En junio tuve que ir a Madrid a dar charlas a una universidad. Todos me preguntaban por la crisis de Grecia. Mi primera respuesta fue: “Miren, muchachos, la verdad es que no tengo ni idea”. Pero como en España no había otro tema que ése, empecé a hablar con los profesores de la universidad y formé mi propia opinión sobre ese asunto.
Mi conclusión es que Grecia no tiene nada que ver con lo nuestro.
Son situaciones totalmente distintas. Argentina tiene una potencialidad que le permitió salir de la crisis en 2001 y le va a permitir nuevamente afrontar otras coyunturas, más allá de las macanas de los que nos gobiernan.
Con anterioridad, los griegos sobrevivían con el dracma, una moneda depreciada que convertía al país en un destino muy económico para el turismo. Todos iban a veranear ahí y había una industria muy importante. Pero ahora eso ha cambiado
porque Grecia está en el euro y esa industria entró en decadencia y produce muy poco. Pueden salir si reciben una ayuda extraordinaria, pero no tienen la posibilidad de seguir en la Zona Euro. Por lo tanto, es algo que no está vinculado con nuestra situación. Argentina tiene enormes dificultades en el gobierno, pero su potencialidad económica le permite salir de cualquier situación económica difícil.
Los griegos, en cambio, no tienen un ingreso de divisas que les dé superávit.
La verdad es que no sé cómo deberían votar hoy en el referéndum. Lo que me parece es que esta crisis no tiene salida dentro del euro.
Tendrá que acudir a otros mercados, a Rusia o tal vez a China. No le veo otra solución.
Volviendo a la Argentina, considero que es un cuento que Eduardo Duhalde sacó al país de la crisis de 2001. Es la única vez en la historia de la democracia argentina que hubo una coalición de gobierno entre justicialistas y radicales. Sin ese apoyo sólido de Raúl Alfonsín y de la UCR, del campo y de los sindicatos, no salíamos.
Las decisiones las tomábamos en conjunto. En la política moderna, estamos actualmente en la era del relato y se “macanea” mucho.
Por mi parte, tengo un rechazo visceral a la exaltación de la personalidad. Nunca permití que haya una foto o una imagen mía en la Casa de Gobierno. Por eso es que digo que sin el respaldo de Alfonsín, con quien gobernamos codo a codo, no hubiéramos salido de aquella crisis.
*Ex presidente (2002-2003).