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La derecha en el ojo ajeno

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No vio nada. Pietragalla, secretario de DD.HH., hizo una penosa visita a Formosa. | NA.

Una interpretación posible es que Auschwitz haya dejado la vara muy alta para Pietragalla, de modo que cualquier otra cosa que por allí se encuentre sea comparativamente algo solo anecdótico o la corporeización de casos aislados. Los conceptos utilizados en la conferencia de prensa en Formosa parecen además los de un acto de conmemoración del 24 de marzo pero en términos opuestos, por lo que a lo anterior se podría agregar que si él no ve militares, un Falcón verde o una ESMA, tampoco habría nada concreto para denunciar.

Colocar todo el peso del análisis en Pietragalla no parece ofrecer el mejor producto analítico, aunque permite comprender de qué manera se llenan los espacios discursivos en algunas fuerzas políticas. Sin embargo, si algo tiene la sociología para decir de este caso es la posibilidad de marcar y señalar con precisión desde qué lugar se hacen esas declaraciones como parte de un enlace dentro del sistema político y no desde el sistema del derecho. La declaración de Pietragalla se explica por su rol de funcionario oficialista.

El caso cae claramente como un problema para el oficialismo y sus intelectuales de centroizquierda, en particular porque desafía conceptos ampliamente utilizados como “derecha” o “izquierda” con los que se intenta explicar el mundo y particularmente la política. Para ellos, Macri y Cambiemos serían siempre la derecha maligna, mientras ellos, la exposición del progresismo siempre bondadoso; y todo parece funcionar hasta que aparecen las denuncias de Formosa. El paso siguiente a este desconcierto es el silencio y la incertidumbre.

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Aquello que se encuentra con enorme facilidad en el jardín del vecino es absolutamente insoportable en el propio, porque deja en evidencia la existencia de derechas en los lugares internos de los anteriores y comunes denunciantes. Este entramado de mezclas y combinaciones expresa con claridad que los usos recurrentes de las descripciones de “derechas” o “izquierdas” no son los mejores recursos para encontrar las explicaciones que den cuenta de las operaciones secuenciales del sistema político

En todo esto hay un problema de definición del objeto de estudio. Quien busque pensamientos progresistas o conservadores en los y las votantes de cada espacio político dominante logrará con facilidad encontrar diferencias marcadas. La legalización del aborto, el rol del Estado en la economía, cuestiones de política inmigratoria o uso de las fuerzas de seguridad, son ejemplos perfectos de la existencia de perspectivas diversas y existentes en nuestro país o en cualquier otro de occidente, que sin duda definen perfiles generales de lo que se espera escuchar cuando se debate sobre el país o se escucha a los políticos y las políticas. Pero a lo que debe prestarle atención la sociología es a lo que concretamente se convierte en un enlace del sistema, y eso en política es una decisión, y en esos enlaces concretos no siempre la ideología explica los pasos de los gobiernos.

Macri en su gobierno defendió el accionar de las fuerzas de seguridad con casos como el de Chocobar y al mismo tiempo permitió la discusión de la legalización del aborto. Su caracterización de neoliberal no concuerda con el sostenimiento del gasto del Estado en política pública en épocas cercanas a las elecciones, algo inaceptable para quienes desde una perspectiva liberal pregonan una reducción en el gasto del Estado. Las explicaciones a esos procesos en el gobierno anterior se encuentran en la dinámica de la batalla electoral y en el cuidado de su base de votos, no en sus ideas. Para Pietragalla y el gobierno actual es exactamente lo mismo.

Lo que guía y define cada paso dentro del sistema político es la tensión central entre gobierno y oposición, y no una batalla ideológica entre derechas o izquierdas. Todo lo que un oficialismo haga estará siempre sopesado en relación a lo que pueda beneficiarse o perjudicarse en la dinámica con su rival, cada vez que deba hacer algo o reciba un estímulo desde el exterior. Por estímulos exteriores puede entenderse una noticia como la exposición de un caso escandaloso en los medios, o una denuncia judicial que obligue al gobierno a intervenir o a modificar una reglamentación. Todos los días se entra en pánico porque aquello que sucede internamente o que  se genera en el entorno puede ser potencialmente un episodio licuador de votos.

Aunque probablemente en lo personal esté de acuerdo en calificar a los episodios de Formosa como violaciones a los derechos humanos, Pietragalla y los demás funcionarios saben de los riesgos que significaría aceptar semejante denuncia. Se imaginan que darían la razón a la oposición, que después se pediría la renuncia de funcionarios, que el Presidente quedaría expuesto por haber hecho declaraciones positivas sobre quien gobierna la provincia y que en algunos de sus votantes sería espantoso comprobar que la derecha también existe en su propio hogar.

Así la política, con criterios políticos y no legales, debe decidir en ese entramado de riesgos qué decir, qué determinar. Y es desde allí donde prefiere dejar librado a la continuidad algo que obviamente sostiene lazos y votos en una zona del país en que el peronismo se beneficia de perfiles conservadores.

Los hechos que denuncia Amnistía Internacional sobre Formosa son aberrantes. En sus documentos se mencionan casos sobre las condiciones graves a las que someten a las personas alojadas en los Centros de Atención Sanitaria. Se hace mención a “denuncias recibidas por parte de personas que sufrieron el aislamiento de manera compulsiva” con reclusiones de hasta 30 días, sin acceso a los resultados de los testeos, presencia de personal policial las 24hs, hacinamiento, déficit en la ventilación y la alimentación y problemas de higiene. Ese no es un listado muy progresista.

La misma organización que denunciaba el caso Maldonado, y que era atacada por Cambiemos, es ahora utilizada por esa fuerza política para atacar a quien ahora es oficialismo. No es ese un cambio de Amnistía, es un cambio en el lado del sistema que ocupa Cambiemos, para quien cada ataque al oficialismo es más que bienvenido.

El lado desde el que se habla, el sitio desde el que se realiza la enunciación lo es todo, por más que se haga de cuenta que la ciencia social describe enemigos con precisión académica. En realidad se trata allí también de una operación del sistema político, aunque lo imperdonable es que no se aclare.

*Sociólogo.