Mónica Yolanda del Carmen González Mujica es una periodista y escritora chilena, Premio Nacional de Periodismo en su país en 2019, miembro del Consejo Rector de la Fundación Gabriel García Márquez y corresponsable del reconocido Consultorio Ético de la Fundación, que fuera creado por Javier Restrepo.
El viernes 2 de este mes, González publicó un extenso artículo titulado “La democracia desnuda”, en el que hace un profundo análisis sobre la situación del periodismo, particularmente en América Latina (su texto completo se puede ver en https://fundaciongabo.org/es/consultorio-etico/respuestas/2024-la-democracia-desnuda).
En uno de sus tramos –que elijo porque trata sobre uno de los problemas más graves que enfrenta la Humanidad en estos tiempos, y que afecta a la prensa en todo el mundo: la Inteligencia Artificial (IA) y sus aplicaciones en los medios–, dice la nota: “Imposible en un recuento de lo que viene no referirse a la amenaza que representa la Inteligencia Artificial para la humanidad. De todo lo escrito impacta lo que declaró la experta Kate Crawford (N.de R.: profesora de la Universidad del Sur de California en su facultad de periodismo Annenberges, investigadora principal de Microsoft y presidenta visitante inaugural de Inteligencia Artificial y Justicia en la Escuela Normal Superior de París): ‘Hay una nueva amenaza existencial a la que se enfrenta nuestra especie’. Y habla de la Inteligencia Artificial General (IAG), y de la idea hipotética de IA que es mucho más grande y poderosa, que eventualmente podría acabar con la especie humana. Y se centró en el trasfondo de esta conjetura: ‘Las personas que lanzan las mayores amenazas son, de hecho, las responsables de la construcción e implementación de la IA. La clase multimillonaria de la tecnología sostiene que sus propios productos podrían un día alzarse y destruir a la humanidad. ¿Y quiénes creen que pueden salvarnos? ¿Adivinan? Sí, son ellos. Esta es una de las ideologías más egoístas y peligrosas de nuestro tiempo, porque se trata de un orden en el que, en función de resguardar sus intereses, se utilizan historias fatalistas del futuro para distraer a las personas de riesgos que acontecen en el presente’”.
Crawford ha realizado numerosas publicaciones, entre ellas su A-tlas de IA, uno de los mejores libros de esta materia según The Financial Times. Fue reconocida en 2023 en la Lista Time 100 como una de las personas más influyentes en el tópico de la IA.
La Unesco –organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura, dedicó un reciente trabajo a caracterizar los beneficios y riesgos de la IA. “Los rápidos avances tecnológicos en Inteligencia Artificial (IA), así como otras tecnologías en desarrollo como la robótica, la computación en la nube y el internet de las cosas, están transformando disciplinas, economías e industrias, y desafiando las ideas sobre lo que significa ser humano”, señala el documento. Y advierte: “La IA tiene un enorme potencial para el bien social y la promoción de la consecución de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) si se desarrolla de una manera que beneficie a la humanidad, respete las normas y estándares mundiales y esté anclada en la paz y el desarrollo”. El lunes 5 de febrero se desarrolló en Krabj, Eslovenia, el Foro Global sobre ética de la Inteligencia Artificial. Allí, la Unesco insistió en la aplicación universal de su “Metodología de Evaluación del Grado de Preparación y la Evaluación del Impacto Ético”, con cuyas herramientas el organismo está cambiando el modelo que impulsa la IA “con vistas a desarrollar una serie de soluciones concretas y prácticas y garantizar que los resultados de la IA sean justos, inclusivos, sostenibles y no discriminatorios”.
No se agota aquí el análisis de la cuestión: considerando que el desarrollo de la IA está en manos de los capitales más poderosos del mundo, una luz amarilla –con tendencia al ojo– se enciende para las sociedades, la Argentina incluida.
