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Macri y el ajuste impiadoso

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El impacto del ajuste que lleva adelante el gobierno de Cambiemos comienza a mostrar toda su fiereza. Tal como señalamos en enero desde estas mismas columnas, el mismo ministro Prat-Gay anunció que la inflación anual llega al 42%, en tanto la actualización de salarios promedio no alcanza siquiera al 30%, lo mismo que jubilaciones, pensiones y Asignación Universal, que fueron actualizadas en un 15% semestral.
La consecuencia primera de esta estrechez de ingresos es –como se ve en los gráficos– la caída vertical del consumo doméstico desde que asumió Mauricio Macri la presidencia y que, según CAME,  entre junio de 2015 y el mismo mes de 2016 medido por cantidad de unidades vendidas, acumula ya una baja del 9,8%, llegando en rubros como electrodomésticos a niveles de caída de ventas del 20% interanual, desplome que no se veía desde la crisis neoliberal del año 2001.
Así las cosas, y en tanto el crecimiento económico está fuertemente asociado al consumo doméstico, no extraña que todos los pronósticos de evolución del PBI para este año sean negativos y en torno a un piso de baja del 2%, caída más notable en tanto la economía viene de crecer en 2015 un 2,7% según el mismísimo Indec de Macri, por lo que la diferencial de 5 puntos se hará sentir y será un duro golpe a las expectativas de un grupo extenso de ciudadanos que aún confían en que el Gobierno que hoy los hunde será el mismo que mañana los hará resurgir.
Pero si la caída en el consumo es muy grave, nada se compara en cuanto a nivel de daño con el empobrecimiento galopante al que el ajuste está sometiendo a importantes segmentos de población.
Rara avis en los medios locales la mayoría oficialistas, PERFIL publicó el estudio del Instituto Gino Germani de la UBA, que mostró que entre noviembre de 2015 y fines de abril de 2016 se sumaron 1,7 millones de nuevos pobres sólo en el Gran Buenos Aires, pasando la pobreza del 22% en diciembre al 35,5% en abril de 2016.
Si expandimos a nivel nacional los niveles de pobreza del GBA, como es pertinente hacerlo por la representatividad de la muestra (12,8 millones de personas residentes), la pobreza pasó de 9,2 millones en el tercer cuatrimestre de 2015 a 14,9 millones de pobres en el primer cuatrimestre de 2016.
Se trata de 5,7 millones de nuevos pobres, una verdadera debacle social producida por el gobierno neoliberal de Cambiemos, que la semana pasada fue refrendada por otro estudio llevado adelante por el CEPA/Indep, que muestra que en el GBA y para el mismo lapso noviembre 2015/abril de 2016 la pobreza trepó del 19,8% al 33,2%  con un agregado muy preocupante: El 4,6% de la población no pobre reside en hogares que superan la línea de pobreza por apenas el 10% de su valor, fijada por el mismo CEPA y para un hogar de cuatro miembros en $ 10.708, en otras palabras  el hogar no es pobre por apenas $ 1.000 mensuales.
Cualquier afectación en los niveles de ingresos de estos hogares o un aumento de precios sin correlato de ingresos los precipitará inmediatamente a la pobreza. Y es lo que está pasando ahora mismo y día tras día.
En suma, presenciamos una situación socioeconómica que se deteriora aceleradamente sin que se observe ninguna política oficial destinada ya no a evitar sino al menos a amortiguar el nivel de sufrimiento social que el ajuste neoliberal está provocando en amplios segmentos comunitarios
Impiadoso, el gobierno de Cambiemos, lejos de revisar su política socioeconómica, sigue apilando senadores y diputados “disidentes” en su corral legislativo, como “señal de poder”, intentando mostrar que la sumatoria de tránsfugas –como los llamaba Perón– expresa algo más que un negocio de cúpulas sin correlato alguno con el estado de opinión pública. Qué pena tan grande, estimados lectores de PERFIL.

*Director de Consultora Equis.

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