COLUMNISTAS

Néstor y Jorge

Las comuniones de Néstor Kirchner y Jorge Bergoglio.
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En los años 90, Verbitsky compartía la misma asociación –Periodistas– con Morales Solá, Magdalena, Nelson Castro, Lanata y los responsables de las redacciones de Clarín, La Nación y Editorial Perfil. También en los 90, Horacio González escribía columnas en la revista Noticias. ¿Qué lograba que pudieran estar juntas personas que diez años después estarían en mundos incompatibles? Menem irritaba por igual a todas las formas de progresismo, tanto a quienes provenían del materialismo dialéctico (Verbitsky, González) como a quienes en Estados Unidos serían considerados como liberales de izquierda (Magdalena, Lanata).

La elección de Bergoglio como Papa puede estar volviendo a agrupar sectores antagónicos durante el kirchnerismo y afines en el menemismo. Por ejemplo, no sólo Horacio González despotricó contra el Papa, el liberal panoramista de la revista Noticias James Neilson (sucesor de Robert Cox como director del diario The Buenos Aires Herald durante la dictadura) ironizó sobre la “papamanía” en su columna de esta semana diciendo que “buena parte de la Argentina está celebrando la noticia por motivos que tienen más que ver con el orgullo nacional que con un muy poco probable renacer religioso. De repente, el país se llenó de papistas no sólo católicos, sino también protestantes, musulmanes, judíos, umbandistas, agnósticos y ateos. En los diarios más importantes, todos opositores, aparecieron de golpe centenares de artículos acerca de las cualidades excelsas de Bergoglio que, por razones misteriosas, no habían llamado la atención antes de su elevación al pontificado. Casi todos coincidieron en que el hombre es un santo, que en adelante nada sería igual”.

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Y más adelante vuelve a ironizar Neilson diciendo: “Tanta austeridad personal impresiona, claro está, pero sucede que sería desastroso para los pobres que el ejemplo brindado por Bergoglio hiciera escuela; las economías modernas dependen del consumo de bienes y servicios que a juicio de un asceta son superfluos y por lo tanto repudiables. El lujo será un pecado, pero si demasiados prestaran atención a las exhortaciones del papa Francisco, optando por anteponer a todo lo demás el futuro hipotético de su alma inmortal, el resultado inevitable sería una gran depresión mundial”.

Probablemente, Neilson tenga como héroes a Adam Smith, Galileo o Newton, mientras que Horacio González tenga a Nietzsche y Marx, pero sus críticas a la Iglesia tienen la misma raíz racionalista y antimetafísica. González recuerda que Sarmiento, héroe de los liberales nativos, ridiculizaba a los jesuitas. Lo hizo en una columna que publicó en Página/12, un texto posterior y más pensado que sus declaraciones en la asamblea de Carta Abierta el sábado anterior en la Biblioteca Nacional.

González escribió que “decir ‘el papa peronista’ es una figura alegórica de engañosos resultados en cuanto a esta polémica. Bergoglio, en realidad, viene a cerrar de un modo oscuro los grandes debates de los años 70, que implicaban distintas interpretaciones sociales, políticas y teológicas. Viene a cerrarlo con rostro conservador y astuto. (...) Lo cierto es que estaba aún en tensión en estos años de historia nacional la antigua querella entre los sacerdotes tercermundistas que hacían ‘la opción por los pobres’ y la idea de controlar la pobreza con el ingenio militante propio del jesuitismo conservador. Se habría impuesto al fin éste, con rara facilidad, aunque en el misterio, mayor que el de una misa, de la reciente votación vaticana”.

“No sabemos aún si quiere esclarecer el pasado o desea astutamente saldar el conflicto de las décadas pasadas en medio de vaporosas tinieblas, enfundando a las clases populares en un orden místico conservador populista, desviándolas de un destino latinoamericano más justo.”

O sea que, entre Néstor (Kirch-ner) y Jorge (Bergoglio), ganaría Jorge. Antes de este texto en Página/12, la oralidad con que se expresa en las asambleas de Carta Abierta le permitió ser más contundente. Allí, González dijo: “Los carteles del papa peronista me parecen un ataque profundo y torpe. Estos afiches son vergonzosos”. “El estilo de Bergoglio lo conocemos bien, son estilos demagógicos.” “No puede ser que compañeros nuestros entren en esa superchería.” “Me parece un retroceso político trascendente, inútil, criticable y riesgosísimo, lleva el mito de la nación católica al límite de la estupidez electoralista.” “Yo no me voy a dejar engañar por una persona, ¿cuántas han pasado por tu vida que eran flor de crápulas y hablaban lunfardo?” “Ratzinger es de derecha, pero es más interesante porque tenía una idea spinozista del mundo. Cristo era una estructura del mundo, era un tipo intelectual. Ratzinger era alemán y no iba a decir ‘la cosa así no va’”.

Y sí, la cosa así no va de la misma manera que iba en el kirchnerismo. Quizá, el Papa argentino pueda ser artífice del reagrupamiento de la alianza del peronismo ortodoxo y del conservadurismo popular con las clases más altas que tan bien amalgamó Menem, dado que los sindicatos y la Recoleta se alegran por igual frente a Francisco. El mejor ejemplo fue el exultante júbilo de Guillermo Moreno, que cuando se puso en duda su autoría sobre los afiches que celebraban “un papa peronista” llamó a un periodista de Editorial Perfil para decirle que oficialmente confirmaba que él había sido el autor de esos afiches y quería que se publicara.

Quizá anticipe un signo de época donde 2015 nos depare un presidente peronista clásico, o sea conservador popular, ya sea Scioli, De la Sota o Macri en su variante más excéntrica, y nuevamente una oposición que amalgame progresistas que vengan del no peronismo y de un peronismo disidente que hoy está en el oficialismo.