La gestión de las inundaciones es un tema crucial debido al cambio climático global. Sin embargo, es poco abordado en las escuelas de planificación urbana ya que se tiende a enseñar sólo dentro de los claustros de ingeniería hidráulica o especializaciones en hidrología. Sin embargo, las inundaciones urbanas tienen un alto componente no estructural que hace a la necesidad de una mayor participación de la sociedad civil para mitigar este problema.
Hay dos clases de inundaciones: las ribereñas y las relacionadas con el drenaje urbano. Las ribereñas son inundaciones regionales que atraviesan zonas urbanas. A su vez, las inundaciones relacionadas con el drenaje urbano son locales y se producen por falta de planificación. Las inundaciones afectan con mayor intensidad a la población en la periferia de las ciudades. En general, población de bajos ingresos que ocupa áreas ribereñas en los años de crecidas bajas.
Las causas más importantes de las inundaciones urbanas son el desarrollo acelerado y desordenado de ciudades con ocupación de áreas de riesgo e irregulares y, como consecuencia, el crecimiento de áreas impermeables. Pero, también, la falta de tratamiento de efluentes cloacales, el control en la producción de residuos y la fragmentación institucional en la gestión de los residuos sólidos urbanos.
¿Qué nos falta en Argentina para hacerles frente a las inundaciones urbanas? Desde el sector privado se puede incentivar iniciativas sustentables de construcción como el green building o el low impact development. Desde el sector público hay que incentivar políticas de recuperación urbana y desarrollar una política nacional de gestión de inundaciones, como tiene Japón: con una institucionalidad fuerte, recursos técnicos y económicos, capacitación permanente y un plan de acción. También se necesitaría un plan de drenaje urbano para implementar medidas estructurales y no estructurales en las ciudades. El plan debe apuntar a que los gobiernos locales desincentiven la impermeabilidad de las superficies urbanas cobrándole a la gente por área cubierta o exigiendo lugares de detención/retención para disminuir los picos de crecida. En este sentido, es necesario desarrollar una regulación para el cobro de servicios de drenaje e incentivar lugares de retención.
Uno de los inconvenientes que Argentina debe sobrepasar para armar un plan maestro de drenaje emana en la Constitución de 1994, ya que el ordenamiento urbano se mantiene principalmente en manos de los municipios, pero las provincias tienen el poder sobre los recursos hídricos. Esto produce grandes problemas de coordinación para la planificación. Por último, es urgente el desarrollo de mapas de inundación, planes de contingencia para las zonas más vulnerables y una concientización en la sociedad de que el problema no se elimina nunca; por lo tanto, hay que aprender a vivir con él minimizando los impactos negativos que genera.
*Director del Programa de Políticas Públicas Metropolitanas de la Universidad Nacional de San Martín (@martinkunik).