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la relacion argentina con venezuela

Los documentos de los oscuros negocios

El ex embajador en Caracas Eduardo Sadous y otros funcionarios alertaron sobre las irregularidades en el intercambio comercial. Por primera vez se publican las pruebas.

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A medida que se conocen más datos del escándalo por el supuesto pago de coimas por la venta de productos desde la Argentina hacia Venezuela, la preocupación en ámbitos del Gobierno va en aumento. Es que esta operación, que está a la espera de un arrepentido que aporte su testimonio en la causa judicial, desnuda el esquema de corrupción sospechado en el gobierno del kirchnerismo. Es un esquema que se centra, esencialmente, en el Ministerio de Planificación, ventanilla única por la que debían y deben pasar este y otros negocios. Sobre esto alguna vez alertó, en las postrimerías de su gestión como ministro de Economía, Roberto Lavagna. No es casualidad, entonces, que los tres episodios denunciados de corrupción más resonantes que afectan al Gobierno pasen por ahí. Los otros dos, hay que recordar, son Skanska y la valija conteniendo casi 800 mil dólares de Guido Alejandro Antonini Wilson.

En el sector de las empresas que fabrican maquinaria agrícola hay un verdadero revuelo. Están las que aceptaron firmar los acuerdos –una 39– para las que el negocio ha entrado en crisis. “No le habremos de vender una sola cosechadora más a Venezuela”, afirma el presidente de la Cámara Argentina de Fabricantes de Maquinaria Agrícola (Cafma), José María Alustiza. Del otro lado están aquellas firmas que no aceptaron las presiones que recibieron desde el Ministerio de Planificación y que expresan un miedo monumental a contar lo que vivieron. Estos empresarios se indignan al escuchar a Julio De Vido desmentir esto y decir que “fue una opción de los empresarios contratar a Palmat”. “Nos llamaban directamente del Ministerio para pedir el 15%”, insisten.

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De lo que se viene conociendo hasta aquí, es interesante el seguimiento del intercambio de cables desde la Embajada argentina en Venezuela, a cuyo cargo estaba Eduardo Sadous, y la Cancillería. El lector se encontrará aquí con las copias de partes de ellos. Lo primero que surge de este seguimiento es que hubo más de un cable relacionado con el problemático manejo que hacía Venezuela de los fondos de 93 millones de dólares del famoso fideicomiso. Este dinero estaba destinado no sólo a la compra de maquinaria agrícola sino también de equipamiento médico fabricado por el Invap y otras empresas. Hubo en total seis cables referidos al respecto. El primero está fechado en Caracas el 19 de noviembre de 2004. En ese cable, escrito y tipeado por Alberto Alvarez Tufillo, se menciona que Pdvsa “ha utilizado ese dinero a pesar de estar prohibido su uso para otros fines que no sean los establecidos claramente en el contrato de fideicomiso. Actualmente la cuenta del fideicomiso (UBS Stanford-USA) tiene un saldo de cero”.

El segundo cable tiene fecha 22 de noviembre de 2004. El autor es otra vez Alberto Alvarez Tufillo. En él se menciona una reunión con Franklin Méndez, quien era el coordinador de los fondos fiduciarios de Pdvsa y representante de su principal accionista, el Ministerio de Energía y Minas de Venezuela. En esa circunstancia los representantes de la Argentina expresaron su preocupación por la demora en la instrumentación del fideicomiso, hecho que estaba generando problemas a las empresas Invap, Medix y Philips por la falta de pago del 30% comprometido. Además, el envío cablegráfico consigna que la representación argentina planteó “el tema de la utilización o desvío de los fondos pagados por Argentina (Cammesa) realizado por la Tesorería de Pdvsa, violando lo establecido en el objeto del fondo fiduciario”.

El tercer cable está datado en Caracas el 1º de diciembre de 2004.

Lo tipea Alberto Alvarez Tufillo y lo firma el embajador Sadous. Allí se hace mención a la suspensión de una entrevista entre Franklin Méndez y la representación argentina a fin de dar respuesta a los reclamos de nuestro país.

