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inflación y grietas

Milei y los radicales, señales rojas para el halconismo PRO

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Menem. “Si les decía lo que estaba por hacer no me hubieran votado”, Dijo el expresidente. | cedoc

Antes del Mundial el oficialismo rogaba que le fuera bien a la Selección, con una población orgullosa de los símbolos nacionales, y así evitar un fin de año caliente. Pero el comienzo de año, pasadas las vacaciones y con una inflación que no se logra controlar, generó un efecto rebote. A la exaltación colectiva le sigue un mal humor colectivo. 

La vuelta a la vida cotidiana genera angustia y preocupación. Sin embargo, la política continúa con su propia dinámica mientras la población no le presta atención, casi la ignora. Es que es muy complicado tratar de entender la dinámica y el argumento de las fuerzas políticas. Mientras, tenemos una población que se queja de que el dinero no le alcanza y que busca incrementos salariales y nuevas fuentes de ingreso, aunque se trate de trabajo informal o de cuentapropismo. 

Un sector de Juntos por el Cambio, básicamente el proveniente del PRO en todas sus vertientes, lo que promete en caso de ser gobierno es un ajuste. Y que lo diferente que hará respecto a 2015 será explicarle a la población por qué hay que hacerlo. Es raro que el electorado vote ajuste, con la idea de que primero hay que estar peor para después estar bien. Como dijo el filósofo Menem: “Si les decía lo que estaba por hacer no me hubieran votado”. Enfrente estaba Angeloz con su lápiz rojo, que mediante ajuste fiscal prometía derrotar a la inflación. Ya sabemos quién ganó. Mientas tanto, el radicalismo parece estar despertándose, es el que se da cuenta de que la propuesta de ajuste y grieta es poco alentadora.

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Lo sucedido en La Pampa debería ser un alerta para el halconismo, fueron todos a apoyar a Maquieyra, Macri, Vidal, Bullrich, Larreta –últimamente pasado también al halconismo–, obligado por la interna, pero ganó el candidato radical. El que propuso diálogo, terminar con la grieta, colaborar entre oposición y gobierno provincial. No es que no propuso cambio, propuso otro cambio.

Este tropiezo que tuvo el PRO se le va a volver a repetir en muchas provincias. Ya sea porque los candidatos radicales son más atractivos que los suyos, ya sea porque en el primer turno electoral por ahora el único triunfo que podría tener la divisa del Cambio es en Jujuy, en donde prima la camiseta radical blanca y roja. Hasta dónde llegará el avance radical y cómo repercutirá que hasta fines de mayo lo que se percibirá en el mapa electoral sean mayoría de colores celestes y blancos o provinciales es un interrogante abierto. Pero es muy probable que el oficialismo comience a tener la esperanza de que no todo está perdido. A pesar de las peleas internas, a pesar de un gobierno que sin controlar la inflación continúa dependiendo de que Massa consiga mantener orden en lo económico, a pesar de que hasta para sentarse en una mesa se recelan, es tal el lío que tiene la oposición que, como en el tenis, si el adversario comete errores autogenerados, los partidos que parecían ganados de antemano se pierden. Miremos el caso de la provincia de Buenos Aires: para ganar la oposición necesita que Milei no presente candidato. Parecen no darse cuenta de que en la medida en que no logren llegar a la población con una propuesta esperanzadora, la esperanza opositora termina puesta en Milei. Porque en la crítica del libertario a “juntos por el cargo”, como él dice, está la clave de su vigencia. Vigencia simbólica que está en todo el país. Digo vigencia simbólica porque por ahora son expresiones de adhesión que registran las encuestas. No sabemos si al momento de la elección presidencial la adhesión se mantendrá o se diluirá. Las elecciones provinciales no servirán de mucho para generar hipótesis confiables.

No siempre las previsiones se cumplen

Lo cierto es que, por ahora, Milei es el único candidato confirmado. Hoy tiene hasta esa ventaja. Es el único que los electores visualizan en el escenario. El resto es duda. El oficialismo ni siquiera tiene candidatos firmes para las PASO. Y si Alberto no define si será o no candidato, le es muy difícil al Frente de Toldos definir un discurso. Hoy por hoy lo único que puede decir es que son la pared que evita que vuelva el macrismo. Y eso sirve para un tercio del electorado. Quizá le sirva para ser muy competitivo en las PASO o en primera vuelta pero para una segunda eso no alcanza. 

En cambio, a Milei le alcanza con criticar a la vieja política y prometer que con él las cosas serán diferentes. Casi podría decir: “Síganme, no los voy a defraudar”. La diferencia es que Menem lo decía apoyado en una de las estructuras partidarias más importantes de América Latina, mientras de Milei está más apoyado en el evangelismo que en una organización política. En este sentido, se parece a Bolsonaro. 

Habrá que ver si es buen o mal imitador. Por ahora lo concreto es que Cambiemos, y sobre todo el PRO, está en problemas entre el evangelismo, la estructura radical y los nuevos liderazgos del viejo partido. 

*Consultor político.