Kirchner suele sorprendernos. Esa es una de sus habilidades como político. Confieso que hace unos días me quedé con la boca abierta cuando interpretó a su manera el fallo de la Corte Suprema sobre la medida cautelar del Grupo Clarín. Una semana antes el, Gobierno había convocado a una manifestación para intimidar al tribunal y obligarlo a rechazar la medida. Allí, Hebe de Bonafini pronunció sus ya célebres insultos contra los jueces. En los días anteriores y siguientes, los comentarios de la Presidenta y sus ministros acompañaron y ampliaron las apreciaciones de Bonafini. El resultado de la presión fue contraproducente: una semana más tarde, la Corte falló por unanimidad a favor de Clarín y contra las pretensiones del Gobierno. Sigue siendo un misterio si los Kirchner –contra toda evidencia y contra la trayectoria de independencia de esta Corte– creían que iban a torcer el fallo gracias a la prepotencia. Sin embargo, hay una lógica en ese comportamiento y la clave es el absurdo discurso de Kirchner festejando el fallo.
Aunque no tiene posibilidades de convencer a nadie de que la Corte dictaminó en su favor, Kirchner pone en evidencia una vez más su voluntad de negar la derrota. Está en su esencia no admitirla, sea ésta electoral, parlamentaria o judicial. Basta recordar que le propuso a su esposa renunciar después de la 125, sus absurdas reflexiones después del 28 de junio o incluso lo ocurrido recientemente con la CTA, cuando la lista de Hugo Yasky apeló al aparato del Gobierno para imponerse e intentó luego falsear el resultado de las elecciones. Pero los Kirchner han basado su estrategia política en el mito de su invencibilidad en todos los terrenos. Para no perder una votación en el parlamento suelen utilizar las maniobras más bastardas, para no admitir la renuncia de un ministro dicen que lo echaron: son capaces de cualquier cosa para no perder y cuando pierden, no lo reconocen. Por eso, si se aplica esta regla a las elecciones de 2011 se concluye que los Kirchner harán lo imposible para ganar y no se sabe cómo reaccionarán si pierden. Por eso meten miedo.
*Periodista y escritor.