COLUMNISTAS
ESTADO AUSENTE

La ciudad invisible

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La zona sur de la Ciudad de Buenos Aires, donde sucedieron las ocupaciones y los enfrentamientos entre vecinos puede ser caracterizada por la ausencia del Estado, desde hace décadas, pero particularmente en los últimos años. Las villas, que se concentran justamente en la zona sur, crecen por diferentes causas, entre ellas porque las nuevas generaciones de vecinos no tienen otra alternativa que la villa para conformar un nuevo hogar. Otro motivo corriente es que son el albergue de aquellos que son desalojados de otras villas, conventillos, viviendas ocupadas, hoteles pensión que cierran o simplemente de personas que no pueden pagar más un alquiler. No existen programas que den soluciones a las personas que quedan en la calle. Los nuevos migrantes llegan a estos barrios ante la falta de alternativas, no obstante, el caudal no parece crecer en el último tiempo, mientras cambia algo su composición (menor presencia de bolivianos y mayor de peruanos) y cambia su condición de radicación ya que la inmensa mayoría cuenta con residencia o se encuentra realizando el trámite. Merece tenerse en cuenta que un migrante de país limítrofe o del interior del país tiene vedado el alquiler sólo por su condición, aun cuando cuente con capacidad de pago.

En los últimos años, se han deteriorado las condiciones urbanas de las villas sin que el Gobierno local hiciera las acciones de mejora que son necesarias y urgentes. Hoy en todos estos barrios falta agua en verano (o su calidad es dudosa), las cloacas colapsan y son constantes los cortes de electricidad. Allí hay problemas para la recolección de residuos, no hay iluminación en las calles y pasillos y menos aún cuidado de las fuerzas de seguridad. En cualquier visita a estos barrios uno puede escuchar sobre la falta de escuelas primarias y secundarias y los déficits de los centros de salud (algunos inclusive cerrados durante esta gestión). Tampoco se llama a elecciones de las organizaciones barriales (sólo se hace mediante procesos de judicialización). Pareciera que para la Ciudad no fueran barrios, no habitaran personas, no fueran vecinos.

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A su vez, entre los cambios más relevantes que han sucedido en la última década, pero en constante crecimiento, está el cambio de la condición en la que habitan muchos vecinos de las villas. Ante la falta de suelo para ocupar dentro de estos barrios, surge el alquiler de cuartos (la mayoría con baño compartido) y esa es la fuente de una de las mayores conflictividades internas ya que muchos no pueden pagar el costo de la renta. Ellos son los protagonistas mayoritarios de las tomas que han sucedido en los últimos años en distintos lugares de Buenos Aires.

En este contexto y aun cuando las condiciones se deterioran, no se llevan adelante programas de radicación de villas (con la excepción de la Villa 31 que tiene una ley propia) a pesar de la sanción de la Ley 148 que lo estipula y el art. 31 de la Constitución porteña lo consagra. Sólo se realizan acciones de mantenimiento menores, totalmente insuficientes. Está claro que cuanto más tarde se actúe, más difícil es la solución. Más aún si se encuentran cerradas las puertas al acceso a las viviendas de interés social (que el IVC no está ejecutando) y cuando el mercado del alquiler y menos aún la compra de viviendas están vedados para los sectores populares.

Asimismo, las formas autogestivas de solución habitacional (cooperativas) que permite la Ley 341 fueron vaciadas de presupuesto.

La solución se encuentra en un abanico de acciones públicas que van desde la oferta de viviendas, mejoramiento y reurbanizacion de las villas, las formas cooperativas, el crédito, la atención de la emergencia, así como también una intervención en el mercado del suelo y la vivienda.

Nada de eso parece suceder en Buenos Aires. La reurbanización de asentamientos y villas es algo que se puede hacer y existen experiencias internacionales y nacionales que lo demuestran. Cruzando la Av. General Paz se puede visitar la Villa Carlos Gardel Almafuerte o Villa Tranquila, entre otras, que tienen mucho para mostrar.


*Antropóloga de la Universidad Nacional de General Sarmiento-Conicet. Autora de Vivir en la Villa.