El Macba ofrece una muestra con obras de cuarenta artistas de Bélgica. El título, The Importance of Being, instala su primera puesta en juego del problema de presentar cualquier identidad nacional, ya que parafrasea y cercena el de la obra de Oscar Wilde The Importance of Being Earnest (la importancia de ser serio, u honesto, pero también, por homofonía, la importancia de llamarse Ernesto, o sea, un disparate). La apuesta belga es alta: en el tironeo entre flamencos y valones, han recortado al problema de la identidad todo aquello que tiene que ver con lo solemne.
El resultado es lúdico y geográficamente desbordado. Los artistas son belgas en un sentido amplio (los hay valones y flamencos, pero también africanos, españoles, alemanes y cualquier tipo de humano que haya decidido habitar el suelo de Bélgica). Y hay otro desborde, inevitable en el arte contemporáneo: aquel en que lo plástico se derrama sobre lo literario. Así, para quienes nos expresamos con palabras (¿una imagen equivale a mil palabras, o más bien una palabra equivale a mil imágenes, por su potencial capacidad de contenerlas a todas?), la muestra fascina y seduce. Un ejemplo elocuente es la obra You Are Not Here, a caballo entre la artesanía marplatense y el milagro, en el cual unos alambres retorcidos –aparentemente de manera caprichosa y al azar– proyectan minuciosamente en una pared circular unas sombras que son palabras manuscritas que arman frases también circulares, sin inicio ni fin claros.
Lo literario bulle también en Angel Vergara Santiago: bajo la coartada de los siete pecados capitales, yuxtapone en imágenes de muy ardua lectura, tan arduos como los periódicos, archivos de diez años de video que arman un discurso moral en donde la imagen de Pasolini va siendo progresivamente “asesinada” por la de Berlusconi.
Los belgas buscan presentar su identidad y –creo yo– no hacen sino ofrecernos un espejo de la nuestra. Todas las identidades son poco serias y son –además– lo único que tenemos.