COLUMNISTAS
revisiones

Mentiras o posverdades

El servicio online de publicidad de Google excluirá los sitios que propagan noticias falsas.

0129_facebook-mark-zuckerberg_afp_g
Like. Mark Zuckerberg asume responsabilidades por contenidos falsos en Facebook. | afp

El servicio online de publicidad de Google excluirá los sitios que propagan noticias falsas. Mark Zuckerberg asume la responsabilidad de Facebook en la difusión de contenidos mentirosos y anuncia que su red social incorporará una herramienta para identificarlos. Dado el gusto por la falsedad de Donald Trump, como han demostrado los verificadores de datos, por ejemplo, de Politifact, y su empleo de Twitter como primer canal de comunicación, The Washington Post contextualizará y corregirá los tuits del presidente de Estados Unidos.

Posverdad es la palabra del año 2016 para el Diccionario Oxford. Este adjetivo califica situaciones en las que los hechos objetivos influyen menos que las emociones o las creencias personales en la conformación de la opinión pública. Los sentimientos condicionaron (...) que los datos los resultados del referéndum sobre la permanencia del Reino Unido en la UE y las elecciones presidenciales de Estados Unidos. Las campañas de ambas convocatorias estuvieron protagonizadas por falsedades o, en el mejor de los casos, un tratamiento igual de la mentira y la verdad. No sólo las redes sociales, sino también algunos medios convencionales, incluida la BBC, en lugar de verificar hechos y dar difusión sólo a datos ciertos, optaron por desempeñar un rol de árbitro, equilibrando la cobertura de informaciones y desinformaciones.

Las sociedades y la política posverdad son muy anteriores a la aparición de internet y su uso con fines políticos. La novedad este año es que las redes sociales demostraron una enorme capacidad para dar difusión a noticias falsas. (...)

Esto no les gusta a los autoritarios
El ejercicio del periodismo profesional y crítico es un pilar fundamental de la democracia. Por eso molesta a quienes creen ser los dueños de la verdad.
Hoy más que nunca Suscribite

Cuando el ciberespacio se convirtió en un entorno envolvente y comenzó a percibirse el impacto de las TICs en la elaboración de políticas, los modelos de administración pública, la representación política y la misma noción de ciudadanía, predominaban las posiciones favorables al impacto democratizador de internet. Como muestra del mejor ciberoptimismo, sirvan los argumentos de Shirky en su pieza clásica “The political power of social media”, publicada en Foreign Affairs en 2011. La red realza la transparencia como valor democrático, y parecía ampliar el espacio público con efectos positivos sobre la libertad y la igualdad. Podría permitir a cualquier ciudadano competir con los profesionales de la comunicación en la creación y diseminación de información política e, incluso, favorecer transiciones a la democracia.

Sin embargo, al menos hasta la fecha, parece que las previsiones no sólo ciberescépticas sino incluso ciberpesimistas eran más atinadas. La evidencia empírica indica que puede ser más fácil hablar en el ciberespacio que a través de los medios de comunicación convencionales; pero la clave es que ser escuchado sigue resultando igual o más complicado. (...)

En definitiva, se ha caído en la tecnoutopía de siempre. Internet y las redes sociales no nos convertirán en ciudadanos más participativos y amantes de la verdad. Pero, al menos, dos grandes riesgos de la política con TICs deben ser controlados. (...) Incorporar herramientas informáticas y personas para detectar y controlar desinformaciones en línea, como acaban de anunciar Facebook y Google, es una buena noticia. No obstante, lo principal es proteger el perfil del comunicador social, profesional llamado a verificar y contrastar hechos y opiniones así como a construir relatos. Si éste se debilita, resulta más complejo el seguimiento de la agenda pública y el control democrático de los representantes políticos. Finalmente, el principal riesgo del abuso de las redes sociales y, en general, de internet es el proceso de hiperindividualización por el que el usuario deja de percibirse como miembro de la comunidad para convertirse en punto de referencia casi único. (...) Si se quiere evitar que la ola de este cambio cultural se lleve por delante todo lo que no empieza por yo/mí/me/conmigo, el entorno más inmediato y los educadores de nativos digitales deben mantenerse prevenidos.


*Doctora en Ciencias Políticas y de la Administración. Columna publicada en agendapublica.es.