COLUMNISTAS
Después de noviembre

Los problemas seguirán allí…

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Expectativas. Qué harán los que no votaron en las PASO. | cedoc

Respecto a las próximas elecciones, encuestas y analistas navegan en la incertidumbre, aunque a la hora de opinar, en general convergen en una nueva victoria de la oposición. El “por cuánto” no genera convergencia, ya que la gran incertidumbre es la masa de no votantes en las PASO, así como el camino que ésta elegiría de concurrir esta vez a las urnas. O sea, que habrá que esperar.

Pero pase lo que pase, ¿qué cambiaría realmente? El Frente de Todos, o mejor, Cristina Fernández de Kirchner, seguiría en el Gobierno con dos años por delante, en un marco de crisis económica, política y social de extrema gravedad. En el caso de que el Gobierno mantenga sus posiciones o las mejore, tendría que optar entre radicalizar su populismo antirrepublicano, ineficaz y corrupto, o escuchar a su sector “razonable” (suponiendo que los peronistas razonables se decidan a actuar) y abrirse a un diálogo con la oposición para pergeñar un proyecto de “salvación nacional” (https://bit.ly/unidad-republicana-gabetta).

Si una victoria de la oposición lo dejase en minoría, su alternativa también sería radicalizarse o acudir a un diálogo con la oposición, solo que ésta vez en clara desventaja. Lo primero sería un caos generalizado, que generaría enfrentamientos graves (la amenaza mafiosa de Aníbal Fernández al dibujante Nik es solo una muestra), e incluso conducir a un derrumbe anticipado del Gobierno. Lo segundo, habría que ver ya que aunque decididamente republicana, la oposición solo ha formulado hasta ahora, buenas intenciones, pero ningún plan concreto ante la crisis.

Suponiendo entonces que gane quién gane, prevalezca la cordura y se abra un diálogo, habría que atenerse a problemas concretos y mutuas concesiones: “… solo para citar algunos puntos de los acuerdos necesarios: ¿aceptaría el liberalismo una renegociación “dura” de la deuda con el FMI y un aumento de impuestos a las clases más favorecidas?; ¿aceptaría el populismo que el déficit fiscal excesivo y la emisión permanente deben acabarse; que el país no debe cerrarse al mundo?; ¿se acordarían medidas estructurales para acabar con la corrupción política, judicial, sindical, empresaria; con la delincuencia organizada?; ¿se incorporarían otros sectores al diálogo?; ¿se respetarían la ley y los procesos judiciales en curso que afectan a los dos bandos?” (Esta columna: “Argentinos, a las… a la mesa” 28-10-19).

Será eso, o la continuidad de la impotencia de décadas tanto neoliberal como populista, pero ésta vez en la recta final de un derrumbe estrepitoso de la República; del país. De no concretarse un proyecto unitario y cualquiera sea el rumbo que asuma quien gobierne, la perspectiva será que “… se consolide ésta vez una extrema derecha con apoyo popular. El resultado obtenido por Javier Milei, que no oculta ninguno de sus propósitos económicos y políticos, es un primer indicador. Si las cosas siguen así, será Milei, algún predicador evangelista (esas sectas religioso-políticas están en auge) o cualquier otro, pero la extrema derecha no hará más que progresar, tal como hoy ocurre en medio mundo”. (https://bit.ly/peronismo-pais-gabetta).

Eso fue publicado hace un mes. Hoy, Milei tiene para noviembre una expectativa de voto del 20% y va convirtiéndose en figurón internacional. Hace una semana participó como invitado en un acto de la ultraderecha española VOX, a la que asistieron el primer ministro húngaro, Viktor Orbán; el presidente de Polonia, Mateusz Morawiecki, y la peruana Keiko Fujimori (https://bit.ly/milei-ultraderecha). Hubo allí discursos misóginos, racistas, belicistas, similares a los de Trump y Bolsonaro, otros héroes de Milei.

Pero no seamos tan pesimistas: la Selección argentina de fútbol anda de maravilla…

*Escritor y periodista.