De acuerdo con la inflación que mide el Indec, la inflación ascendió a 1,3% en mayo de este año. Los relevamientos prematuros de junio muestran (por ahora) que la inflación bajaría más este mes. ¿Qué pasa con la inflación en el corto plazo?
“La inflación es siempre y en todo lugar un fenómeno estrictamente monetario” –explicó y demostró Milton Friedman. La relación expansión monetaria/inflación es donde la ciencia económica más se parece a la física: es una relación causa-efecto. ¿Alguien vio inflación en una economía de trueque? En este marco, la inflación se cura y se previene sólo con política monetaria. Todo “el mundo” aprendió esta lección. ¿Resultado? No hay más inflación hace 35 (países desarrollados) y 25 (países emergentes) años. El nuevo BCRA se alinea con el mundo “normal”.
Con política contractiva, el BCRA había bajado la inflación mensual a un tercio comparando primero (+4,2%) con segundo (+1,7%) semestre 2016. La base monetaria nominal (real) cayó desde $ 623.890 millones hasta $ 572.568 millones ($ 478.917 millones) entre diciembre de 2015 y abril de 2016: una caída nominal (real) acumulada de -8,2% (-23.2%). Luego, la cantidad de dinero real (0,6%) se mantuvo fija hasta noviembre, propiciando una baja de la inflación hasta 1,2% (en diciembre de 2016) y 1,3% (enero de 2017).
Sin embargo, el BCRA relajó la política monetaria más de la cuenta y antes de lo debido. En “criollo”, el BCRA emitió “de más” sobre finales de 2016 y comienzos de 2017: la cantidad de dinero creció +11,4% en términos reales.
Este sobrante de dinero se termina limpiando (por las malas o por las buenas) tarde o temprano. Por las malas es vía aceleración inflacionaria. De hecho, la aceleración de la inflación de febrero/abril no es otra cosa que el sistema de precios comenzando a hacer su trabajo de “limpieza” por “las malas”. Por las buenas es con un BCRA volviendo sobre sus pasos, endureciendo su política y absorbiendo el sobrante de pesos. Y en esto “anda” el BCRA para que la economía recupere su sendero desinflacionario.
El BCRA subió la tasa del corredor de pases a siete días 150 puntos básicos (de 24,75% a 26,25%) en abril de 2017. Posteriormente, el 16 de mayo, en la licitación primaria de Lebac’s, el Central subió la tasa 125 puntos pasando de 24,25% a 25,5%. Paralelamente, en el mercado secundario la tasa de las Lebac’s subió más de 400 puntos. Esta política ha bajado la cantidad real de dinero 12,5% en el acumulado de marzo a mayo. A fines de mayo, la base monetaria real es similar a la que hubo de abril a noviembre de 2016 cuando la inflación cayó de 6,7% (abril) a +1,2% (diciembre) mensual.
De acuerdo con nuestro análisis, si el BCRA dejara la base monetaria “clavada” en términos reales durante los próximos meses, con el repunte (tibio) del nivel de actividad (demanda de dinero), la inflación mensual podría caer en torno al 0,8/0,9% en la segunda parte del año. La inflación rondaría el 18,5% interanual en diciembre. Sin embargo, si el apretón monetario y/o el incremento de la demanda de dinero fueran mayores, la inflación podría acercarse a la meta. Por el contrario, si el BCRA vuelve abandonar la política monetaria contractiva, la inflación mensual será mayor alejándose de la meta más.
Es un error pensar que este proceso desinflacionario del BCRA tiene costos en materia de actividad. ¿Por qué? Porque la Curva de Phillips aumentada por expectativas es vertical hace seis, siete años en Argentina. Hay expectativas racionales. Los agentes tienen expectativas perfectas (no se equivocan) y proyectan la inflación en función de su conocimiento de las políticas (monetarias) futuras. En este marco, la política monetaria contractiva no afecta negativamente las variables reales (actividad y empleo) de la economía; y la inflación baja porque las expectativas de inflación se reducen.
El BCRA anuncia que emitirá menos. El BCRA hace coincidir los hechos con sus anuncios; y en consecuencia las expectativas y la inflación observada bajan. Es por esto que la independencia, la credibilidad y la reputación del BCRA son tan importantes. Por eso, en 2018 es importante que el BCRA no asista al Tesoro y el déficit fiscal baje significativamente.