El deporte, siempre un caja de resonancia para los temas políticos y sociales, también analiza las consecuencias de la guerra en Ucrania, luego de que las tropas rusas avanzaran desde el miércoles sobre ese territorio. Ayer, en el segundo día del conflicto bélico, diferentes organismos deportivos anunciaron las primeras medidas, casi todas como una forma de condena a la invasión ordenada por Vladimir Putin.
La UEFA, por ejemplo, anunció que la final de la Champions League no se llevará a cabo en San Petersburgo e informó que el encuentro definitorio se jugará en el Stade de France, el 28 de mayo.
La decisión la dio a conocer el propio organismo a través de un comunicado que difundió por sus redes sociales tras una reunión extraordinaria que celebró el Comité Ejecutivo ayer, en la que también se decidió que los equipos rusos y ucranianos que participen en competiciones de la UEFA “deberán jugar sus partidos en casa en sedes neutrales hasta nuevo aviso”.
“La UEFA desea expresar su agradecimiento y aprecio al presidente de la República Francesa, Emmanuel Macron, por su apoyo personal y compromiso para que el juego más prestigioso del fútbol europeo de clubes se traslade a Francia en un momento de crisis sin precedentes”, señaló el comunicado. “Junto con el gobierno francés, la UEFA apoyará plenamente los esfuerzos de múltiples partes interesadas para garantizar el rescate de los futbolistas y sus familias en Ucrania que se enfrentan al terrible sufrimiento humano, la destrucción y el desplazamiento”, añadió.
En una decisión similar, la Fórmula 1 confirmó que cancelará el Gran Premio de Rusia que debía celebrarse entre el 23 y el 25 de septiembre en el autódromo de Sochi a raíz del conflicto de ese país con Ucrania. “El Campeonato Mundial de Fórmula 1 de la FIA visita países de todo el mundo con una visión positiva para unir a las personas, acercando a las naciones”, comenzó diciendo la entidad en un comunicado oficial que difundió por sus redes sociales. Y agregó: “Estamos observando los acontecimientos en Ucrania con tristeza y conmoción”.
A su vez, el Comité Olímpico Internacional (COI) pidió a todas las federaciones deportivas internacionales “trasladar o cancelar” las competencias previstas en Rusia y Bielorrusia como medidas de sanción por romper la tradicional Tregua Olímpica. La organización deportiva solicitó que “no se exhiba ninguna bandera nacional rusa o bielorrusa ni se interprete ningún himno” de esos países en los partidos o torneos en los que participen sus deportistas.
“La Junta Ejecutiva del COI reitera la enérgica condena a la violación de la Tregua Olímpica por parte del Gobierno ruso y el de Bielorrusia a través de su apoyo”, expresa un comunicado. La Tregua Olímpica comenzó el viernes 4 de febrero, siete días antes de la apertura de los Juegos Olímpicos de Invierno Beijing 2022 y debía extenderse hasta el 20 de marzo, en la semana posterior a la clausura de los Juegos Paralímpicos.
Aunque no es un deportista olímpico, la guerra hizo que el futuro del piloto ruso Nikita Mazepin, de la escudería Haas, quedará en suspenso. El director del equipo, Günther Steneir, aseguró que “debe resolver” su permanencia en la Fórmula 1. El corredor admitió que atraviesa “un período difícil” y que no controla “mucho de lo que se dice y pasa”.
Ayer, en Barcelona, los autos de la escudería estadounidense Haas rodaron sin los colores de la bandera rusa ni la publicidad de la empresa rusa Uralkali, propiedad de Dmitry Mazepin, padre del piloto.
La misma decisión, pero con mucha más repercusión, tomó el Manchester United con la compañía aérea rusa Aeroflot, patrocinador oficial del club desde 2013 y encargada del traslado del plantel en la mayoría de sus traslados por Europa. El gigante de la Premier League rompió el contrato debido a la invasión militar de Rusia en Ucrania, en línea con las sanciones impuestas por el gobierno británico a Moscú. “A raíz de los acontecimientos ocurridos en Ucrania, el club ha retirado los derechos de patrocinio de Aeroflot”, informó el United un día después de que el gobierno inglés cerrara el espacio aéreo para la flota rusa.