La decisión de China de ejercer su soberanía en el mar Meridional refleja su ascenso como potencia hegemónica. Los argumentos históricos están resumidos en la cartografía elaborada por el gobierno de Chiang Kai-shek en 1947; nueve segmentos que bordean las costas de los países linderos y comprende todo el área y las islas del mar Meridional.
La zona es rica en recursos pesqueros y se estima que tiene 213 mil millones de barriles de petróleo y gas. La explotación de estas reservas exacerba la discusión de soberanía por la creciente necesidad de hidrocarburos para sustentar el crecimiento económico.
Las razones históricas de China son fáciles de comprender. La civilización china existe desde tiempos remotos y su dominio se extendía a zonas remotas. Recién con el triunfo de Mao Zedong en 1949 consolidó los límites continentales; la isla de Taiwán ocupada por los remanentes de las fuerzas de Chiang Kai-shek fue siempre considerada parte integrante compartiendo las aspiraciones sobre el mar Meridional. Durante siglos hubo una diseminación de población china hacia los territorios aledaños por motivos políticos y económicos.
En cambio, Vietnam, Malasia, Filipinas, Brunei e Indonesia devinieron naciones independientes durante el proceso de descolonización y las guerras de liberación después de la Segunda Guerra Mundial. Filipinas en 1945; Indonesia en 1949; Malasia en 1963; Vietnam obtuvo la reunificación en 1976, y Brunei en 1984. Las primeras etapas de estas naciones como estados fueron la reconstrucción y la consolidación continental sobre la base de mapas confeccionados por los cartógrafos europeos.
Vietnam, Filipinas y Malasia reclaman la soberanía de las islas por proximidad y por derechos reconocidos por la Convención de los Derechos del Mar de la ONU que entró en vigor en 1994. China ratificó la Convención el 1º de febrero de 1996, pero incluyó una declaración afirmando su soberanía sobre las islas enumeradas en su ley nacional sobre el mar territorial y zonas contiguas. Malasia y Filipinas ratificaron la Convención y Vietnam agregó su derecho a la soberanía de las Islas Hoang Sa y Truong Sa, que hoy están en disputa; China las denomina Xisha y Nansha.
La aplicación de las 200 millas en una zona de islas y archipiélagos presenta problemas. China cuenta esta zona desde la isla de Heinan situada al sur de la Península de Guangdong y así sucesivamente hasta cubrir todo el mar Meridional. La posición china es completada con el relato histórico.
Los barcos chinos recorrieron los mares desde épocas muy lejanas para comerciar y cuando era posible reclamar el pago de tributo como símbolo de sumisión. Las crónicas de las flotas de la Dinastía Ming (1368-1644) hablan de armadas que llegaban hasta las costas africanas.
El reclamo por haber sido los primeros en llegar es similar al de las naciones europeas cuyas flotas surcaron los océanos para apropiarse de territorios cuando no existían los estados como los concebimos ahora: las fronteras se pensaban como áreas de influencia. La descolonización obligó a retirarse de los territorios ocupados reconociendo los derechos de los habitantes y la integridad territorial dando lugar a nuevas naciones. Las disputas aún perduran surgen de estos procesos históricos donde se confunden categorías de civilización, nación y estado. China pareciera manejar criterios amplios como lo hicieron las potencias europeas cuando se trata de consolidar su posición en la región.
La actitud de China de comportarse como potencia ha creado una situación difícil para la Asociación del Sudeste Asiático por la interdependencia económica con ese país. La Asean ha recordado la Declaración sobre el mar Meridional de 1992 que habla de resolver los conflictos a través del diálogo y medios pacíficos. La situación veinte años más tarde es diferente. Las disparidades complican la posibilidad de hallar una solución consensuada. La persistencia de la confrontación podría arrastrar a los Estados Unidos en favor de Vietnam y Filipinas con la excusa de asegurar el libre tránsito marítimo, pero también con el propósito de contener la ambición de China.
La solución negociada dentro de los términos planteado por Asean pareciera ser la única vía para asegurar la paz, seguridad y los beneficios mutuos de la explotación de los recursos naturales y evitar la carrera armamentista que comienza a vislumbrarse en esa parte del mundo.
*Embajador.