La Argentina está tercera en los Pandora Papers, un dato que podría cruzarse con otro muy sencillo: qué se exporta y cuánto es, pero a diferencia de otros países, aquí no se pesan exportaciones ni importaciones. Pedro Peretti, en encendida arenga en Página/12, afirma que cientos de camiones contrabandean grano hacia países limítrofe para luego reingresarlo y blanquearlo en puertos locales. Unos ingenieros revisaron una biblioteca de Alejandría con 8 millones de cartas de porte de 2020 y encontraron inconsistencias en el 40%. El tonelaje cargado en el campo difiere del que se declara como exportado. Una evasión al fisco por 2 mil millones de dólares.
Sin saber qué es una carta de porte, confieso que nos han gestado en el odio personal hacia la Aduana. Me acaban de editar en Madrid y he tenido que pedirles que por favor no me manden mis dos ejemplares: quedarán otra vez retenidos en la aduana y me obligarán a pagar impuestos por el regalo y un despachante. Lo mismo me pasa con dos camisetas y tres calzoncillos que compré a China, irresistibles porque tenían unos pandas. Ni la Aduana ni DHL contestan por qué me cobran despachantes por 300 gramos absolutamente lícitos y ya recargados de impuestos. Como aquí no se hacen ni mi libro ni las remeras con pandas, compro pagando al fabricante una mitad y otra mitad a la Aduana, para que con esa plata haga lo que sea justo. Al exportador sojero le es más fácil. El peso es lo que él declara y no lo que se mide. Peretti lo llama “el autoservicio del pesaje” y me parece un título genial para cualquier cosa, menos para la realidad.