COLUMNISTAS
LA RED DE ABUSOS A CHICOS DE INFERIORES Y JAITT, LA SUPERAGENTE CORNALITO

Mata Hari para dummies

“Esta es una nota repugnante”, decía en su primera frase. La escribí en 2001, en plena crisis argentina, para un medio español, contando algo que en el nordeste de Brasil era un secreto a voces y a mí me shockeó.

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Desopilante. Mirtha, Jaitt, Fantino y Pagni, protagonistas de la tragicomedia. | CEDOC

“Antes de bañarse, mi padre nos llevaba a Linda y a mí a su escritorio y cerraba las cortinas. Nos quitaba la ropa, nos tumbaba en un sofá verde y nos violaba. Mi padre era muy limpio: se bañaba en verano, en invierno, a la mañana, a la tarde, a la noche. Quería que lo supieran, sobre todo hoy, en su cumpleaños. Gracias por esos años, papá, y que cumplas muchos más”.

De “La celebración” (1998), escrita y dirigida por Thomas Vinterberg, primer film del Dogma 95.

 

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Christian,  hijo mayor del patriarca Helge, lo desenmascara frente a toda la familia.  

“Esta es una nota repugnante”, decía en su primera frase. La escribí en 2001, en plena crisis argentina, para un medio español, contando algo que en el nordeste de Brasil era un secreto a voces y a mí me shockeó, mientras viví unos meses de 1999 en el nordeste, buscando mi El Dorado, solo para terminar como Aguirre, la ira de Dios: solo, y en una balsa.

Supe de esa historia de prostitución infantil por un empresario argentino, J.D.C., un sexópata arrepentido. Viajaba mucho y le gustaban las fiestas con orgías a lo Strauss-Kahn. Pero lo que vivió en Latinoamérica, admite, fue demasiado.

“Recorrimos el nordeste de Brasil: Paraiba, Campina Grande, Recife. Por el hotel apareció un tipo y nos ofreció unos días de relax en una mansión. Fuimos. Era un descontrol: éxtasis, cocaína, ácidos, heroína, chicas, chicos. En la pileta, todos relocos y desnudos. Al rato cayeron nenitas y nenitos de 10, 12 años. No entendía nada. Estuve con todos, creo. Pagué una fortuna, pero quedé mal. Tengo hijos”, se desahogó.

La miseria es un proveedor de niños y adolescentes sanos, dispuestos a todo con tal de huir de la marginalidad. Los taxi-boys son caros, pueden ser peligrosos y venden información. No es raro, entonces, el aumento de la demanda de chicos que viven lejos de sus casas, en pensiones de clubes, y entrenan para llegar a Primera. Gente frágil, influenciable, que trabaja con el entusiasmo de un amateur y una sola falsa premisa: “El que coge a un puto no es puto”. Los abusos a menores de Inferiores son tan viejos como la crueldad humana. Algo de eso fue a contar Daniel Bertoni, una gloria de Independiente.

Lo que pasó en el programa de Mirtha Legrand fue inédito. Nunca vi tan callado e incómodo a Guillote Coppola. A su derecha, Natacha Jaitt, dura como un granadero, escupía nombres, iniciales, revisaba papelitos de cuaderno Rivadavia escritos con birome y repetía, como una letanía: “Pedófilo él, pedófilo tú, todos pedófilos”.

Cada tanto, como para no derrapar del todo, hacía mención a la causa y aclaraba que no había que perder de vista lo más importante: el abuso a los menores que habían declarado.

Coppola balbuceó que jamás, en tantos años de fútbol, supo de esas cosas. Después huyó de la mesa, con la excusa de una presencia, esos shows de nostalgia que vende, tal vez con su amigo y coconductor del programa de radio Estamos motivados: Héctor Veira. Jaitt, quizá para no mezclar, por piedad o descuido, nada dijo sobre el caso del chico Sebastián Candelmo, 13 años, abusado por Veira el 17 de octubre de 1987 en un departamento de la calle Doblas.

Hoy Candelmo se llama Malena, tiene 44 años, es enfermera, y dice que el Bambino fue su primer hombre. Aquella causa fue recaratulada: de violación, a intento de violación. Cuestión de centímetros, hasta cuatro de penetración, no se considera consumado el acto. Por eso Veira fue preso, condenado y liberado. Ahora disfruta de una nueva vida. Los chicos lo adoran.

Mata Hari (1876-1917), se llamaba Margaretha Geertruida Zelle, era holandesa, una bailarina mediocre que, sin embargo, inventó el striptease; buena cortesana, eufemismo que elude con elegancia la palabra puta‒y espía. Como H-21, pasaba información aliada a las fuerzas alemanas. Fue un mito viviente de vida trágica, que terminó en el paredón. La fusilaron en Vincennes, a los 41 años, vestida con un tapado largo y sombrero. Antes, cuentan, les sopló un beso a sus verdugos.

Natacha Jaitt no es Mata Hari. Más bien es su caricatura, una chusma de barrio caro con una lección mal aprendida. Dice que una “empresa” la contrató para seguir a supuestos pedófilos durante un año, las 24 horas, pero tenía todo anotado en machetes de secundaria. Si no fuese trágico, sería desopilante.

Carlos Pagni no perdió el tiempo, se mostró víctima de una operación de los servicios de inteligencia y denunció a la Jaitt por autoincriminarse. La citaron el martes, en tiempo récord, pero escapó de Comodoro Py como Gatúbela, por las paredes, y echó a su abogado. ¡Wow!

Fantino no nombra a la mujer que lo llamó pedófilo. Tal vez la desprecie, tal vez le tenga pánico. Sí criticó a Mirtha y a su nieto-productor, Nacho Viale, que admitió haberse “cegado por el rating”. Fue el acto más infantil de la semana, solo superado por el papelito que el ministro de Finanzas le envió a Cerruti, en el Congreso.

Fantino dice que él no es ningún bobo, que tiene amigos y sabe por dónde viene la cosa –conoce el ambiente, parece–, y que la China Suárez lo hizo cornudo a Viale, así que lo llamará el Venado. Mirá vos.

Gustavo Vera sí irá contra Jaitt y aclaró que la relación de Coppola y Stiuso es de vieja data. “Les arruiné muchos negocios de trata y prostíbulos, por eso me difaman”. Coppola también irá a tribunales. Serán multitud, con Mercedes Ninci, que ha roto todos los récords de amenazas de muerte en su celular.

¿La Superliga? Sigue larga, aburridísima y cara. Ni siquiera conmueve a los de Boca, que la ganarán. Setenta partidos y ninguna flor.

Ops. Perdón. Me acaba de llegar un papelito. No sé quién lo mandó, pero lo intuyo.

“No me pongas apodo como a Angel Easy, mis hijas tienen 11 y 13 años. No seas malo J”, dice.

Mmm… Lo voy a pensar, ministro Toto Kaput, capitán manga de la Champions, por cuyo pase debemos, al día de hoy, unos 350 mil millones en divisa fuerte. Qué jugador.