La iniciativa de la Nueva Ruta de la Seda (NRS) es la ambiciosa propuesta china de revivir la antigua ruta de la seda que hace dos milenios conectaba China con Medio Oriente, Europa, Africa y el resto de Asia. Su versión actual contempla seis corredores terrestres económicos: Asia central-Asia occidental; China, Mongolia y Rusia; China-Indochina; China-Pakistán; China, Bangladesh, India y Myanmar; y el puente terrestre euroasiático que, frente al flete marítimo, redujo de cinco a tres semanas el transporte de mercancías desde China hasta los mercados europeos. Pero este nuevo megaplan no solo contempla tierra firme, sino que también ha trazado las “rutas marítimas del siglo XXI” (MSR) y construido puertos claves para el comercio.
El puntapié inicial de la NRS fue dado por el presidente chino, Xi Jinping, en 2013, cuando sorprendió al mundo con esta iniciativa que planea afectar a 70 países y al 70% de la población mundial, convirtiéndola en la más ambiciosa inversión en infraestructura de la historia.
Carola Ramón-Berjano, miembro del Consejo Argentino para las Relaciones Internacionales y PhD en economía, asegura que la NRS además de ser una pieza central de la política exterior china tiene una importante dimensión fronteras adentro: China busca reconvertir su actual modelo de crecimiento basado en la producción de manufacturas de exportación a un modelo económico enfocado en el consumo interno. China planifica su economía a través de grandes planes de desarrollo escalonado. Hace cuarenta años, cuando emprendió el período conocido como “reforma y apertura”, logró resultados exitosos enfocándose en las zonas costeras del país, luego desarrolló la zona centro, y hoy apunta al desarrollo en la parte oeste.
Durante los años que siguieron desde aquel anuncio presidencial hasta hoy, la NRS comenzó a volverse realidad con numerosos desarrollos en infraestructura: trenes, rutas, puentes y acuerdos múltiples en áreas portuarias y de energía. Los corredores, los acuerdos y proyectos económicos orientados al resto de Asia son de especial importancia para China y podrían beneficiar enormemente a las economías de estos países: China es capaz no solo de darles un mercado de dimensiones incomparables sino también la infraestructura para participar de él.
Debido a la tensa relación que viven China y EE.UU., muchos países podrían percibir una presión para no formar parte de la NRS. Ramón-Berjano observa que es EE.UU. el que, en definitiva, está perdiendo la oportunidad de integrar esta plataforma global que contribuye a la cooperación y el desarrollo.
Corredor China-Indochina
China construye el primer tren de alta velocidad de Tailandia, que une Bangkok, la capital, y la ciudad de Nakhon Ratchasima. En Indonesia también lleva adelante el primer tren de alta velocidad del país entre su capital y la ciudad de Bandung. En Laos las nuevas vías chinas apuestan a reducir el viaje desde su capital hasta la provincia china de Yunnan de 16 horas en automóvil a solo tres, como parte de una ruta mucho más grande que concluye en Singapur. La llegada de la obra ofreció puestos de trabajo y expectativas respecto del arribo de turistas desde la capital de Laos en un contexto donde la infraestructura ferroviaria del país requería mejoras y mantenimiento desde hacía largos años.
Corredor China-Pakistán
El corredor de China-Pakistán es el estandarte de la NRS con una inversión estimada en 62 mil millones de dólares en proyectos de infraestructura. A China le resulta conveniente este corredor porque implica un nuevo modelo para combatir al extremismo que azota a su vecino Pakistán. En lugar de enviar tropas, llevan inversiones y desarrollo. La periodista e investigadora de Tsinghua University, Zoon Ahmed Khan, explica que mediante inversión China ha logrado contribuir a la estabilidad de la región y fortalecer la lucha contra el extremismo mediante la creación de puestos de trabajo.
El otro factor que le da importancia al corredor es el petróleo. El gigante de Asia actualmente satisface el 50% de su demanda de petróleo desde Medio Oriente transportando el crudo a través de una extensa ruta de más de 10 mil kilómetros, una distancia demasiado grande donde debe surcar el estrecho de Malaca, el paso comercial más transitado del mundo y en constante tensión entre China, India y EE.UU. Para mitigar su dependencia del estrecho, China busca construir un oleoducto a través de Pakistán que reduciría la ruta de suministro de petróleo a solo 3.600 kilómetros.
Además China construyó un puerto en Gwadar, Pakistán, que ya está en operaciones y transportando mercancías de Africa y Medio Oriente. Este puerto es una excelente oportunidad de comercio para las regiones sin salida al mar al oeste de China.
Corredor China, Bangladesh, India, Myanmar
Este corredor económico es el que presenta menor velocidad de concreción, en buena medida debido a las diferencias surgidas entre China e India por el corredor China-Pakistán que conecta ambos países atravesando Cachemira, región en disputa entre India y Pakistán. A pesar de las dilaciones, China oficialmente niega que el proyecto haya sido abandonado, y sigue avanzando con obras en China que forman parte de este corredor y que conectarán China y Myanmar a través de una vía férrea.
Corredor Trans-Himalaya
El desarrollo del corredor Trans-Himalaya, que conecta China con Nepal, se ha fortalecido desde 2016 a través del transporte y el comercio. Para Gustavo Ng, editor de la revista DangDai, especializada en China, la NRS no es solo un plan de obras sino un elemento clave en la construcción del “sueño chino” de revitalizar su civilización, sueño que Xi Jinping toma como eje de muchos de sus discursos. Señala además que la Región Autónoma de Tíbet, en China, desarrolló una fuerte economía de frontera con Nepal a través de distintos pasos comerciales y que con la NRS se espera que se incremente aún más el volumen de intercambios como parte del desarrollo escalonado que ahora le toca a la región.
Según informa China oficialmente, la suma del volumen de comercio que acumula el país con las naciones integrantes de la NRS llegó a los siete billones de dólares. Todo parece indicar, como se dice en China, que este podría ser el siglo de Asia.
*Licenciado en Ciencias de la Comunicación.