que este elenco brioso enmarque a su esposa junto a un profesor del CEMA, como Boudou. Pero el cinismo forja que unos sirvan al otro, y viceversa. Aún así, se deben irritar con los D’Elía, Depetri, Pérsico y demás jefes sociales que predican un gobierno con otro cariz ideológico. Igual, mientras haya postre, todos contentos.