COLUMNISTAS
verdades

La vaca que ríe

Hace poco, Felipe Pigna y Claudia Peiró mantuvieron una charla sobre la histórica influencia francesa en Argentina, marcando un contraste con la masa de opinólogos que pone todo su interés a Estados Unidos, no solo en lo cultural, sino en lo político, donde cunde la idolatría. Narcotizados por la narrativa norteamericana, con sus Trademarcks políticas y sus referentes de distintos bandos, caracterizan a Francia como una suerte de vieja vaca cuyas ubres no tienen más leche. Sin embargo, incluso en el ámbito no siempre prestigioso del periodismo online y la divulgación, la agonía que le endilgan se prueba como un error de diagnóstico. Doy solo dos ejemplos, conceptual y políticamente disimiles, pero igual de singulares y probatorios de mi punto.

En 2023, fui en Ginebra a una cena con gestores culturales locales y mencioné al hiper polémico francés Alain Soral, exilado en Suiza por ser acusado de nazismo, entre otras miserias. Dije que, pese a los estigmas que él carga y a las controvertidas informaciones que se publican, su plataforma de noticas está online. Después de hacer bromas a costa de Céline, mis contertulios replicaron que se debe al prestigio de varios de sus periodistas, a la gran calidad de algunas investigaciones y a que muchos franceses siguen seducidos por la libertad de expresión. No sé si es libertad, pero la vieja vaca puede jactarse al menos de querer mantener viva su histórica afición al malditismo y la provocación, lo que supone una vitalidad, si se quiere, paradojal, pero vitalidad al fin.

Sin prontuario a cuestas, Pacôme Thiellement tiene un podcast, presentado como una historia alternativa de Francia con el que derriba, sin proponérselo, prejuicios orientados a creer que no hay más que Carrère, Houellebecq, Nontomb, películas con Huppert y un par de operadores políticos con traje de pensador. Efectuando, mediante la vindicación de Robespierre, el repudio a Luis XIV o el análisis sobre el legado de Rabelais, un recorrido por los confines de su civilización, profundiza en las tensiones entre aquello, el presente y el futuro. Siguiendo la moda, hace foco en el transhumanismo –un tema que interesa más que acá, hasta standaperos de París hacen chistes– requisando antecedentes ficcionales y especulaciones contemporáneas.

Esto no les gusta a los autoritarios
El ejercicio del periodismo profesional y crítico es un pilar fundamental de la democracia. Por eso molesta a quienes creen ser los dueños de la verdad.
Hoy más que nunca Suscribite

Pero lo que mejor deja ver la vitalidad francesa –en este caso más cercana al amor propio que al malditismo o la antihegemonía– es que no muestre otra preocupación que mirarse el ombligo, no por narcicismo, sino por falta de complejos. Una vitalidad más operativa que la nuestra para pensar por fuera de la norma y el algoritmo. En cada entrega, Thiellement exhorta a sus compatriotas a leer las formas políticas, artísticas, históricas y culturales de la actualidad a partir de lo propio, y no al revés.

Se trata de no morir en el intento de dar con alguna verdad que no sea prestada. “¡Si no le gusta mi historia de Francia, escriba la suya!”, grita, y me imagino a su país con la cara de la famosa vaca-logo de los quesos procesados, riendo frente a la incauta ternera argentina.