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Las alarmas del sistema

06-11-2021-logo-perfil
. | Cedoc Perfil

Uno de los grandes filósofos del lenguaje, Karl Vossler, fijó su atención en los 

“desajustes” que se producen entre las dimensiones descriptiva y tensiva del lenguaje (Filosofía del lenguaje, 1923). Vossler se detiene ante determinadas experiencias escritas u orales que constituyen otros tantos actos de expresión que no necesariamente obedecen a esquemas y que se resisten a la sistematización. Tales formas no pertenecerían, en rigor, a la lengua como sistema, pero su existencia no puede ser desestimada como un mero “accidente” del sistema que debiera corregirse.

En los últimos días, hemos escuchado las voces de pánico ante el crecimiento del voto en favor de partidos o coaliciones que, ya sea porque abrazan y se sostienen en una hipótesis revolucionaria o ya sea porque impugnan el funcionamiento corporativo de la política como coartada para reducir la acción compensatoria del Estado, son designadas como “anti-sistema”.

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¿De qué sistema se habla? ¿Y en qué sentido importa el “sistema” más que los actos de expresión que esos votos que se fugaron de las grandes coaliciones representarían?

¿Y por qué, finalmente, se obtura cualquier análisis sobre el acontecimiento de la expresión en favor de partidos seudo-libertarios (pero cuyos programas de gestión abundan en las más atrabiliarias censuras, represiones y limitación de libertades) o en favor de posiciones que expresan todo lo contrario?

Hemos visto, en programas de televisión aterrados ante el posible desmoronamiento del “sistema” (¿pero cuál, cuál?) al Sr. Gabriel Solano (¡felicitaciones por su performance!) divertidísimo sacándose de encima acusaciones pronunciadas desde la más profunda ignorancia de lo que el trotskismo significa. Al mismo tiempo, hemos visto las sonrisas complacientes del periodismo ante los exabruptos de los señores Javier Milei y José Luis Espert.

Si la expresión de una sociedad pasa por acontecimientos que el sistema no puede procesar según su propia lógica, habría que analizar esos acontecimientos para comprender qué implican, y sobre todo, qué diferencias sostienen (no respecto del sistema, esa entelequia, sino mutuamente): el FIT es una cosa, Avanza/ Libertad (en cualquier orden) es otra muy distinta. El único riesgo del sistema es permanecer idéntico a sí mismo, encaprichado en ignorar los desajustes, las expresiones, el cambio (que puede ser hacia adelante, pero también hacia atrás).