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trabajo y tecnologia

La singularidad en el bolsillo

La robotización, la nanotecnología la revolución de las comunicaciones producen un cambio total en el mundo del trabajo. Es indispensable que los líderes acompañen este procesos para lograr sociedades y ciudadanías preparadas para el futuro.

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China. Existen autos eléctricos que no contaminan y se fabrican en 48 horas. También transporte sin conductor. | cedoc

Es frecuente escuchar que los ordenadores incrementan su capacidad de manera exponencial. Para muchos es difícil entender en qué consiste ese crecimiento. Thomas Friedman, en Gracias por llegar tarde, pone un ejemplo que nos permite entender el concepto. Haciendo un cálculo aproximado de lo que pudo pasar  si el escarabajo de la Volkswagen hubiese avanzado desde 1971 con la misma velocidad exponencial que han experimentado los microchips, el coche debería alcanzar actualmente una velocidad de 480 mil kilómetros por hora, consumir 4 litros de nafta por cada 3.200.000 km, y costaría 3 centavos de dólar. En 2020, dos años después de la publicación del libro, la velocidad debería haber sido de 1.980.000 kilómetros por hora y su precio, 0,75 centavos.

En la realidad,  si comparamos un microchip de Intel en 1971 con otro que la misma marca lanzó al mercado hace un año, constataremos que el nuevo ofrece 3.500 veces más rendimiento, es 90 mil veces más eficiente, y su precio es 60 mil veces menor. La computadora que usó la Apollo 10 que llevó al hombre a la Luna pesaba 32 kilogramos, una memoria ram de 64 K y una velocidad de 0,043Mhz. Un teléfono celular común, 1 Ghz y 8 gigabytes en memoria o disco duro, es 23.255 veces más veloz y tiene 125 mil veces más capacidad de almacenamiento. El que uso es diez veces más potente.

Todo lo que ocurre tiene que ver con el perfeccionamiento de las computadoras, que simplemente son una extensión de nuestro cerebro y acumulan y procesan información. De esa manera transforman nuestra naturaleza y hacen posible el desarrollo del conocimiento y de la tecnología en todas las áreas, especialmente en la nanotecnología, la biotecnología y la ciencia de los materiales. Esto permite que se desarrollen nuevas tecnologías, que estarán disponibles antes de lo que creemos, que no podemos imaginar por nuestras reducidas expectativas limitadas por nuestra mente lineal, que no incorpora la noción del crecimiento exponencial.

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Este concepto lo debemos a Gordon Moore, que anticipó en la década del 60 que los ordenadores duplicarían su capacidad todos los años y se venderían por la mitad del precio. En 1990, Ray Kurzweil dijo que el progreso de las tecnologías vinculadas con la computación se incrementaría más allá de la Ley de Moore. Kurzweil es inventor estadounidense, músico, empresario, escritor, científico, fundador y canciller de la Universidad Singularity, en Silicon Valley. Desde 2012 es el director de Ingeniería de Google. Se dedica a elaborar dispositivos electrónicos de conversación máquina-humano y aplicaciones para personas con discapacidad.

Para entender lo que está ocurriendo, conviene leer su libro La singularidad está cerca, en el que con datos concretos dice que la primera inteligencia artificial, construida en base a un escáner del cerebro humano realizado por nanobots, pasará el Test de Turing hacia 2029. Con eso habrá demostrado que tiene una capacidad igual a la del ser humano en cuanto a inteligencia, conciencia de sí mismo y riqueza emocional. Una máquina así podrá realizar todas las tareas intelectuales y materiales propias del ser humano y será autoconsciente. Existen ya máquinas que están muy cerca de esa meta.

La singularidad no enfrenta a las máquinas con los seres humanos, sino que las complementa. Los implantes cibernéticos nos mejoran, nos proporcionan nuevas habilidades físicas y cognitivas, nos permiten tener una mejor calidad de vida e interactuar con las máquinas. Algunas no están dentro de nuestro cuerpo pero no podemos vivir sin ellas. Hasta hace algunos años, formado en la escolástica, era escéptico con estas teorías. Conocí entonces a Kurzweil en Buenos Aires, en la casa de Mauricio Macri, cuando dijo algo genial: la singularidad está en su bolsillo, el celular es un complemento de la memoria, nos orienta en el tiempo y el espacio, nos conoce más que nuestro psicólogo y tiene mucha de la información que necesitamos para vivir.

La esperanza de vida a lo largo del siglo XX se incrementó con los avances de la medicina y la nutrición; con los progresos en la nanotecnología y la medicina, se da un ascenso perpendicular.

En el año 1900 la expectativa  de vida estaba cerca de los 30 años, hoy se acerca a los 70 y pronto superará los 100. En 1900, la brecha entre los países desarrollados y los menos desarrollados era enorme. Los unos tenían una expectativa de 50 años, mientras los otros llegaban solo a 26. Actualmente eso se redujo, la de los países desarrollados está en 83 años y la de  los subdesarrollados en 76.  

La implantación de elementos tecnológicos en el cuerpo humano conducirá pronto a la aparición de una nueva especie. La evolución continúa y la singularidad es un paso más de esa saga que, como dice Kurzweil, ya está entre nosotros y pronto inundará la realidad. Se espera que en 2050 la expectativa de vida sea mayor a los 200 años y su calidad, mucho mejor que la actual. Los procesos de envejecimiento se ralentizarán y terminarán deteniéndose gracias a la nanomedicina, que implantará ordenadores microscópicos que viajarán por todo nuestro cuerpo para reparar todo tipo de daños.

