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Defensora de Género

Llegamos al 8 de marzo con mucha violencia en el mundo

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Actualidad violenta. Un 8M difícil ante la guerra en Europa y los casos de violencia de género en aumento. | afp

Este año, el Día Internacional de la Mujer está teñido de sangre de mujeres y niñas, en todo el mundo. 

La guerra desatada en Europa ante la invasión rusa a Ucrania es un baño de sangre, dolor y muerte inesperado, que nos ha sumido en el pesar y el sufrimiento ante la destrucción de familias en Rusia y Ucrania: las miles de madres, esposas, hermanas, novias e hijas de los soldados rusos muertos en las operaciones de la invasión a Ucrania y, al lado, las escenas desgarradoras de la muerte de civiles en las ciudades de Ucrania y de las mujeres con sus hijos que emigran y se despiden del marido y padre que no saben si volverán a ver. 

Esto opaca cualquier celebración de los avances en la igualdad de género, que es lo que solemos hacer en tiempos normales. 

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Si los últimos dos 8M fueron difíciles por la pandemia del covid-19, que también nos quitó a seres queridos y generó mucho sufrimiento, ahora, cuando nos preparábamos para la recuperación, esta guerra nos retrotrae a más sufrimiento y a más deterioro. 

Porque lo que pasa en Europa impacta en todo el mundo, nuevamente la crisis nos va a sacudir a todos y sobre todo a los más empobrecidos y con graves problemas financieros.

El impacto negativo económico, sabemos, afecta más a las mujeres, por eso este 8M cambia nuestra lucha por la igualdad, estamos cada vez más lejos y con más dificultades para lograr el nivel que teníamos al comienzo de la pandemia. 

Ahora nuestra lucha es restablecer la paz para no seguir retrocediendo.

El sufrimiento de las mujeres también lo vivimos en el país, en la región y en el mundo, la violencia de género no ceja, sigue y aumenta. 

Las cifras divulgadas por el observatorio Ahora Que Sí Nos Ven refieren que este año superamos la frecuencia anterior: “Matan a una mujer cada 28 horas”. Las asesinadas son la punta del iceberg de las que sufren formas graves de violencia. 

La violación de la joven por los seis hombres jóvenes a plena luz del día en la calle, a la vista de todos, es la mayor evidencia de la gravedad de la situación. 

Estos varones que mostraron así su “hombría” es una clara muestra de un modo de expresarse los hombres en relación con las mujeres: ellos deciden y usan el cuerpo de la mujer para satisfacer su genitalidad y mostrarse ante los otros varones y desafiarlos en su capacidad de atropello a ese “objeto mujer”. 

Debemos reflexionar acerca de cómo la cultura del poder masculino se ha exacerbado y el clima de violencia social e institucional se vuelca hacia las mujeres, las mata o agrede sin límites. 

Esto no es un justificativo sino una reflexión sobre la complejidad del fenómeno y cómo hay nudos críticos que atender y trabajar. 

Son los roles de género en que se basan los estereotipos de ser mujer o varón, u otra identidad de género, los que se deben cambiar. 

Para eso la Educación Sexual Integral (ESI) es clave, y ahí no actuamos. 

Llegamos tarde cuando ya la violencia ocurrió, que también se debe atender, pero la lucha no acaba allí: hay que trabajar en el cambio de los roles de la femineidad, la masculinidad y la diversidad, para eso la ESI en todos los niveles educativos, los medios de comunicación y otras expresiones es clave. 

Se debe hacer en múltiples formas simultáneas si queremos acabar con la violencia. 

Por todo esto es que este 8M el lema es: “Cero tolerancia frente a la violencia de género y a la guerra”.