Aclaración: la corrupción de los medios de comunicación y de los periodistas me sensibiliza especialmente porque degrada la profesión a la que me dedico y que le da sentido a una parte sustancial de mi vida.
Ya destiné otras veces esta contratapa a llamar la atención sobre el uso antiperiodístico que el canal C5N (y la galaxia de medios que giran a su alrededor) hace del periodismo produciendo informes denostadores contra quienes criticaron algo de su propietario, Cristóbal López. Sobreactuando su sentido retaliativo con la inmediatez de lo que pretende ser una respuesta, la inexistencia de sustancia periodística sobre lo que viene a denunciar, el anacronismo de la acusación carente de algo nuevo, y la altisonancia de su presentación.
La ocasión anterior fue en abril, cuando difundieron el “Expediente de la muerte de Emilio Mitre”, asustando a los directivos del diario La Nación, a quienes se pretendía imputar del asesinato de su pariente con –supuestamente– el fin de que Alconada Mon y Pagni dejaran de escribir sobre los negocios del juego de Cristóbal López.
La semana pasada, el modus operandi se repitió con el productor de espectáculos Daniel Grinbank, quien previamente se había manifestado públicamente en contra de que Tinelli presidiera la AFA por su relación con Cristóbal López y la incompatibilidad que genera su aspiración a quedarse con el juego de las apuestas deportivas sumado a los servicios de producción de televisación de los partidos. La galaxia C5N salió entonces a recordar que Grinbank había construido un “holding temible aunque no legal” ( cuatro radios AM y cuatro FM) en sociedad con la mayor productora de espectáculos de México hace casi veinte años, de la que luego se separó conflictivamente, y que había “fracasado” en el fútbol porque hace doce años compró sin éxito el club Leganés de España y también hace doce años apoyó en Independiente la candidatura de un presidente que tampoco acumuló éxitos.
Las acusaciones son menores, lo grave es el uso de los medios para atacar a adversarios. Método que sale a la luz sólo ante la fama del hostigado, pero que es un arma de disciplinamiento permanente tanto para gobernadores e intendentes como para empresarios competidores.
El reciente libro del periodista Alejandro Alfie Los agentes de Néstor y Cristina pone foco en dos personas que se dedicaron a “acumular medios y millones multiplicando el relato oficial”. Se trata de Sergio Szpolski y Diego Gvirtz, a quienes se podría minimizar frente al poderío de Cristóbal López, pero fueron piezas necesarias para la creación de un ecosistema donde Cristóbal López termina siendo hoy su exponente más sólido.
El libro cuenta que “una vez salió publicada una nota muy fuerte contra él. Cristóbal López quería iniciarles juicio al periodista y al medio que publicó la nota. Pero Fabián de Souza lo convenció de que eso no tenía sentido: ‘Vos necesitás fierros, tenés que tener tus propios medios’. Y Cristóbal compró esa idea”.
Hay una gran diferencia entre Cristóbal López y Szpolski o Gvirtz, e incluso entre Cristóbal López, Moneta y Hadad, que fueron todos socios entre sí y crearon o vendieron medios que terminaron en manos de Cristóbal López.
Lanata escribe en el prólogo del libro de Alfie sobre Szpolski y Gvirtz: “Si hubieran sido escritos por Hannah Arendt serían protagonistas de la banalidad del mal: los burócratas que sellan la entrada de los trenes a los campos de concentración no sienten empatía alguna hacia los pasajeros ni se ven como responsables de su destino final; ellos están allí haciendo su pequeño negocio, preocupados por acumular una fortuna sin que importe cómo”. Y parte de esa fortuna reside en vender a tiempo esos medios.
Cristóbal López es diferente. Es de los que compran medios para quedárselos, otra especie. Como también era otra especie Yabrán, quien lo que compraba directamente eran periodistas. Cristóbal López no usa los medios para sacar el mayor provecho material vendiéndoselos a quien sobrepaga para usarlos como armas del mercado negro. Los compra para su servicio.
Esta semana vino a visitarme un periodista al que valoro, no veía desde hace muchos años y que malgastó su talento quedándose sin trabajo luego de que Szpolski vendiera sus medios gráficos. Desde su perspectiva autoexculpatoria, el periodismo está incurablemente destinado a mimetizarse con la llegada de quienes lo usan para otros fines.
Para levantarles las ambiciones a él y a tantos otros descorazonados con los medios, sintetizo párrafos de escritos de Francisco Campos Freire: “Los nuevos modelos de gestión de las empresas mediáticas”, de María José Pérez Serrano: “Análisis del valor de las empresas informativas”, y de Robert Picard: “La creación de valor y el futuro de las empresas informativas”.
Ser medio. “Las empresas periodísticas, como cualquier otro tipo de empresa, tienen una misión específica que las dota de una personalidad propia y las hace reconocibles en los mercados como tales. Si bien, luego, cada una de ellas tendrá una misión particular que las hace diferentes de las del mismo ramo y las dota de una serie de características que configuran su cultura empresarial, toda empresa que quiera autodenominarse como periodística tendrá que compartir ciertas particularidades”.
“La principal es que su razón de ser deviene de hacer realidad el derecho fundamental a la información que tienen todos los ciudadanos ya que toda empresa que tenga su misión referenciada en lo social no puede plantearse sus beneficios exclusivamente desde un punto de vista económico, monetario. Sus beneficios vendrán dados por el cumplimiento de su función social, al mismo tiempo que obtiene los recursos necesarios para poder llevarla a cabo”.
“Los medios tienen que reflexionar sobre su propio rol y preocuparse de su verdadero capital: el público. Esto no significa que las empresas periodísticas planteen un modelo de negocio en el que renuncien a obtener beneficios económicos, ya que obtener beneficios económicos es necesario para que puedan obtener beneficios sociales, que es lo que les da la razón de su existencia”.
“Una de las causas de la crisis que afecta a algunas empresas periodísticas actuales es que han priorizado la obtención de beneficios económicos por encima de la obtención de beneficios sociales perdiendo la personalidad con la que habían sido creadas y defraudando a los mercados, que ya no las reconocen como tales y se alejan de ellas. Por tanto, las empresas que reconfiguren el sistema industrial que sustente la actividad periodística tienen que tener claro que se constituyen como empresas de este tipo, que tienen unas características propias”.
“Por tanto, para que una empresa periodística tenga éxito en su tarea informativa tiene que tener éxito en su tarea comercial; y al revés: si una empresa tiene éxito en su tarea informativa, tendrá éxito en su tarea comercial. En definitiva, la empresa debe estar al servicio del periodismo y no el periodismo al servicio de la empresa”.
“Finalmente, se trata de la voluntad de recuperar el buen hacer, el orgullo y la dignidad de la profesión; de volver a lo fundamental, a la esencia del periodismo. La empresa debe asumir su función de empresario de la información y ser capaz de tener ideas innovadoras, desarrollar proyectos informativos y encontrar recursos suficientes para hacerlos sostenibles”.