Hasta el día antes de las elecciones, se daba por descontado que ganaría el candidato populista apoyado por Hugo Chávez (Correa). El único interrogante era si lo haría en la primera o en la segunda vuelta. Recién la semana antes de las elecciones, se reconoció que el candidato de centro-derecha (Noboa), podría salir segundo, relegando al tercer lugar al social-demócrata moderado (Roldós). Si bien la segunda vuelta está abierta, que Noboa haya llegado a ella en primer lugar e imponiéndose a Correa, implica un fuerte giro hacia la derecha en la política ecuatoriana, el que coincide con la tendencia que viene mostrando la región.
La derrota de Correa en la primera vuelta, evidencia también que el apoyo electoral de Chávez tiene hoy más costos que beneficios para un candidato en América Latina. Es así como en las elecciones presidenciales realizadas en los últimos doce meses en Honduras, Chile, Costa Rica, Perú, Colombia, México, Brasil y Ecuador, el apoyo electoral del líder venezolano ha sido neutro o negativo. Sólo en Bolivia fue favorable para Evo Morales en la elección presidencial de enero, pero no le resultó de la misma manera en la de constituyentes de agosto. Pareciera así que América Latina, con EE.UU. más alejado de la región, por si misma va generando un movimiento para poner límites a Chávez. La paradoja es que la influencia del líder venezolano, que es débil en los electorados, en cambio es fuerte en los gobiernos, que no muestran la misma disposición que sus ciudadanos para manifestarse contra el Presidente venezolano.
Pero la elección ecuatoriana también confirma las limitaciones que tienen los sondeos para pronosticar los resultados electorales en América Latina. Ningún sondeo había pronosticado un triunfo por 6 puntos del candidato de centro-derecha como el que ha tenido lugar, ni una elección tan baja del candidato populista, que todos daban llegando al 30% o más y que solo alcanzó al 21%. Algo similar ocurrió con la primera vuelta de la elección presidencial brasileña, donde Alckmim llegó a la segunda vuelta sólo 7 puntos por debajo de Lula, cuando se pronosticaba que éste ganaba en la primera vuelta y por una diferencia de aproximadamente 16 puntos. Esto hace mirar con más cautela las próximas cuatro elecciones presidenciales en la región. En Brasil, si bien es probable el triunfo de Lula -que lleva 10 puntos de ventaja- hoy no es imposible una victoria opositora. En Ecuador ha pasado a ser posible un triunfo del candidato de centro-derecha. En Nicaragua, ya no parece tan seguro que gane el candidato sandinista (Ortega), apoyado por Chávez. A su vez la oposición venezolana que se veía derrotada inexorablemente, ha pasado a tener cierta esperanza de llegar a la segunda vuelta.
La votación en las Naciones Unidas para la banca que representa a América Latina en el Consejo de Seguridad, ha mostrado otro límite a Chávez. Pese a que Venezuela tuvo el apoyo del MERCOSUR completo, más Cuba y Bolivia y los países del Caribe, sumado Surinam, es decir la mayoría en América Latina e incluso en el continente americano, no logró los dos tercios de los votos de la asamblea necesarios para ocupar la banca por la región que deja Argentina.
Chávez ha tenido así otra derrota importante, dado que en los últimos tres meses realizó numerosos viajes a Europa Oriental, Asia y África, buscando votos para esta elección. Otro límite para Chávez, esta vez en el campo internacional.