El Mundial va llegando a su fin. Mañana la política abrirá un nuevo capítulo donde los candidatos irán definiendo su juego. Si se lo compara con el Mundial el escenario electoral de hoy tiene algo de semifinal, pero también de eliminatorias. Veamos:
Los resultados de nuestra última encuesta revelan lo siguiente: Sergio Massa-FR se ubica primero con una intención de 28,6%; segundo el FpV, con 28,3%; tercero FAP-UNEN con 21,5% y cuarto Mauricio Macri-PRO, con 20,7%. Pero cuando se analizan candidatos y no partidos o frentes, restan definiciones. Dentro del FpV se asiste a una clara paridad entre Florencio Randazzo (14,3%) y Daniel Scioli (14%). Lo mismo ocurre dentro del FAP-UNEN entre Julio Cobos (11,8%) y Hermes Binner (9,7%). Si se piensan las PASO como una instancia semifinal aún falta definir quiénes competirán con Massa y Macri. Pero allí terminan las similitudes porque las PASO representan un puente hacia un cuadrangular que podría dirimirse en un ballottage.
Cuando el escenario se analiza desde la panorámica del proceso general, la fortaleza de Sergio Massa se amplifica. En efecto, en base a los actuales números, difícilmente el FpV podría sumar en primera vuelta el acumulado de 28,3% de Randazzo + Scioli. La explicación es sencilla: al menos un 15% de quienes votarían por uno u otro, preferirían hacerlo por Massa luego de las PASO. Lo cual determinaría una diferencia de 5 puntos a favor del tigrense (31% vs. 26% aprox.). Adicionalmente, Massa se impondría a Scioli, Randazzo, Macri, Cobos o Binner en un escenario de ballottage, por una diferencia que oscila entre 12 y 25 puntos.
No obstante, resultaría abusivo predecir en base a la foto de hoy. Faltan tiempo y definiciones. Resta saber cómo evolucionarán la economía, el caso Boudou, la deuda con los fondos buitre y qué heridas podrían abrirse en un gobierno que sigue perdiendo su impronta.
Además, resulta incierto avizorar cómo se diferenciarán candidatos que exhiben algunos rasgos comunes. Ninguno es populista o caudillo como pudieron serlo Néstor, Cristina, Menem o Alfonsín. Todos parecen serios, racionales y moderados. Ninguno, hasta ahora, ha conseguido enamorar al electorado.
Quizás esas limitaciones sean un signo de salud para una democracia que no termina de amalgamar plenamente la República con la justicia social. Acaso los ecos de tanta adrenalina política impidan comprender cabalmente la demanda de estos tiempos. Me atrevería a bosquejarla en una breve sentencia: la única “revolución” que se necesita es la de la inteligencia. Quien actúe en consecuencia será el próximo presidente. ¡A pensar entonces!
*Director de González Valladares Consultores.