Para abordar la contemplación de un objeto ignífugo, salvo que uno quiera arrancarse los ojos y arrojarlos contra cualquier piedra de la locura, es mejor tomarse algún tiempo, en la espera de que el objeto disminuya, del fulgor, su intensidad. Tal vez por eso, ahora que por suerte las llamas del incendio atómico de Japón empiezan a apagarse (si uno omite piadosamente las olas radiactivas y la comida contaminada y los peces ardientes y exoftálmicos), tal vez por eso ahora sea momento de decir algo sobre Japón. Algo que no se limite a repetir lo mucho y bueno que al respecto escribió Matías Serra Bradford en el último suplemento Cultura de PERFIL.
La insularidad es una singularidad. Decía Serra Bradford que Japón es más que un país, es una civilización. Eso no debería afligirnos, nosotros también tenemos lo nuestro, si somos capaces de organizar una huelga general irrevocable y luego abatirla en el curso del mismo día en protesta contra unos galimatías jurídicos de carácter indagatorio expelidos por la chocolatera Justicia de Suiza, ese país que caprichosamente denuncia el origen de los fondos mal habidos que los argentinos bien nacidos gustamos depositar allí. Pero volviendo a Oriente, es el momento de recordar, de releer, de conseguir Elogio de la sombra, del incomparable Junichiro Tanizaki. Ese exquisito y breve tratado acerca de las melancólicas virtudes del pasado cifra con suprema elegancia el problema del Japón presente, con su insensata pasión por destacarse en el musicalmente estúpido concierto de las naciones competitivas. Tanizaki, desde luego, no se ocupó de comentar los problemas de las centrales nucleares, quizá porque cuando escribió su libro no las había en Japón. Solo lamentó la pérdida de los infinitos matices de sombra reparadora, el fin de la opacidad y su reemplazo por la titilación infantil de lamparitas eléctricas que aplastan y definen todo, producto del imperio uniformador del criterio de exhibirlo todo, gastar más y consumirlo todo, como si la luz tuviera por misión enceguecernos la memoria del día de la sombra final.