En los últimos dos años, la humanidad creó tanta información como toda la que existía desde el origen de la especie. Cuando empezó 2014, la cantidad de información existente era de 5 zetabytes, que si se traducía a libros habría sido posible formar con ellos  4.500 pilas desde la Tierra hasta el Sol. En dos años, entre 2014 y 2016, esa información se duplicó y llegó a 10 zetabytes, con lo que el número de pilas pudo llegar a 9 mil. La producción de conocimientos se acelera todo el tiempo: cada año la información se duplica y la transformación es tan enorme que no podemos siquiera ser conscientes de que la vivimos.

La velocidad del cambio la siento mientras escribo en mi computadora y recuerdo que Ray Bradbury escribió la primera versión de Fahrenheit 451 con una máquina de escribir alquilada, en el sótano de la biblioteca Lawrence. Dice: “Necesitaba una oficina y no tenía dinero para pagarla. Un día, paseando por el campus de UCLA escuché el ruido de máquinas de escribir en el subsuelo de la biblioteca. Descubrí que había un salón en donde se podía alquilar una máquina de escribir por 10 centavos la media hora. Me mudé a esa sala con mi bolsa de moneditas, cuyo contenido ascendía a 9,80 dólares, que gasté para escribir  la primera versión de 25 mil palabras de The Fireman (El bombero), en nueve días. ¿Cómo pude escribir tanto tan rápido? Gracias a la biblioteca. Todos mis amigos, los más queridos, estaban en los estantes y gritaban, chillaban y vociferaban que fuera creativo. Se pueden imaginar cuán emocionante fue escribir un libro sobre la quema de libros, en presencia de mis amigos en los estantes?”.

Cuando aparecieron los celulares, los trabajadores de la empresa telefónica de otro país hicieron una huelga exigiendo que se los prohibiera para siempre porque era un invento del imperialismo que ponía en riesgo sus puestos de trabajo. Si se aprobaba la iniciativa, habría provocado una hecatombe. Hay siempre movimientos en contra del progreso tecnológico, pero es imposible detenerlo.

La robotización, la nanotecnología, la revolución de las comunicaciones producen un cambio total en el mundo del trabajo. Desde hace algunos años, máquinas inteligentes cobran en muchas farmacias y supermercados de Estados Unidos, como Walmart, que desarrolló en 2018 robots para limpiar sus establecimientos y ahora produce otros que pueden analizar las perchas para reponer los productos y vigilar su precio.

Las computadoras 3D producen objetos tan complejos como un órgano humano, carne, soja o flores. Se han imprimido pedazos de carne comestibles y es probable que dentro de unos años nuestras proteínas no procedan del ganado sino de computadoras. Cualquier ser humano, de cualquier país, podrá imprimir en su casa bifes de primera calidad, usando simplemente programas que estarán disponibles en internet.

En China, las impresoras imprimen una casa en dos días casi sin emplear mano de obra. Existen autos eléctricos impresos que están en circulación, no contaminan y se fabrican en 48 horas. Los camiones y autos sin conductor recorren las carreteras de China y Estados Unidos. Pronto llegarán a nuestros países.

Sabiendo cuál es la velocidad con que se difunde la tecnología, podemos estar seguros de que avanzarán de manera inevitable y pueden dejar en el desempleo a muchos trabajadores de la construcción y a obreros de las plantas automotrices. Ellos  no serán los únicos afectados: desaparecerán decenas de profesiones. La robotización avanza a pasos agigantados en todas las áreas y nos lleva a otro tipo de sociedad.

Referentes. En todo el continente hay pocos dirigentes que discuten estos temas, que son los más importantes del momento. Casi todos los candidatos ignoran esta problemática, se dedican a discutir temas obsoletos, sin tomar en cuenta que estas transformaciones son inevitables. Tampoco entienden que para enfrentar estos desafíos es indispensable que la población tenga acceso a computadoras baratas, al mejor  internet, que puedan desplazarse, viajar, ampliar  sus mentes. Sin eso no seremos competitivos.

Cuando un gobierno logra que millones de habitantes se conecten con internet, construye miles de kilómetros de vías, mejora los puertos y aeropuertos y está empezando a enfrentar este problema, que no se soluciona haciendo piquetes. Unos pocos países como China y la India lo hicieron, trabajando en eso un par de décadas. Tienen éxito, ponen definitivamente los ojos en el futuro, van hacia terminar con la pobreza. ¿Cuántos líderes latinoamericanos son conscientes de la importancia de este tema? Se está produciendo un cambio imposible de detener, que se acelera todos los días, y nuestros países están en una disyuntiva grave: derrumbarse hacia el pasado o integrarse a esta nueva etapa de prosperidad en la historia de la humanidad.

Hace pocos meses, Uber inició un servicio de camiones sin conductor en Arizona, que permite hacer viajes más largos, sin descansar, reduciendo los accidentes y llegando a áreas más aisladas. Enfrenta la competencia de Nvidia, empresa china que está ingresando en el mercado norteamericano. El desafío de innovarse y mantener el empleo es enorme. En China trabajan de camioneros 30 millones de personas, y su número crece por el incremento de la producción. China hace un enorme esfuerzo por compatibilizar el desarrollo de la tecnología de punta y mantener la meta de pobreza cero, que supone pleno empleo. Asegura que llegará a la meta de pobreza cero en dos años.

 

*Profesor de la GWU. Miembro del Club Político Argentino.