“Cándido no estaba de acuerdo, pero tampoco estaba seguro de nada. Pangloss, por su parte, confesaba que siempre había sufrido muchísimo, pero que, como una vez
había dicho que todo estaba perfecto, seguía defendiendo esa idea, aun sin creerla”
Voltaire (1694-1778); de “Cándido o el optimismo”, Capítulo XXX: Conclusión; (1759).
Harto ya de estar harto del eterno sainete de nuestros dirigentes en su laberinto, con un clima lluvioso, húmedo y tenso como la cuerda de un arco, me puse a ver fútbol europeo. Por la Europa League, Fiorentina con Borussia Mönchengladbach. Allí encontré la jugada del año y la razón por la cual Europa suele –o solía, según el grado de sus crisis– llevar centrales argentinos.
La pelota la tenía el lateral izquierdo del Borussia, que decide cruzarla en diagonal hacia el área, un pase perfecto en distancia y fuerza, donde se afirmaba el segundo central Jannik Vestergaard, un danés de 1,99 de altura y 98 de peso. Cuando el gigante se perfiló para pegarle de derecha, todos se prepararon para ir a pelearla en el medio. Pero no. La bestia rubia –diría Nietzsche– la dejó pasar apenas, quebró la cintura, giró y lanzó el fierrazo, estirando los brazos para mantener el equilibrio. Algo falló.
No es que la pifió, la dejó corta o le pegó con un dedo y la mandó al córner. No. ¡Le erró por medio metro! Escrutando el aire, el cuerpo completó el giro y cayó, como un viejo tronco. Como Boateng pero sin la excusa de ser engañado por un genio como Messi. Borja Valero picó. Gol.
Entre tanta malaria, bronca, pena, perdones seriales, mentiras vestidas de gala y límites borrosos, la pasé bien haciendo zapping.
Vi a Racing contra Huracán y me dolió la lesión de Licha López porque es un 9 de manual, sin reemplazo en todo sentido; me asombró el segundo tiempo de Bou. Se nota que aún no ha perdido su zapatito de cristal. Arrancando con semejante potencia por la banda sólo recuerdo haber visto a Figo, en el Bernabéu. También me pareció esclarecedora la polémica sobre si Alario debía irse o no a China a ganar millones. No por el chico, que se queda, sino para asombrarme por cómo piensan algunos colegas. Wow.
Ah. Por cierto, me puso eufórico que Atlético de Tucumán haya eliminado al Junior, un histórico de Colombia. Juegan la Copa como expertos y recién debutan. Tienen a Zampedri, un 9 que les dará goles y dinero, más Lavallén, un técnico joven y capaz. Amo a ese manicomio con fronteras donde viví casi tres años.
Todo muy lindo, hasta que llegaron ellos. Uf. ¿Reunión número? Nadie sabe, ya. Las caras de siempre bajando de sus autos caros, racimos de cámaras y cronistas esperando novedades. Bla, bla, bla.
Aquí solemos mandarnos igual, aunque las cosas no estén aseguradas. En esta nueva fantasía de Primer Mundo en la que Macri pretende posicionar al país –junto a los que lo sobrevivan–, era seguro que el fútbol volvía el 3 de marzo. La semana pasada, en soledad, escribí: “Yo lo dudo. Aunque el Gobierno lo necesita sí o sí. Si no hay pan, al menos que haya circo. Y gratis, por unos meses”.
¿Qué pasa ahora? Que después de un arreglo, producto de mil roscas, la FIFA amagó pero hizo lo que el Gobierno pedía, porque la Comisión Nosecuantodora y Macri son lo mismo. Entonces, aprobaron el estatuto con la Representación 22-11-3. ¿Entonces? Todo indica que el sillón de Don Julio –que ocuparan en el pasado tantos apellidos aristocráticos– tendrá al sucesor menos esperado. El Súper Yerno, Chiqui Tapia, el pariente de platino, dueño de los votos. Ex barrendero, ex hábil chofer de camiones de larga distancia, actual marido de Paula Moyano, con quien tuvo cuatro nietos para don Hugo.
Al gobierno no le gusta. A la FIFA, menos. Quizá piense Gianni Infantino, tan metrosexual, que no encajaría bien en esos trajes negros Armani que son como un uniforme en cada reunión oficial. Maradona tampoco, pero a nadie le importa. La idea es rodearlo. Más que un equipo, Chiqui tendrá profesores, como en el secundario. El proyecto incluye un nuevo cargo, el único rentado: director general ejecutivo. Tapia quiere allí a Toviggino, hombre de las ligas del interior, ahora de la Comisión. Si esa pertenencia se lo impide, otro buen candidato sería Daniel Ferreiro, el incansable partisano de Mataderos.
