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Memorable brochette

Qué fácil es decir que David Nalbandian es el tenista más completo que dieron jamás estas tierras cuando uno viene de verlo superar con clase a Federer, regalar talento y sacrificio ante Ferrer y sacar a patadas en el trasero de su propia casa a Richard Gasquet.

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Qué fácil es decir que David Nalbandian es el tenista más completo que dieron jamás estas tierras cuando uno viene de verlo superar con clase a Federer, regalar talento y sacrificio ante Ferrer y sacar a patadas en el trasero de su propia casa a Richard Gasquet.
Por suerte, cualquiera de ustedes puede recurrir al archivo y rescatar este mismo concepto varias veces en ediciones anteriores de este mismo diario; aun en los muchos días en los que, durante este año, el cordobés estaba muy lejos de insinuar lo que acaba de concretar en la recta final de la temporada. Porque incluso cuando salió a la cancha en un estado poco acorde a la jerarquía de un número 3 del mundo, siempre estuvo claro que nadie más que él y Federer son capaces de hacer bien todo lo que se puede dentro de una cancha, independientemente de la superficie.
No creo que haya sólo una razón para encontrarnos hoy con un tenista tan imponente, cuando durante casi todo el año no jugó ni siquiera un partido en el nivel que exhibió en Madrid y París. Nalbandian suele hacer referencia a que terminó 2006 demasiado tarde por la final de la Copa Davis, que hubo lesiones que conspiraron para que encarara entero los Grand Slams y cosas por el estilo. También argumenta que las actividades extratenísticas, con el rally a la cabeza, son fundamentales para su vida profesional, y representan el cable a tierra que todos necesitamos para ser mejores en aquello a lo que estamos obligados. Cierto es que debe haber mucho de verdad en todo ello. Tanto como que, pese a que la final de la Davis le postergó el descanso, él prefirió jugar en diciembre varias exhibiciones en lugar de armar la pretemporada; o como que alguno de los problemas físicos que lo aquejaron pueden haber sido consecuencia de estar integralmente en mal estado físico.
Como sea, lo que nadie puede discutir es que el mundo del tenis vio con mucho más asombro que David perdiera con Kohlschreiber o con Kunitsyn a que cocinara una memorable brochette derrotando a Federer, Nadal, Djokovic y Berdych, en Madrid.
A propósito de Madrid y de Berdych, ese partido de ese torneo fue el momento del despegue. David venció al checo remontando un 6-4 y 4-0 ante un rival implacable. Ganó 4-6, 6-4 7-6. Era apenas la segunda rueda del torneo del renacimiento. De historias como éstas está repleta la vida de los grandes de este deporte. Y David es uno de ellos.
Más allá de que la base de esta resurrección está en el talento y la jerarquía que el cordobés trae de fábrica, hay factores que tampoco hay que ignorar. Uno es el de la presencia de Martín Jaite como entrenador. Conozco su forma de trabajar y apenas me enteré de su acuerdo con el cordobés, supuse que la cosa sería viable sólo si David dejaba en claro su compromiso con un esquema de trabajo serio en el cual no fuese sólo el jugador quien tomara las decisiones. No se olviden de lo difícil que debe ser exigirle un plan de trabajo a alguien que ganó un Masters sin entrenador. Sin embargo, con matices que desconozco, la sociedad viene funcionando a la perfección.
Supongo que habrán charlado un poco sobre los juegos de saque de Nalbandian. David tiene uno de los mejores juegos de devolución de saque del mundo. Sabe, entonces, que cuenta con un quiebre de saque ante el más pintado. El asunto era afianzar sus juegos de saque. Y en estas semanas, logró desde superar los 20 aces ante Ferrer hasta resolver infinidad de break points aprovechando un servicio que, en este tipo de canchas y con algo de velocidad y efecto, le garantiza puntos baratos. Insisto, es fácil hoy explicar por qué Nalbandian juega como el mejor del mundo….y supera dos veces seguidas a quien es, efectivamente, el mejor del planeta.
Pero, probablemente, nada influya más que el estado atlético. Desde este mismo espacio se hizo más de una vez referencia a la falta de intensidad de David. Es un jugador que desequilibra a partir de la precisión y la creatividad mucho más que desde la potencia o la velocidad. En consecuencia, para él, llegar una centésima tarde a la pelota es algo que rara vez puede compensar pegándole desbocadamente duro. Es evidente que Nalbandian está afinado como nunca. El partido del viernes con Ferrer fue la muestra más elocuente. Porque el español es uno de los mejores atletas del circuito, un real fondista del tenis a quien pocos pueden ganarle si te lleva el partido más allá de las dos horas y media. Nalbandian, para colmo, llegó a ese período después de que se le escapara el tie-break del segundo set. Hace un mes hubiera jugado lo que no tengo a manos de un 6-2 para Ferrer. Y creo que el viernes también lo hubiera hecho. El resultado fue al revés porque, entre otras cosas, el argentino liquidó físicamente a su tocayo y rival.
Hoy será un gran mediodía de tenis. Porque David intentará repetir ante Nadal el enorme triunfo de Madrid; y si llega a hacerlo, sólo será porque habrá puesto en la cancha el más completo repertorio del que nadie sería capaz en estos días. Y porque para Nalbandian, el solo hecho de jugar estos partidos, es parte de su esencia. Este año perdió ante varios del montón. Pero dejó en claro que jamás le quedarán grande los partidos especiales. Como dejando en claro que, aunque el ranking diga otra cosa, cuando juega contra Federer, Nadal o Djokovic, está enfrentando a gente de su mismo palo.
Hoy pudo ser un buen día para hablar de este fenómeno social que establece que la cocaína termina con la carrera de una tenista como Martina Hingis pero jamás con la de un periodista, un pintor, un arquitecto o un político. O del papelón que está consumando la ATP persiguiendo a Nikolay Davydenko como en tiempos de la Guerra Fría, sólo porque a las mismas casas de apuestas que se quedan con tu error de apostar no les gusta pagar por resultados sorpresivos. Por suerte, Nalbandian está de regreso y sólo nos dedicamos a hablar de tenis.