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La flecha del tiempo

“El pasado pertenece a quien lo escribe”, afirmó Carlos Fuentes. Empiezo a sospechar que el pasado puede también pertenecer a quien lo lee.

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“El pasado pertenece a quien lo escribe”, afirmó Carlos Fuentes.
Empiezo a sospechar que el pasado puede también pertenecer a quien lo lee. Hoy tengo sólo 1.800 caracteres para explorar el tema. Trataré de ser clara.
Acabo de estar en Caracas donde, más allá de la Feria del Libro dedicada a la Argentina, las conversaciones giraban alrededor de una flamante conjetura: Simón Bolivar no habría muerto consumido y enfermo en Colombia, sino que habría sido asesinado cuando planeaba retornar a su ciudad para reanudar la lucha. Según parece, sobran datos e indicios que así lo sugieren.
El General debe de estar revolviéndose en su Laberinto (mal que le pese a García Márquez), dado que es casi seguro que no yace en la tumba que ostenta su nombre. Sólo se espera encontrar sus restos mortales para iniciar las pruebas de ADN y demás.
Si se llegara a confirmar la teoría conspirativa, no sólo el pasado de la independencia latinoamericana se vería modificado, también se vería modificada la historia oficial de todos nuestros países.
Cosas de la lectura, por cierto. Por eso vale la pena arrimarse a las novelas y leer, por ejemplo, De raposas y de lobos, de la gran escritora venezolana Antonieta Madrid, que nos abre a una mirada irreverente y cargada de pasión sobre esa ciudad suya en la cual “flecha” significa contramano, llamada en la novela “Cáscaras”, en pluralizado anagrama.
O, para entender mejor mi propuesta, acercarse a ese otro destacado autor venezolano, Darío Lancini, el hombre de los palíndromos. Oír a Darío es la obra emblemática del género especular, pero para el caso interesa su investigación actual.
Desde hace unos años Lancini trabaja en las frases de significados duales, tales como “Mariano asesinó a Marte” la cual, explica, puede leerse “María no hace sino amarte”.
¿Entienden ahora lo que planteé al principio?