Sigue el show de la política, ahora es el tiempo de las mesas, los lanzamientos y las internas. Mientras tanto, Ernesto Tenembaum, gran periodista, se da cuenta de que es más la atención pública en Gran Hermano que en el ballet político. Por eso le pregunta a otra periodista, Nancy Pazos, porque la mirada está puesta en los Alfa o Coti o Romina.
Debo confesarlo, también le pregunto lo mismo a mi mujer, que como consultora en comunicación tiene una fuerte intuición de por dónde pasa la empatía popular. Es claro que interesan más la discusión y los diálogos entre las personas de carne y hueso que podrían ser nuestros parientes, amigos, vecinos, conocidos, que entre políticos. Ya pasó el tiempo en que Tinelli atrapaba con su parodia de personajes de la política, ahora la gran mayoría aburre con tics repetidos. Es más de lo mismo.
Si en Gran Hermano los participantes discuten como en el barrio, como en los domicilios, como en la cocina, y son prototipos de personajes típicos, buscando todo el tiempo empatía con el televidente, simulando vínculos amistosos con los miembros de la casa pero finalmente pensando estrategias para no ser nominados y que el expulsado sea otro, finalmente se trata de quién es más pícaro para vencer.
Milei y los radicales, señales rojas para el halconismo PRO
Espiar al vecino resulta más apasionante que ver cómo se pelean los dirigentes. Si tomo mis encuestas de los últimos 23 años, me voy a encontrar con que gran parte de los apellidos que evaluaba por entonces en mis estudios de opinión hoy siguen apareciendo tanto a nivel nacional como provincial. La demanda de lo nuevo emerge ante el cansancio de la repetición.
Hay una generación política que va terminando su ciclo sin que lo nuevo haya emergido. Por eso Milei y en muchas provincias dirigentes apenas conocidos generan esperanzas. No significa que les llegó la hora del reemplazo. Ese es un proceso abierto que no sabemos en qué momento se concretará. Mientras tanto se lanza Larreta. ¿Lo necesita? Bullrich reafirma que nadie la bajará de su postulación y lanza spots en las redes y tuits contra el jefe de Gobierno. Quirós aparece como candidato en CABA. Carrió se sube al escenario, pero apoya a Larreta-Vidal, dice que quiere ser pero que aún no es el momento, mientras el gran DT continúa siendo Mauricio Macri, del que todos esperan señales de que no se lanzará ni apoyará a candidato alguno para sentirse libres. Hasta el primo Macri ya lo jubiló como candidato. Pero la incógnita persiste.
Mientras tanto, el PJ discute si Cristina está proscripta, o si lo estaría en caso de presentarse, y arma una comisión para pedirle que se presente, pero en realidad el documento de la calle Matheu no dice que está proscripta sino que van a luchar para que no lo sea previendo que, de presentarse, los jueces le caerían cual rayo paralizante. Y desde el Gobierno, apenas Rossi asume como jefe de Gabinete de Alberto, dice que ella es quien más votos tiene en el espacio, pero desliza proscripción al tiempo que Aníbal Fernández declara que Cristina no está proscripta. Y lo dicen dos ministros del mismo gobierno. Después no pueden preguntarse por qué muchos dicen que hay un Ejecutivo que carece de coherencia.
En paralelo, por Facebook, se lanza Scioli, Alberto dice que no será escollo sí él fuera no competitivo, pero se ve a sí mismo con fuertes posibilidades, Wado aparece en el escenario y el movimiento Evita y Grabois piden pista, al tiempo que Manzur espera el resultado de las elecciones en Tucumán para posicionarse como candidato.
No siempre las previsiones se cumplen
Mientras una parte de los ministros se ocupa de la política, Massa, que dice que no será candidato, a pesar de que muchos no le creen, intenta estabilizar la economía y reafirma con cambio de fecha que la inflación finalmente bajará.
En tanto, la angustia colectiva se explica con solo mirar con atención las cifras de la Encuesta Permanente de Hogares que publica el Indec. Una desocupación baja pero con una demanda de trabajo alta. Es que parte de los ocupados a los que no les alcanzan los ingresos demandan un segundo empleo, los subocupados también demandan más horas de trabajo, y eso termina explicando que algo más del 20% de los hogares declare que su principal problema está ligado al empleo, mientras la preocupación por la inflación aparece en todos los segmentos sociales. Con tanta angustia, a muchos les es preferible mirar cómo se pelean y amigan en Gran Hermano que cómo lo hacen los políticos.
Finalmente, por Pluto se puede observar todo el tiempo qué pasa dentro de la casa; en cambio, la política pretende ser vista, leída y oída cuando ellos quieren. Es un truco que dejó de funcionar. La opinión pública tiene su propio Pluto para mirar a los dirigentes aunque muchos de ellos crean que tienen el control de las miradas.
*Consultor político.