Además de ese dueto que manejará el poder, a Chiqui –aunque aún no armó su lista– lo rodearán pesos pesados: Danyel Angel Easy como vice, El Gran Hugo 24 ruedas como vice segundo, Willy White, sonrisa más blanca, como secretario y Alejandro Nadur como tesorero. ¡El Grupo Bingo y 24 ruedas a full!
Todos de acuerdo salvo un pequeño detalle que puede arruinarlo todo. Se trata del punto 87. La prueba de idoneidad de cada candidato. FIFA, dispuesta a demostrarle al mundo que ahora son más buenos que Lassie, quiere que la haga la Conmebol. ¿Un comité de ética de la Conmebol, cuyos últimos presidentes fueron arrestados el año pasado por coimas, lavado de dinero y otros chiches? ¡Jah! Extraordinario. ¡Qué moral tiene este muchacho Domínguez!
Los dirigentes argentinos, heridos en su honor, exigen que la prueba la realice el honorable Colegio de Abogados de la Capital Federal, una institución intachable y ajena al fútbol. Que Danyel Angel Easy sea su vicepresidente me permite intuir duras discusiones con su para-nada-amigo Domínguez.
Excepto Marcelo Tinelli, el único que sabe negociar a ese nivel y fue capaz de hacerles subir la oferta, los demás sueñan con esa montaña de billetes. Pero este tipo de transacciones son más complejas y sofisticadas que cambiar el auto. Mientras ESPN in your face se muestra dispuesta a absorber el juicio que TSC –Grupo Clarín y Torneos– inició en 2009, Fox-Turner –en adelante Zorro Tornero– lo tiene más sencillo. La gente del diario de la cornetita prometió que si ganan ellos –nosotros, dirán varios– harán un asado con las fojas del juicio. Será un final cabeza a cabeza.
El Gobierno, para variar, prometió un dinero a los clubes y les dará menos. Nicola Russo, presidente de Lanús, susurró, antes de enfrentar a las cámaras: “¡Otra vez nos cagaron estos hijos de remil…!”. Los clubes esperaban 530 millones pero les darán 350, menos de lo que necesitan. Los 180 restantes –de RTA por las transmisiones y 40 por el main sponsor– serán usados para cubrir otros gastos. Ahá. Marchi y el sindicato de los futbolistas repiten su rito anual: si no pagan, irán a la huelga y van a parar –aun más, si tal cosa fuese posible– el fútbol.
Me preocupa Angel Easy. Se dejó la barba larga y engordó demasiado. Mofletes y panza. Una colina redonda, perfecta que debe complicarlo a la hora de buscar el amigo para hacer pipí. Se lo nota muy angustiado. Lo golpearon aquellas grabaciones. Fue traicionado en dos territorios donde pisa fuerte: el judicial e Inteligencia. Lo expusieron el mismo lunes que había convocado a todos los clubes. Alguien lo quiere débil políticamente. Mmm…
Esconderse en AFA detrás del Súper Yerno –rechazado por el trío Gobierno-Comisión-FIFA–, después de meses craneando una Superliga manejada por él, es extraño. Tanto como su renunciamiento ante su máximo rival, Marcelo Tinelli. A ver. Escena de telenovela:
—Oie, Marcelo Hugo, tú tiene’ que ir a la Supe’ liga, pana.
—¿Qué tú dice’, romano? ¡Si siempre me ha’ jugao’ en contra!
—¡No e’ así! Pero descuida. Verá como seré tu soldao má’ fiel.
—Mehor caiiiate, romano. Siempre que ha’ dicho una cosa ha’ hecho lo contrario.
—Esta vez te apoiiiaré.
Mirada de costado de Tinelli. Angel Easy llevó su índice a la boca para jurar pero no lo hizo.
“¡Si seguimos así, nos van a comer vivos los piojos!”, gritó un dirigente del Ascenso en la calle. “¡Tiene razón el señor!”, gritó uno. Y se armó un lindo coro griego urbano: taxista, señora con media baguette en la bolsa, oficinista, cadete, jubilado, kiosquero. Todos se quejan de todo. Una manera de desahogarse.
En AFA se reían mucho por la confusión. Para mí no hubo ninguna, en absoluto.