Se expresa asimismo que tanto la Embajada como las autoridades del Ministerio de Salud de Venezuela “coinciden en que la suspensión de la reunión se debería a una falta de respuesta concreta a los 4 puntos antes citados”. Esos puntos tenían que ver, esencialmente, con la falta de pago de los correspondientes anticipos a Invap, Medix y Philips así como también al incumplimiento de la comprometida restitución del dinero del fideicomiso. El cable finaliza con un pedido de instrucciones a la Cancillería de nuestro país.

La respuesta de la Cancillería es despachada desde Buenos Aires el 2 de diciembre de 2004 a través de un cable confidencial firmado por el subsecretario de Integración Económica de América y el Mercosur, Eduardo Alberto Sigal. Allí se lee lo siguiente: “Se solicita al señor embajador realice las gestiones pertinentes al más alto nivel posible en el gobierno venezolano, manifestando preocupación por lo sucedido y solicitando la restitución de los fondos al fideicomiso y su aplicación a los fines previstos en el acuerdo integral de cooperación suscripto el 6 de abril pasado”. Junto con esto, el cable consigna una citación al embajador de Venezuela en Buenos Aires para informarlo de todo estos avatares.

El 7 de diciembre de 2004, a las 13.57, sale despachado otro cable desde la Embajada en Venezuela. En él se describe la reunión llevada a cabo en la sede diplomática ese mismo día 7 entre representantes argentinos y el licenciado Franklin Méndez y su equipo. El objetivo de la reunión fue analizar la situación del fideicomiso y lograr una mejor relación futura entre las partes, “hecho que hasta el momento no ha sucedido”.

El primer punto tratado fue el del dinero del fondo fiduciario, “tema sobre el que el licenciado Méndez se comprometió en un período máximo de 15 días a transferir la totalidad de los fondos existentes en la tesorería de Pdvsa/Caracas –y en bolívares– a la cuenta original en dólares en el banco UBS, sucursal New York”.

El cable cierra con una preocupación del embajador Sadous por ese período de 15 días pedido por el licenciado Méndez para cumplir su promesa, por lo que solicita la intervención del entonces presidente Néstor Kirchner ante el presidente Chávez para “acelerar los tiempos ante la proximidad de las fiestas de fin de año y la tradicional inactividad en Venezuela hasta el 15 de enero”.

Finalmente, llegamos al “famoso” cable del 26 de enero de 2005, tipeado por Alberto Alvarez Tufillo y firmado por el embajador Sadous, en el que se enumeran una serie de irregularidades y problemas en la implementación del fideicomiso.

Se expresa allí que el contrato de provisión de equipos de medicina nuclear e incubadoras, firmado por el ministro de Salud de Venezuela, Roger Capella, en un acto al que, junto al embajador Sadous, asistió Claudio Uberti “en su carácter de representante personal del ministro Julio De Vido”, era considerado “nulo”. Por otra parte, se señala que el dinero del fondo fiduciario aún no había sido repuesto, así como también se hace mención a la demora de importaciones de carne vacuna. Sadous cierra el cable diciendo que “los intereses económicos preexistentes (General Electric), la corrupción de los niveles medios y altos (uso de fondos del fideicomiso) y otros factores están afectados seriamente los intereses argentinos, razón por la cual se considera necesario un planteo serio y preciso ante el presidente Hugo Chávez en su visita a esa (Buenos Aires), como única forma de destrabar y regularizar el tema fideicomiso”.

La historia dice que la plata del fideicomiso terminó reponiéndose, con una ganancia de 13 millones de dólares para quienes desde el gobierno de Chávez llevaron adelante la operación.

La historia también dice que, tras este episodio, Eduardo Sadous fue relevado de su cargo de embajador en Caracas. Lo que esta historia de corrupción aún no tiene es un arrepentido. Habrá que aguardar.


Producción periodística: Guido Baistrocchi